Celebramos la sombra
consagrados a las tinieblas
aprendimos la esencia de las cosas
el resplandor que cabalga en el vértice
nos hace retroceder
anclados en la noche
el ecuador del silencio nos recompensa
clavamos en el cielo de la caverna
ángeles en descomposición
y nos alimentamos con la leche
de los astros.
***
ACANTILADO
Cada acantilado es como un verso
escrito en la pupila del suicida.
El golpeteo de las olas es música lacrada
en la secreta claridad del aire.
De barro y sol se hace esa argamasa
salvaje que da forma de árbol.
Extiende sus ramas
como manos tendidas
Ven. Acércate.
Eres un pájaro
y tu plumaje florecerá
en el instante
del salto.
***
DESAPARICIONES
Con los años nos vamos haciendo
invisibles. La primera señal
tiene lugar cuando nuestro perfil
desaparece. Luego van borrándose
los contornos a medida que el viento
ondula sobre nuestras pieles resecas.
Nuestras voces van quedándose huecas.
Van desapareciendo poco a poco
los versos, las palabras, las sílabas
hasta quedarnos en la fragilidad
de las vocales últimas.
Cuando empezamos a darnos cuenta
nadie nos reconoce ya
en el aire afrutado y transparente.
***
EL ENEMIGO
El enemigo observa cada uno de tus pasos.
Toma nota de cada palabra que pronuncias.
Te sigue a todas partes.
Haz tu vida en silencio.
No te quejes nunca a nadie. No reveles
tus temores ni tus sueños.
Prefiere la sequedad a la elocuencia.
No digas de qué pie cojeas ni confieses
secreto alguno que pueda ser utilizado
en tu contra. Desteje las redes ocultas
de cada uno de tus pasos.
Aplaca cada dolor a su debido tiempo.
No hagas pública mudanza.
Si puedes, permanece días enteros
en la inmovilidad, pues cada movimiento
podrá ser tomado como maniobra.
No dejes al azar la dicha de estar solo.
Jamás pongas en blanco y negro
tus deseos más íntimos ni hagas hablar
a tus personajes más de lo que saben.
Si escribes en este país ten la seguridad
de que algún día cercano serás llevado a juicio
y serás condenado de antemano.
De lo que se trata es de no dar satisfacción
a tus torturadores.
***
MUDANZAS
Salimos con premura. Dejamos abiertas
las puertas. El viento se cuela todavía
por las ventanas de la memoria.
Lo dejamos todo. Prendieron fuego
a nuestras casas. Con los libros
hicieron una hoguera aparte.
¡Exprópiese! ¡Exprópiese! era la orden
convenida para arrasarlo todo.
Eso ya no es un país. Es el pañuelo
de las despedidas que se agita en el aire
sin tregua ni reposo.
Ninguna dulzura falta, sin embargo
en esta manera nuestra de decir que no.
El país sigue estando en nosotros
como un goce oculto.
Vive en la memoria de todo lo que fuimos.
***
PAÍS DE CENIZA
Vive dulcemente en mí
Es llaga en la mirada
y aroma entre los tilos
Alza su copa de mansedumbre
de desaliento de flaqueza
Se acusa de ser manso
entre las grietas que lo resquebrajan
Nadie sabe si aún sigue en pie
No hay goces
ni resplandores que reconcilien
Es difícil pronunciar su nombre
resbalan los sonidos como si se borrasen
Va quedando sin nada
la casa de la infancia
el vuelo de los más finos colibríes
las reuniones familiares
la miel inocente
Mi país es una mitad
No tiene otra fortuna
que el desamparo
tallado
en sus ojos.
***
VUELO
Escribes en el aire como un pájaro.
Planeas sobre las corrientes cálidas
que te llevarán lejos
de las ramas en las que te posas.
Pasas el día olfateando el viento.
Hay aromas propicios para cada vuelo,
según la jerarquía de plumajes.
Para encontrar el momento
de emprender el viaje
es necesario abandonarlo todo.
Olvidar el nombre de los árboles
que te dieron cobijo y sirvieron
para los primeros aleteos de práctica.
El nido hace tiempo que lo ocupan
otros. Ahora, estás al acecho.
Llevas tiempo sin comer para aligerar tu peso.
Estás a la espera de una corriente
que convenga para decir adiós.