literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de Elisio Jiménez Sierra

Dic 4, 2024

Así anduve por Grecia, sin agenda

Así anduve por Grecia, sin agenda
sin bastón sin reloj sin nada mío.
Entre el otoño anduve y el estío,
buscando al joven Eros sin la venda.

Cuando advine a la Esparta de leyenda,
vi de pronto brillar su egregio río
bajo un puente precario de la senda,
cuna de los Dioscuros. Y el erío

De Esparta y de su escuálido paisaje
retrajeron mi mente al suelo mío;
pero Leda no estaba en el paraje.

No estaba el cisne, pero sí la recia
figura del pastor junto al cabrío,
y el Eurotas-Tocuyo, oh Lara, oh Grecia.

***

Patmos. Una visión que rompe el hilo

Patmos. Una visión que rompe el hilo
de la vida monótona y escueta:
Juan visionario con perfil de asceta,
al que los roquedales dan asilo.

La frente inmensa como la de Esquilo
todos los soles del exilio reta;
y el mar cual un espejo de berilo
borda la imagen con espuma quieta.

Y como la del griego, aquella frente
donde la gran Revelación destella
y el futuro al pretérito conjuga,

Confundirla pudiera de repente
el águila marina, y contra ella
lanzar desde lo alto una tortuga.

***

Invitación al viaje
(A una amiga arqueóloga)

Yo con la pluma y tú con la piqueta
haremos la sagrada travesía.
Tú excavarás, yo escribiré, y un día
hallaremos la luz del Musageta.

Así por siempre quedará sujeta
al canon de esa luz mi poesía,
y los dos filos de tu gris piqueta
se volverán cinceles de armonía.

Vamos, amiga. Nos aguarda el cinto
fragante de las Cícladas. Cerinto,
Salamina, Sición, Calcis, Micenas.

Y cuando nos cansemos de Afrodita,
iremos a rezar a una iglesita
escondida entre pinos, en Atenas.

***

Hacia Corinto
Voy a Corinto. Y que la luz me sea
propicia desde el alba hasta el ocaso,
ya duerma dentro, ya pernocte al raso,
ya sueñe con Creonte o con Medea.

Voy a Corinto por seguir el paso
de los recuerdos, en la luz febea.
Voy a buscar la fuente de Pegaso,
voy a cavar la sinagoga hebrea.

Acaso nada encuentre ya, ni el puerto
donde un día Jasón fue hallado muerto
debajo de su prora aventurera;

Ni los héroes de Píndaro, ni el canto
de las Sirenas en el Istmo santo.
Ni la mención de Sóstenes siquiera.

***

Casa en Corinto
Vivir en una casa, allá en Corinto,
así, de patio con losanjes viejos,
donde mútilos yacen, o sin plinto,
los dioses que llegaron de muy lejos.

Llevar recado de escribir al cinto,
para cifrar los últimos bosquejos
de los cacharros y de los trebejos,
disepultos de añoso laberinto.

Soñar que todo vuelve y resucita:
los cánticos del templo de Afrodita,
la estela de Jasón, que el viento abroga.

Y que la voz de Saulo, voz serena,
junto a la toga de Agalión resuena
en el tumulto de la sinagoga.

***

Buscador de ilusiones
Sigo buscando allá en Corinto, nada.
Busco la soledad, busco el olivo,
la rama con el búho pensativo,
la luna sobre el mármol derramada.

César aquí, sobre el altar votivo,
restituyó a la diosa destronada.
Aquí San Pablo predicó al Dios vivo,
y bajó a meditar en esta rada.

Todo me dice: «Vuélvete, es muy tarde,
en el lar de los dioses ya no arde
la mirra ni resuenan las plegarias.

«Mira el Acrocorinto, mira el duelo
de las ciegas estatuas, y en el cielo
cómo Venus se extingue, solitaria».

***

Dimensión de la rosa
Encarna la flotante vestidura
de la más encendida nebulosa:
antes de revestir signo de rosa
fue velo de galaxias en la altura.

Todo en idealidad se transfigura
donde su ausente corazón reposa,
y no tiene la noche misteriosa
blancura similar a su blancura.

Alada, sensitiva, luminosa:
si el viento le despierta, mariposa;
cuando la luna la extasía, broche.

Y si su hermana cósmica la estrella
no plateara la sombra, sería ella
la criatura perfecta de la noche.

***

Déjame algún recuerdo: un libro roto

Déjame algún recuerdo: un libro roto
por los vientos del mar… donde tu fina
mano haya escrito en lengua neolatina
una fecha en el puerto más remoto.

Déjame algún recuerdo, peregrina
de ojos mediterráneos: esa extraña
que tal vez robase en la cabaña
de una ladera alpina;

ese pañuelo de gentil encaje
que has agitado desde las bahías,
y donde duermen las melancolías
que abruman el adiós de todo viaje…

Ya tu nave se borra en la distancia…
y sólo queda de mi anhelo vano
por un recuerdo tuyo, esta fragancia
que en la mía dejó tu leve mano.

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