Arte poética
No sé bien si trata de un capricho
o de otra forma musical. Su ausencia
es un estilo fugado de mi sueño
que espera una luz de esa mirada.
Se trata también d este desnudo
corazón, consciente en su desvelo.
¿Qué busca aquel que en el desvelo
mueve su mano a ritmo de capricho,
preguntándole a algún desnudo
astro, si en las noches de ausencia
otras manos convocan la mirada
que todavía se escapa de sueño?
Porque también se trata de un sueño
persistente y febril en su desvelo,
que persigue con fervor una mirada,
una mirada que brote del capricho
(o del deseo de conjurar la ausencia)
y cante sola desde el papel desnudo.
A ratos interrogo en el desnudo
folio donde respiro, callo y sueño.
Y como un vago signo de ausencia
que se cubre, aflora en el desvelo,
bajo las alas del frágil capricho,
el lejano fulgor de su mirada.
Pero es un espejismo la mirada
en el espejo letal de tu desnudo
oficio, una nota más de ese capricho
que engaña de nuevo con el sueño.
No es posible salir de ese desvelo
de arideces rituales y de ausencia.
La poesía adviene como ausencia
y a pocos prodiga su mirada.
Un lezamiano súbito en desvelo
a veces esplende en el desnudo
horizonte del despierto sueño
y luce, al fin, saciado mi capricho.
Mas, su capricho es ser la ausencia
y se borra el sueño y la mirada
y me vuelvo desnudo a mi desvelo.
***
Sextina de la Diosa Ambarina
Me dicen que ha vuelto la diosa
ambarina, con toda su belleza
irresistible. Emergió de un sueño
de Westphalen, amigo de la noche,
orfebre minucioso de la imagen.
Ha vuelto la diosa. Todos lo saben.
Pero no todos que ahora dicen
que por estos parajes la diosa
ha vuelto con su misma imagen
encendida, conocen la belleza
terrible que deslumbra en la noche
y domina, incandescente, el sueño.
No a todos perturba el sueño
esta presencia. Bien lo dicen
los bellos versos de Westphalen: noche
tras noche, arremete la diosa
insomne, envuelta en su belleza
total, dentro del reino de la imagen.
Y lo devasta. Y se vuelve imagen
pura que solo la gracia y el sueño
del poeta y sus ganas de belleza
saben pertinaz y oscura. Dicen
que hubo un tiempo en que la diosa
nos perseguía, insaciable, por la noche,
por todos los rincones de la noche.
Sensual, en su pasión de imagen
irredenta, un rumor dejó la diosa,
en un fugaz paseo por mi sueño.
Un rumor de mujer, de los que dicen
atrapar la ebriedad de la belleza.
En ese tiempo supe que la belleza
visita un solo instante de la noche..
También supe que las musas dicen
solo lo que llega a ser imagen
fiel de ellas, una especie de sueño
que nos lleva en vigilia tras la diosa.
Que la diosa ha vuelto, ya lo dicen,
el sueño y la ambarina imagen
que esta noche me dictan su belleza.
***
Mnemósine
La memoria y el azar poseen hilos secretos que se cruzan en su lugar predilecto: el
laberinto.
La memoria tiene pasadizos ocultos, pero no se pierde. Tú te pierdes en ella. Perder la
memoria, en realidad, es perderse en la memoria. Es perder su hilo.
La memoria también es un bosque. Sus árboles, a veces, no te dejan verla. Procura
siempre alcanzar un claro en su interior y trata de leer desde allí a María Zambrano,
como quien celebra un ritual arcaico.
La memoria tiene vida propia. Tú no la tienes. Ella te tiene a ti.
La memoria tiene más futuro que pasado, aunque contenga todos los pasados.
La memoria puede ser silenciosa e invisible, pero está ahí, más viva que nunca,
acechándote.
Cuando la memoria habla, tú callas. Cuando la memoria calla, tú ni hablas ni escribes.
Te dejas llevar por su rumor.
La memoria no escribe hoy porque lo escribió todo mañana.
La memoria atesora personajes que parecen perdidos para siempre. Un día, que puede
ser hoy, uno de esos personajes aparece y te dice lo que nunca se atrevió a decirte hace
décadas. Son las viejas celadas de Mnemósine, madre de todas las musas.
La memoria se detiene algunas veces y rememora. Después vuelve con más bríos y te
inunda.
La memoria es una mañana en el mar porque dos amantes escuchan el aria de las
Bachianas brasileiras Nro. 5 de Villalobos.
La memoria es un territorio infinito, un légamo que no termina.
Pero la memoria suele dislocar su brújula y se va al pasado, por irse al futuro.
Se equivocó la memoria. Se equivocaba.
***
Rothko
Han salido del convento.
Él la toma de la mano y miran el cielo de Florencia.
Por la dulzura de su Anunciación
y por el espacio armonioso de sus frescos,
invocan, agradecidos,
el nombre de Fra Angelico.
Hace poco, en Roma, supieron
que ella dará a luz el próximo diciembre.
Un dulce asombro los conmueve.
***
Cetrería
Amaba la alquimia y los poemas
Era letrado triste y ardoroso
Le compuso a Constanza algunos versos
que llegaron a sonar purísimos
en la noche siciliana
Pero su fuerte eran el trono y la caza
Disponía de halconeros y de pajes
con esa rara complacencia
que suelen tener los sabios cuando aman
Nada le hicieron a su alma dos excomuniones
anodinas y torpes como todas
Era primo de Tomás de Aquino
Era poderoso pero también poeta
rareza que la Historia y Platón
no comprendieron nunca
menos la vida turbia
de los pobres ejércitos del Papa
Se llamaba bellamente Federico II de Suabia
***
Dos pavesianas y un gato
I
Porque la siento en el aire,
lo que me gusta de Roma
es su manera de perder el tiempo.
Si bebo una copa,
no es como en Turín.
Allá bebo de rabia…
En cambio, en Roma,
siento que el vino
entra y me recrea por dentro.
Y sueño que el mundo es un camino infinito,
como Roma.
II
No sé si vengo de la colina o del valle,
de los bosques o de una casa con balcones.
Este pueblo, donde no he nacido,
durante mucho tiempo fue para mí el universo.
En él se cultiva la uva que se vende en Canelli.
También, se recogen las trufas
y se llevan a Alba.
Tengo para mí que las colinitas de Canelli
son la puerta del mundo.
***
El paisaje soy yo
El paisaje invisible.
El hombre ante el paisaje invisible es el paisaje.
Ante el paisaje total,
el hombre siempre se hace invisible.
***
Neblina
Todas las mañanas, la neblina. Adentro, desorientados y felices, los recuerdos. Que no se disipe aún. Lo pide el alma.