Por: José Ygnacio Ochoa
El poemario de María Antonia Flores Canto de cacería (1995) —Premio I Bienal de Literatura Municipal «Augusto Padrón», 1994— está estructurado en tres momentos. Como el título lo indica son 29 cantos que se leen desde el propio comienzo con palabras plenas:
no podría hablar un fiero cazador de la carne debilitada por
el frío de una palabra, por la dureza que nunca se le abrirá
ni le mostrará su terrible núcleo ígneo.
María Antonia Flores demarca, en este primer poema, una historia íntima. Un poema agrupado en cuatro estrofas y en cada una comienza con la expresión no podría…seguido de cuatro verbos diferentes: «hablar», «detener», «acomodar» y «extender», (en ese mismo orden). Es una conversación entre la voz de la poeta y los posibles lectores. La cadencia y musicalidad se dan desde un principio e igualmente el sentimiento se dibuja en las palabras: ígneo, grito, pieles una atmósfera que atrapa al lector. Con todo y que están separados los versos en los tres momentos, como ya lo indicamos, comportan una lectura que se sostiene a lo largo de todo el poemario. Se evidencia una conciencia al incorporar la menor cantidad de signos de puntuación, además de no usar los puntos, en ese caso, el poema adquiere mayor vigor al ser leído. Esto reafirma que la disposición de los poemas sugiere una experiencia que está cercana a explorar el sentir. Cada lector ubicará el ritmo deseado. La intención es el de explotar las emociones. Debe tenerse conocimiento del lenguaje para luego sí establecer el juego con la palabra, como por ejemplo:
Cazador
cada mañana sigues tus rutinas y recoges tus aperos
cada instante
cazador
lo sabes
no hay esclavitud más terrible que la que te impone el
amoroso deseo que te inquieta
No hay mayor goce que el vencimiento de la sangre
que los cuerpos que levantan tus anhelos
tus necesarios e insatisfechos rigores que van nervioseando
las horas y te hacen desesperación
Cazador
cómo se quiebra tu mundo
cómo se te escapa la presa y te acecha
y ese ritual de buscar las huellas
Lo transcribimos completo y tal cual su disposición en la página para que visualicemos la cadencia al ser leído el poema. Unido al juego de las palabras despierta en el lector un significado que lo invita a seguir con la lectura para descubrirse en el canto. Es una confrontación amorosa. La voz de la poeta va llevando al lector a un territorio cargado de energía.
Observemos el uso del artífico de la repetición justo en comienzo de cada verso de las sílabas: ca en cuatro oportunidades y de manera seguida, luego, lo-no y en el antepenúltimo y penúltimo verso: có, entonces tenemos: (ca-lo-no-có) que dan cuenta de una sonoridad densa. Sin ánimos de seguir en este conteo, lo que nos ocupa fundamentalmente es la derivación de unos efectos que se registran y quedan en la memoria del lector de manera inconsciente pero que producen un acoplamiento sin que el lector se percate en una primera impresión. Lo que resulta de todo esto y que consideramos lo más importante es el acercamiento de lector por vía del poema desde el sonido. La dicción del poema se contempla en un forcejeo de los cuerpos, la mirada y la sangre:
con toda la furia espero arrebatarte tus artes de cazador
toda la historia de los caídos
toda la sangre que habita tus ojos
La voz no le teme al cazador, lo confronta y le increpa, aun así lo quiere cerca. Lo necesita a su lado. Se repite el recurso literario —anáfora—, su incorporación surte efecto en la configuración de los poemas. En este poema, aunque parezca contradictorio, la utilización de los términos: sangre, furia y caídos. Nos remite a un sentimiento de conciliación, sólo un poema logra este efecto. De hecho el vocablo «sangre» está dispuesta en once ocasiones y su variante «sangra» en una oportunidad, situación que no imposibilita el acercamiento hacia lo amoroso, insistimos este detalle por cuanto es un elemento clave y va en correspondencia con el título del poemario, al punto que el cazador es desafiado:
si pretendes cazarme en rápida maniobra
si buscas mi rápida caída
si piensas que ya estoy en tus trampas
sólo te queda actuar
sólo arrojarte
Se remplaza el concepto acostumbrado que tenemos del cazador como un elemento de fortaleza. Acá sucede todo lo contrario. El cazador, en el desarrollo del poemario, se le atribuye una dirección opuesta, incluso, nos atreveríamos a afirmar que la voz se convierte en la cazadora del cazador, valga el juego de palabras. Este escenario poético propuesto por María Antonieta Flores redimensiona a la palabra como el recurso por excelencia para alinear su universo poético. Canto de Cacería son poemas para ser leídos en voz alta.