literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de Daniel Arella

Jun 2, 2025

EL HUÉSPED

Por mucho tiempo
traté de hallar la razón de mi brutal vigilia
pero lo sé ahora:
alguien que aún no conozco duerme por mí

***

Los peces nacieron
luz en mis ojos fueron
Luz Luz Luz
Cuando en el mar me daba
Fueron diamantes
Milagros desnudos
Esperanzas permitidas
Cuando en el mar me daba
Solar de Ángeles
Los peces cantaban
El mar en las piernas me nacía
Y un árbol rosado en mis sexos florecía
Cuando todo ardía
Nunca fui más noble en mi vida
El mar era una luz que no nunca terminaba
No terminaba nunca
Esa Cruz
Sino en el espacio donde todo amanecía
Los peces crecían con mi amor
Por segunda vez el mar fue el cielo
Las piedras le dolieron a la tarde
La mañana sería eterna
Porque sería solo
Hasta amanecer mi madre sobre las piedras
Siempre estoy solo
Porque estoy completo
Mi maldición eterna
Mi pudor

***

ROSTRO DE NADIE

Escribir poemas es dar la cara
pero un poema no es todavía un rostro
Y si es verdad que al loco lo traiciona el rostro
al poema lo traiciona la cara
y al loco lo traiciona el poema
y el poema los traiciona a todos
El poema es cara o cara, no hay azar, eso es todo
Cada arruga de ese rostro es un verso de ese poema
Cada cicatriz de ese rostro en un verso de ese poema
Cada marca de dolor de ese rostro es un verso de ese poema
Cada cortada de ese rostro es un verso de este poema
La nada no es la resignación perfecta
La nada es la perfecta responsabilidad
Nada de blanca ceniza
nube de amor sin soledad
perdida en la miel
es luz anterior a la luz
no es ausencia
una colmena de relámpagos
un cielo hecho de tierra
es el espíritu que se hizo cuerpo y memoria para esperarte

***

LA BELLEZA AFILADA EN LA GARGANTA DE LA PUERTA

No olvido tu rostro, nunca
Mi persona se santifica, creo en el negro de tus manos, siempre
Yo vine oscuro a que me vieras, a ver si no fui yo el que mató al hombre
Mi miedo es la medida de las cosas
Yo sufrimiento no, acaba, la palabra no puede ser sangre
Yo necesito acabar esto
Necesito que este grito acabe
No sé acabar; las estrellas me dicen que no
Que si es posible
Les creo
Los árboles me dicen que les crea, que las estrellas son mi madre
La locura es tener muchas madres
La locura es la belleza afilada en la garganta de la puerta
“Mide” –“Tú no sabes medir”
La oscuridad puede ser un cerebro
Un cerebro de balas incorpóreas, de rosarios de bala
Mi pensamiento tiene la forma de una bala en tu cerebro
Yo nací atravesando tu cuerpo al cruzar la calle
Yo te miraba desde el ojo rojo del semáforo pensar en tu hermano
Te vi pasar desde el gato solitario por la avenida Montparnasse pensando en
tu hermano
Yo soy tu hermano
Yo soy la calle mojada que pisas
Me enamoré una vez y era agua y no quisieron recibirme en un cántaro
En un ánfora, o en una bolsa como un pececito naranja
Me dejaron caer al suelo
Soy un charco que refleja los árboles de la calle
Soy un charco
Soy un charco como un muerto en la calle

***

LA CURA

Vaticiné las lágrimas cocidas
a la piel del espacio que se vuelve tiempo
para que el beso entre sin dolor
en el vientre del río

Masturbé la máscara con ojos primeros
con anteriores ojos al primer hombre muerto antes del alba
esa máscara de Dios que me pongo
cuando quiero llorar sin que me veas

Doté de aspas la cabeza enferma
para ahuyentar a los pájaros carniceros
de aquella edad inocente armada de silencio

Y así te despiertas
Y yo te doblo la cura
para que mueras entera
en el sitio que te abrí cuando vivía.

