literatura venezolana

de hoy y de siempre

Microcidades (selección)

Ene 8, 2025

José Gregorio Bello Porras

EL PRINCIPIO

Antes de iniciar cualquier obra, hacía un plan tan extenso y completo que no necesitaba desarrollar nada.

OJOS DEL CORAZÓN

Vio a su victimario con los ojos del corazón: dos heridas limpias, simétricas y almendradas hechas por el puñal agresor.

EN DEFENSA DE LA PROPIEDAD

Defendió hasta el último metro el terreno de su pertenencia. En él, bastante plegado, lo enterraron.

ODIO MORTAL

Era tal el odio hacia su enemigo que planificó la venganza perfecta: su suicidio. Así culparían del crimen a su adversario y lo condenarían a muerte.

EN EL OLVIDO

Vive en el lugar perfecto para componer canciones de despecho. Vive en el olvido. Allí no es molestado por nadie, ni siquiera por él mismo. Y no sufre, en absoluto, por el hecho de que sus obras sean desconocidas. O porque se haya despreocupado de escribirlas.

VISIÓN DEL DELIRIUM

La memoria de los elefantes blancos es nula. Está en blanco. Se termina no sabiendo quién los construye dejándolos así. Paralizados del pánico en una cristalería, ante la visión de un queso de porcelana donde se esconde un roedor. Tal vez así se extinguieron. Pero ellos no lo recuerdan. Y se vuelven conceptuales proyectos que aterrorizan a los embebidos en recuerdos.

PABELLÓN DE LA OREJA

El pabellón de la Oreja es tan prestigioso como el de una feria mundial. En él se reúnen celebérrimos delincuentes con algunos otros en proceso de formación, todos algo deformes por los chuzazos de la vida. Se recobran, se reconstruyen con gruesos puntos de panadero. Las reformas son externas, de algunos miembros amputados. Nadie cree en su recuperación. En camas clínicas duermen su ocio, hablando la jerga de los márgenes ahora precisados con rejas y alguna que otra baranda de plátanos fritos y carne propia mechada con filos improvisados por el óxido, a falta de otros componentes alimenticios del clásico plato nacional, en jirones, izado a media asta en memoria de los occisos por el hambre.

LA PERFECCIÓN DEL DESORDEN

Era demasiado desordenado. Por eso tenía que organizar todo todos los días, a cada instante, cada vez de una manera distinta. Nunca sabía donde estaban las cosas porque las había cambiado de sitio hacía pocos segundos. Y lo que más cambiaba de lugar era su propia memoria.

GRAN CORAZÓN

Su pequeña estatura no le impedía una extraordinaria grandeza de corazón. De eso murió. Cardiomegalia, la llamó el patólogo.

CRÍPTICO

Su vida le parecía de tal complicación que, para entenderla, tuvo que escribirla. En clave, para conservar su privacidad. Sin embargo, pronto perdió los significados de sus notaciones secretas en un maremagno de conexiones. Y hubo de acudir a los críticos para encontrarle sentido a su existencia.

REENCUENTROS

En sueños se reencuentra con seres perdidos en la distancia de la muerte. Lejos de ser feliz allí, vuelve presuroso a la vigilia, esperando que continúen difuntos, para no volver a vivir la experiencia de sus agonías.

ARQUEÓLOGO

Dio por entero su vida a la arqueología. Pero sintió que algo le faltaba. Siglos después, cuando se redescubra la tumba que encontró, su misión se habrá completado. Entonces dejará de yacer en su hallazgo.

RETORNO DEL SABIO

El sabio desciende de la montaña cansado de su soledad y mortificado por la duda. Hace demasiado tiempo que los discípulos no acuden a pedir sus consejos. Piensa que ha extraviado la sabiduría. Tal vez en la vanidad de creerse maestro. O quizás, se dice, nunca poseyó conocimiento alguno. Para averiguarlo busca a un antiguo seguidor. Se da cuenta, entonces, que la ausencia de aprendices se debe a que estos se han convertido en maestros de sí mismos, tal como él se los había sugerido. Y vuelve satisfecho a la montaña a escuchar sus propias enseñanzas. En silencio esta vez.

FALSO ALQUIMISTA

Se llamaba a sí mismo alquimista. Decía haber encontrado el secreto para cambiar el plomo en oro. Mas su método resultaba despiadado, cínico y cruel en extremo, aunque él lo calificaba de justo: sólo si el agraviado poseía riquezas, se las trocaba por el plomo de sus balas.

AUDACIA

Su singular audacia lo condujo a tomar el cielo por asalto. Pero, sin juicio, le fue aplicada la ley de la gravedad.

COMPAÑÍA INDESEABLE

Descubrió que la soledad es una forma de encontrarse consigo mismo. Pero no se soportaba.

DE LA BREVEDAD DE LA ESCRITURA

El escritor, antes de comenzar su trabajo, se propuso demostrar que una obra meritoria no debía, necesariamente, ser extensa. Desde entonces escribió infinitas páginas, eso sí, todas bastante breves.

SIEMBRA IDEAS

Inédito pero con vocación de pensador universal, quiere que sus reflexiones se esparzan por el mundo. Lo logra brevemente. Un soplo de brisa en su balcón le ayuda. Y sus palabras escritas en cientos de páginas se las lleva el viento.

SANTO EXTREMO

Era un santo tan afecto a los rigores de la penitencia que encontraba el cielo demasiado cómodo. Y no entró allí.

MODALES DEL OPTIMISTA

El optimista demuestra su temple frente a la muerte. La invita a pasar como a un huésped especial. La atiende. Pero también le abre la puerta y la despide, llegado el momento, porque cree que su visita no es definitiva.

DULCE BALUARTE DE LA FE

Lo llevan en procesión como a todo santo. Es un misterio cómo lo introducirán en el hormiguero.

VIVA FUENTE DE LA JUVENTUD

Era una Viva fuente de la juventud. Sobre todo para los más viejos. Su eficaz tratamiento les quitaba años, muchísimos años, de encima. Y los hacía permanecer así por décadas. Inalterables. Los familiares ensalzaban siempre su labor. Desde la entrega misma del refaccionado cadáver embalsamado.

MENTE ABIERTA

La apertura de su mente era tal que por ella pasaban las más diversas ideas, sin que ninguna se aposentara ni tuviera el más mínimo resguardo. Con el tiempo el lugar quedó vacío.

LA MUJER DE SUS SUEÑOS

Encontró a la mujer de sus sueños poco después de entrar al mundo onírico. Ella trató de despertarlo pero él se resistió tercamente, permaneciendo dormido hasta mucho después que ella se alejó de su vida.

MÁXIMA TRAICIÓN

Acostumbrado a las intrigas y traiciones, no se dio cuenta cuando se delató a sí mismo.

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