César Sierra
PERSONAJES
Dora De Martinez
Victor Martinez
Virginia Martinez
Hector Cordova
Vinicio Martinez
(todos en los 40)
EL LUGAR
Un apartamento clase media, en una urbanización caraqueña.
ACTO PRIMERO
Dora y Víctor están sentados en un sofá. Ambos parecen incómodos, en actitud de espera. Larga pausa. Ni siquiera se miran. Dora busca que decir, pero su búsqueda es inútil. Se lleva las manos al vientre.
DORA (emocionada)
Cariño…
VICTOR
¿Qué?
DORA
Se movió.
VICTOR (sin interés)
Es lo normal. Se mueven.
DORA
Pero es emocionante. Uy, ¡Está tan inquieto!. ¿Crees que quiera algo?
VICTOR
¿Qué?
DORA
No sé… cualquier cosa. A lo mejor quiere salir.
VICTOR
¿Aquí? Imposible. No creo que nadie quiera salir aquí.
DORA (mira un momento a su esposo. Pausa)
No tenías que venir. No estás obligado.
VICTOR
Lo sé. Vine porque me dió la gana.
DORA
¿Y entonces por qué estás de mal humor?
VICTOR
No estoy de mal humor.
DORA
Si estás. Te conozco… De muy mal humor. No debiste venir. No es tu obligación.
VICTOR
¡Es mi padre!
DORA
Es tu padre… pero no tu obligación.
VICTOR
Tenía que venir, Dora. Y ya cállate ¿quieres? ¡Claro que estoy de mal humor!… pero no estaba de mal humor cuando llegué. Tu me pones de mal humor.
DORA
No es verdad. Desde ésta mañana estás molesto… desde hace mas… desde hace una semana… desde que comenzó el mes y te diste cuenta que se acercaba el día… cada vez estabas mas molesto. Primero dejaste de comer, luego empezaste a comer como un salvaje, y por último la agarraste con los niños. ¿Qué culpa tienen los niños?
VICTOR (impaciente)
Yo no la «agarré» con los niños.
DORA
¡Si lo hiciste!. Regañaste a Trini sin ninguna razón.
VICTOR
Rompió el florero que nos regaló tu mamá.
DORA
Tu siempre odiaste ése florero. Siempre. Sobre todo porque nos lo regaló mi mamá. ¡Y la forma cómo le pegaste a Rudi!
VICTOR
¿Que tiene de particular la «forma» como le pegué? ¡Siempre le pego de la misma forma!
DORA
Has estado bruto, gruñón, malhumorado… llegas del trabajo y te acuestas a dormir. ¡Sin mas ni mas! (a punto de llorar) ¡Ni siquiera me tomas en cuenta!
VICTOR
¡Dora! ¿Que pretendes? ¡Tienes ocho meses de embarazo!
DORA
No es por eso… no es la barriga. No es por culpa de mi barriga.
VICTOR (furioso)
¿No vas a callarte?. Ya te dije que no es eso. Y tenía que venir. Es mi padre. Tu podías quedarte en la casa. Así no tendrías que soportar mi mal humor, ya que tanto te molesta.
DORA: A mi no me molesta… no me importa que estés de mal humor.
VICTOR
¡Si te importa!… todo el día me lo reclamas: Cariño, estás molesto… cariñito, estás de mal humor… cariño, estás insoportable. ¡Claro que estoy insoportable! ¡Cualquiera estaría insoportable con una mujer que se lo repite todo el día. ¡Y no me vuelvas a decir que estoy de mal humor, porque me pones de pésimo humor!
DORA
Pero Vitico… yo sólo quería ayudar. No te pongas así.
VICTOR (FURIOSO)
Me pongo como me da la gana ¡Y es mejor que te calles de una buena vez!
Dora se queda callada un largo rato. Está a punto de estallar en llanto. Después de una larga pausa, habla muy bajo, conteniendo las lágrimas.
DORA (bajito)
Es por ésta reunión…
VICTOR (estalla furioso)
¡Eres tú y tu maldita barriga! ¡Es esa costumbre de repetir las cosas todo el día! ¡Son tus insoportables hijos! ¡Es mi maldito trabajo! ¡Es ésta maldita vida!… y también es por ésta reunión. ¿Estás contenta ahora?
DORA
Cariño… creo que estás de muy mal humor.
Victor está a punto de reventar. Se contiene y comienza a pasear por la habitación. Mira su reloj varias veces. Dora lo sigue de un lado a otro con la mirada. Silencio.
