literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de José Miguel Navas

Esteban corre
I
Elegimos un lugar para huir
para enfrentarnos a nosotros mismos

II
subimos las escaleras del hotel
avergonzados
detrás el mundo y su juicio
delante la verdad
sobre los pecados de la ciudad

III
nos vencemos
estamos arruinados
somos la minoría en una historia
pasamos ocultos por el mundo
quedamos suspendidos en los bares del centro
nosotros el germen que nos tienta
esta vastedad
una isla contenida
tierra enferma
probamos la orilla
y acabamos en ella.

***

Soy la boca de un río
oscuro
me abro al amanecer
turbio despierta el hombre
que me acompaña
respiro desde su pecho
él me bebe toda la calma
atrás quedó
el deseo clausurado.

***

Quiero ser agua
derramarme
ser el desastre que corte toda contención
en un piso mojado
ser mar
y correrme adentro.

***

Hago el ejercicio del amor
meto mis dedos en ti
cambias de jornada
para que tu plaza sea mi cuerpo
yo amo al enemigo que entra en mí
me haces aire.

***

Torso fragmentado

I

No llegaban los nietos
pero sí las lluvias de abril
el anhelo no era mío sino de los míos
mi herencia fallaría
y mi padre lo supo
el día que mi odio se volvió hombre
faltaban los años
y me sentía muerto
la gente me hablaba de esposas
de mujeres que jamás besé
me encerraba

Temía que la pregunta se hiciera desdicha
un día pregunté a los amigos de mi padre
si mis hijos podrían ser libros
a los poetas les gusta a veces ser celebrados por los mortales
porque fuera de uno
la injusticia del habla
me deja mudo
y mi verdad
sólo sale a medio labio

II

Me he vuelto inmune
a los deseos de mi Padre
a la ética de los vecinos
que mi verdad sea mi mentira
que me tomen por trepador
que el amor sea una fábula,
mi cuerpo es la desdicha de las mujeres
los hijos que tuve
serán el polvo de los estantes
mar que habito sin conocer su fin

III

La noche ya no es el lugar del silencio sino de todos los ruidos
en ella soy todos los hombres
aparecen dibujados en mi pared los gritos de mi Padre
mi esperanza es la taza de té
mis pies me atan
permanezco perenne a la terquedad
es un falso sol el que me alumbra
aparecen los signos de la paradoja
es el día el silencio más contundente de mi vida
la gente es silencio, me calmo
el ruido está lleno de silencio
le temo al aire, pero más le temo a quien lo respira
llega la noche y con ella el ruido
los hombres aparecen con espadas
hechas de recuerdos
de culpas
parecen muchos padres
intento huir pero intuyo salidas en falso
esta vez la salida no es la puerta de la casa sino uno mismo

IV

Mi sangre es la quimera de los pájaros
los ángeles son hombres que habitan mi noche
ellos molestan mi ser
la mujer que soy
son tus hombres
esos malditos sabios
Que son todos los cuerpos

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