Sergio Quitral
Lo que fue y lo que será
Aunque cierre las puertas de noche
entrará el infinito
los planetas cayendo del polvo de las cortinas
y la explosión de la noche en suspenso
entre las sillas
aunque cierre las puertas
es inútil cerrar las puertas
pasará siempre la luna acariciando
los zapatos de los vivos
entonces veo las tazas de mi madre
reunidas en un mueble, brillando igual que sus dientes
y espero de pie en la oscuridad
igual que sus abrigos aún la esperan en el ropero
y en el lavaplatos, una larga nariz de aluminio
huele la mentira de la vida
pues solo de noche la verdad se revela
mostrando lo que fue y lo que será
y en el eco apagado de los astros
el resplandor inquietante de sus ojos
alcanza la vitrina con tazas y platos
que una vez, fueron polvo
depositado junto a un río
La dueña del alquiler
La dueña del alquiler escucha
cuando cierro una puerta
oye mis sillas en su techo
moviéndose para extraños espantos
Así mi pasión está muerta
y mi baile de amor es tan silencioso
como mis pensamientos
Aquí, donde cada puerta tiene un dueño
ella es la araña del orden y el sigilo
y cuando siente mis clavos
entrar en su muro
veo su piel caer suavemente
como el polvo
que vuelve a poner en sus mejillas
De pronto
escucho arrastrase al viento
El amor
es un viento frío detrás de la casa
junto a sus perros
que aúllan de noche
El lugar de un hombre
No lo busques,
no hay lugar para él en este reino,
donde ha sido desterrado
del cielo y de la tierra
No hay heredad, mujer ni paraíso
No hay lugar,
salvo estrellas distantes
Nunca amó demasiado,
decidió encerrarse,
vivir, tras su fina pared
El lugar de un hombre
no son pueblos ni ciudades
No lo busques,
no hay para él árboles ni horizontes
El lugar de un hombre
está en su propia carne
y en una tierra más lejana
que otro cuerpo
El lugar de un hombre
puede estar
en ninguna parte
y sin embargo,
ser para ese hombre
el único lugar
Lo sublime y lo ordinario
El viento,
un ventilador que gira y gira
El fuego,
prisionero de la cocina
El agua,
un río silencioso
en las tuberías del baño
La piedra,
callada sostiene la casa
Donde mire, los misterios
del mundo se han extinto
Donde mire, nuevos dueños
del cielo y de la tierra
Solo la muerte brilla salvaje
solo la muerte, brillando en las nieblas
de la oscura inmensidad
Ante ella nada nos sostiene
ante ella, el amor
es solo, un anillo sin valor
en mi dedo
Los visitantes
Tengo miedo a los visitas
y a los extraños
que ocupan mi casa
y los echo rápidamente
sobreviene entonces
mi propia compañía
y cortinas de dolor
que han estado amarradas
caen
oscureciendo mi casa
y una tierra vacía y estéril
cubre mi cama
después de echar llave
a una puerta
Siempre que alguien se va
Siempre que alguien se va, hay otro que regresa
y está inmóvil mientras la noche gira con sus estrellas
Siempre que alguien se va, hay otro está quieto,
detenido, con el mar a las espaldas
alguien sale a buscar pero
otro regresa a encontrar lo perdido
y donde quedó el cariño habrá luego un túnel
donde hubo un cuerpo, habrá luego un viento
con ramas golpeando las ventanas
Alguien se va como los muertos
pero siempre hay otro que regresa, como los vivos
y escucha el rumor de la luna y sueña,
mientras cruza sobre él la lengua infinita de los astros
Y donde hubo amor, hay una puerta
y el largo silencio de los muebles
pues siempre que alguien se va
hay otro que regresa
a contemplar el paso de los días
y donde hubo amor ,habrá luego un vacío
y los días pasando como una caricia