***

CRISTOS DE DIAMANTE

y por un río nuevo,
sin mirarlo,
con pueblos de sonido
y longitud de Arcángel.

EUNICE ODIO

En la tarde se incendia el río
hasta los aleros de las casas,
la tristeza enamora el viento hacia la noche,
en la cima palmeras lunáticas
estrellan su pecho en éxtasis contra la tormenta
Cristos de Diamante, me digo,
cuando veo el cielo abierto
como la panza de una vaca degollada
atravesando el puente del Alba
con el rostro hechizado y lleno de presagios.
Alcé los ojos más allá del río
y las estrellas me invitaban a su pueblo
donde cabía mi angustia antigua de reclamar
el reino traslúcido del sonido.
Bajé la mirada hacia mi paso
y vi toda la carne:
la invadía una luz de río vertical
En mi frente la estrella rodaba siendo niña por primera vez
El cielo desapareció para verme
El río es el sol
Estoy solo
La tarde
no cabe
en mí.

***

PLEGARIA DEL GUERRERO YOGUI

a Edilio Moreno

Montaña,
entrégame
tu paciencia de ceniza
como un sable

para arder como fuego alto
detrás
en lo invisible

el cielo de tus manos limpias

de donde sólo bebe
el agua
la desaparición celeste
de estar solo
frente
a la nada simple

Montaña, entrégame
tu paciencia de ceniza
como un sable

sólo eso basta

en la cima sabré arder
junto al espíritu.

***

BAUTISMO

a Violeta

Escribo derretido por las geometrías de la Diosa
Floto en florescencia dentro del placer celestial
Llego a la belleza que desvanece poros en cristales
Me interno en los serenos bosques violetas
Cierro los ojos con desmesurado ardor
El Fuego que es uno tatúa el círculo del cielo en mi frente:
Veo los sonidos enhebrados por la esfera única
Devoto soy en cada pétalo armónica presencia real
El Sol despierta su ojo oculto negro de llama púrpura
Nos dejamos quemar por el corazón de la Diosa
en la luz telar de los rombos que es mi alma.

***

DAKINI

a Auxiliadora

La estrella que rugía
su nombre innegable

René Char

La subyugación de lo tenebroso
lo oculto gestando la violencia
en la fundición del terror
cuando la dakini aparece con sus calaveras
fortuna de la fuente humilde, cristalina, furiosa
para decapitar con su oráculo
en la corona de los pigmentos resucitados
cuando al amanecer se incendia el mar
espuma fosforescente de la orilla rumorosa,
si el agua anduviera sobre la piel hasta el cielo
perdida lluvia santa de gente contra barricadas
o dientes, palabras, ventanas para contar las ruinas
las monedas desde el balcón donde caía desapareciendo
infinitamente
hasta flotar
entre las cuerdas de su siglo
en el instrumento amaestrado
por las sienes de luces
afiladas,
perfectas para herir la caída
abrir un agujero en el sótano de la cabeza
donde el mantra espera oscuro animal que hiberna
llano, superficie pétrea
indefinible capacidad para verter,
solo puedo ajustar el abismo a los corales,
elegir la justicia
en la tensión del otro
cuando acontece lo que jamás
con la máscara hundida donde empieza a nacer
la poderosa presencia que lo bautiza
con los pétalos por labrarle una boca
que no sea sino de ella,
que insiste en atravesar con su ojo para curar las llagas,
cubrirme con la muerte cromática
y la cúpula de su sexo templado
impoluto
desnudando lo indestructible
destroza tritura cuece
metamorfosis del silencio de las palabras que no alcanzan
a perforar la tierra negra que devora el nombre
y se convierten en ríos verticales del devenir
ascendiendo hacia el pecho del arcángel
preludio de la tormenta
Vacuidad que solo vino para arder:
constelación del incendio
Océano inmutable
despertar cada estrella en la sangre
Galaxia fundida cáliz de oro cráneo derretido de los volcanes
caída
innata
en
Los Ojos
enardecieron a la hierba
escarabajos solares salieron de adentro
y apagaron la lluvia mineral

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