literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de José Luis Méndez

Soy

Soy lo que soy desde que era
arcilla sin armar
un hueso sin roer
y sangre embotellada
Caliza puesta al sol
un nervio sin pinchar
vela rota echada al amar
y gotas de sudor encadenadas
Soy lo que soy desde que fui
un pésimo soldado en la batalla
un crujido corpóreo de bisagras
una flecha disparada contra el viento
y un dolor interminable en las entrañas.

***

Labranza

Solo desde el sur, el norte me confunde,
te sigo en la hondonada de hierba y de betún
mi brújula es un mar de hierro que se funde
en una nube blanca revestida de azul

Palpo sin respirar el aire de la bruma
tu lomo es una curva ceñida sobre el mar
posando sin sentirlo el roce de una pluma
inútil sacrificio me ofrendo ante tu altar

sensación prestada de otros mejores días
atravieso tu jungla desde mi despertar
siembro el tallo profundo en tu huerta vacía

no te busco por fuera, te consigo por dentro
en aquellas palabras que nunca fueron mías
tú me abres el surco que yo sigo al andar.

***

A Rubén Darío

Veo en tu rostro dos lánguidas ojeras
las sombras indelebles del pálido carmín
tus labios descarnados como dos azucenas
y unos ojos de niña que no tienen confín

busco la huella de tu rubor de antes
del blanco en tus mejillas al rojo carmesí
del cambio en tu mirada al trémulo delirio
y aquel leve suspiro cuando te conocí

recorro tu silueta y evitas la mirada
tu pudor se acentúa al mirarte a la cara
que tapas con la brisa de tu risa infantil

tus mejillas son rosas con dos gotas de agua
que lloran el misterio de una pena lejana
que guardas con tristeza y que nunca tiene fin.

***

Peregrino

Vengo del ocaso de todos los ocasos
sin que se acabe el día
sin terminar tu abrazo
Donde tan solo la oscuridad nos lleva
Sin ojos que miren u ojos que nos vean
sin astros taciturnos que guíen los planetas
Donde el mundo es un duende
que habitan anacoretas
una raya trazada en medio del camino
y del pájaro nocturno solo queda una huella
Vengo del ocaso de la luz y del tiempo
de los acantilados siderales
y del polvo de las estrellas
quebrantando el silencio de los dioses dormidos
Vengo del viaje invisible a través de los sueños,
donde el espacio se extingue en un punto vacío
la distancia es enorme,
con solo tu recuerdo, la soledad y el frío.

***

Este ruido de hoy

Este ruido de hoy me duele más que ayer
y más que el de mañana,
apenas cierro la puerta.
La calle es una herida, metiéndose en la piel,
Me guio por las hormigas que mueven las constelaciones
aunque cerró el bar de la esquina,
la iglesia y el taller
Este ruido sordo, incierto, sin hacer,
me duele,
no importan los calmantes
destello de las luces y las vallas alertando
que ya abrió el campanario,
la guerra con metralla
tu instinto de mujer
La esquina es una fiesta callada
con nervios de alabastro y taladros danzando
Este ruido de ahora y de mañana,
me duele como antes
y menos que hace un rato,
me duele como siempre
me duele como ayer.

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