En el tren de tus ojos
la noche se detuvo
Desde entonces
la lluvia no cesa
en los míos
Verso que nombras la noche
no te olvides
del poeta
que yace envuelto
en blancas sábanas
Ya no viviré más aquí
casa incierta
casa gris
todos mis sueños se han ido
con el canto de tu soledad
casa mía
casa de nadie pero a la vez de todos
Ya no viviré más aquí
pero en mi carne y en mis huesos
queda tu templo
Esta casa
de paredes grises
guarda en cada espacio
tu silencio
sabe de tus pasos
alargados al atardecer
de tu cuerpo
que se desdibuja
en cada espejo de la habitación
y de aquellos ojos
que la noche besó
un día de ausencia
Hoy no he leído
ningún verso de Vallejo
para sosegar mi espíritu
Ni he contemplado
el rostro hermoso de Ofelia
mirando el infinito
con desbordado amor
Tampoco he buscado solaz
en una nota trasnochada de Chopin
o en alguna sinfonía inconclusa
y desesperada de Beethoven
Hoy la poesía
hizo un lugar en mí
Hoy vi
a todos los muertos
de Comala
llorar por un tal Rulfo
mientras el llano ardía
Tus putas tristes
lloran en Macondo
ellas no saben
que eres un náufrago
buscando calmar
en brazos de Remedios
tus cien años de soledad
Soñamos alguna vez…
Soñamos alguna vez
y entre sueños los años nos pesan
un perro famélico
me recuerda el hambre golpeando
los días de este país azaroso
y el olor a durazno
se me escapa como espuma
bordeando los cuerpos adoquinados
Esta noche
nadie baila contigo
eres una extraña
en medio de tanta soledad
Ya no me asombra
el canto de la noche
he aprendido
a escuchar su voz
en medio de la tempestad
Me asombran tus ojos
en su incesante galopar
Me sorprendió en primer momento leer el nombre de José Ochoa, pensé que a lo mejor era otro, pero cuando adelante un poco más, ví el título del libro; me dije es mi gran amigo José de Yaracuy pero que vive aquí en Mérida, «Una casa llena de siglos» es un gran poemario. Abrazos
Sí, es ese José Ochoa; aunque también hay otro compañero de Maracay con el mismo nombre. Saludos, Otoniel.