austera
como un templo románico
aislada tras gruesas paredes
la escritura
no evoca dioses de inverosímiles hazañas
tampoco a ese dios poco benévolo
lo mismo que un caracol hunde
su blando cuerpo en la concha
cuando presiente la amenaza
***
los sueños
esas sombras
en donde el día se reclina
y reposa de su inútil ajetreo
el día abandona
la insondable morada
de los náufragos del sueño
sólo confía
en la arrogancia de la luz
***
los sueños no tienen final
dejan suspendido
su trazo inacabado
una línea por escribir
***
Las palabras
regresan
allí donde
sólo hay agua
y pantano
En este viraje
todavía pretenden asirse de mis huesos
Nada pueden nombrar
Desconocen su propio significado
También yo
comienzo a sentir
los tibios contornos de esta morada
Afuera
sobre la superficie
toda identidad queda abolida
Es cosa de otros
***
Escribe
aunque las palabras se deshagan
en un papel
quizá ya viejo y mohoso
que el tiempo malogra
Escribe
porque es tu único sueño
donde también asoma el olvido
y puedes despertar a tiempo
antes de que te sorprenda
esa pesadilla alojada
en tus noches
***
Soy esto
que impertinente
observa, se entromete
y me escolta
Esto que fisga y me sabotea
Esto que desvirtúa lo que digo y lo enrarece
Pura permanencia abúlica
Enorme ojo encadilado por la luz
***
Es la hora del crepúsculo
dato ingenuo que se ofrece a mis sentidos
Hay agua retenida en un pozo cercano,
ilusión cercenada
reflejando aquella tarde
en la que también vimos caer el sol
Pero era otro el horizonte:
Todavía existía la esperanza
***
amarte cuando
mi cuerpo se extingue
paradoja despiadada
mueca inclemente
en las fauces de una existencia
incapaz de concederme el indulto