DORA
No te impacientes, cariño. Ya van a llegar. La enfermera dijo que no tardarían… y debe ser verdad. Si no, no se hubiera marchado.
VICTOR
Nos mintió, para que nos quedáramos y poderse ir.
DORA
No tenía que mentir. De todas maneras nos íbamos a quedar.
VICTOR
Ella no lo sabía. Por eso mintió.
DORA
Te empeñas en pensar cosas feas de los demás. Parecía una buena mujer.
VICTOR
No existen buenas mujeres. Mintió. Se lo vi en los ojos, Tenía ojos de mentirosa.
Dora mira a Víctor extrañada. Tras una breve pausa pregunta:
DORA (con una idea brillante)
¿Y si nos vamos?
Victor la mira un instante. Luego pone a funcionar el equipo de sonido. Suena un viejo disco de boleros. Dora continua entusiasmada con su idea.
DORA
Ellos no saben que estamos aquí… ninguno te ha visto. Sólo la enfermera, que no sabe quiénes somos, porque no es la misma del año pasado. Podríamos irnos y pensarían que nunca vinimos, que faltaste a la reunión.
Víctor la mira de nuevo, continua su paseo, con la caratula del disco en la mano.
DORA
Ellos se extrañarían muchísimo. Comentarían. Dirían: ¡que ingrato es Víctor, que no vino a la reunión!… no podrían creerlo. Tal vez morirían. Se lanzarían por la ventana. Pero nunca se atreverían a llamarte. Tu habrías faltado a la reunión, y ellos esperarían tu llamada de disculpa. Y esa llamada nunca llegaría… y a lo mejor… el año que viene…
VICTOR (interrumpiéndola)
No es posible, Dora. No podemos irnos.
DORA
Si podemos. Lo que pasa es que tienes miedo. Hasta ésta mañana pensabas que serías capaz de no venir… lo sé… no soy idiota. Antes de venir, creías que tendrías el valor para faltar, pero ahora que has venido, no puedes ni concebir que hubieras podido dejar de venir… sé que es así… no me lo niegues.
VICTOR (con mirada compasiva)
Ni siquiera voy a intentar negártelo.
DORA
Porque sabes que es verdad.
VICTOR
¡Seguro! Es tan estúpido, que hasta es posible que sea verdad.
DORA
¡Lo es! No lo aceptas porque estás de mal humor.
VICTOR
Dora, querida… si en algún momento estuve de buen humor… tu lo arruinaste definitivamente.
DORA
No. No es por mí… es por ésta maldita reunión.
Entra Virginia, cargada de paquetes. Los presentes se acercan. La recién llegada parece muy contenta. Coloca las bolsas en la mesa, y se acerca a saludarlos.
VIRGINIA
Cuando oí la música supe que eras tu. ¡Mi querido Víctor! ¡Siempre con un despecho!
VICTOR
¿Yo? Ese disco es tuyo.
VIRGINIA
Lo saqué porque sabía que vendrías. ¿Cómo no ibas a venir?
DORA
No podríamos faltar.
VIRGINIA
¡Dora!… pero ¿No habías dado a luz ya?… si recuerdo que hasta fuímos al bautizo.
DORA
Fué al bautizo de Neni. A éste no lo hemos bautizado todavía… bueno, como no ha nacido.
VICTOR
Está bromeando, cariño.
VIRGINIA
Si, claro, estoy bromeando… llegaron mas temprano de lo que esperaba… supongo que estaban impacientes.
DORA
Ay, si, muy impacientes.
Virginia va a la mesa, y comienza a vaciar las bolsas, y arreglar lo que compró.
VIRGINIA
No he terminado de preparar la cena, y Héctor tardará en llegar. Tenían reunión de directiva.
VICTOR
¿Directiva? ¿Ya no está en eso de la cultura?
VIRGINIA
Si, ahí está. Pero en «eso» de la cultura, también hay directiva.
DORA (como completando la frase)
Y él pertenece a la directiva… ya lo sabíamos, cariño… nos lo contaron el año pasado… no hablaron de otra cosa durante toda la noche… ¿Quieres que te ayude, Virginia?
VIRGINIA
¿Así? ¿Puedes moverte?
DORA
Claro. Ya estoy acostumbrada.
VIRGINIA
Me imagino… toma, lleva estas bolsas a la cocina… y trae un poco de hielo… si puedes.
DORA
Si, claro que puedo.
Dora toma las bolsas y sale hacia la cocina. Virginia la mira salir, y luego mira a su hermano.
VIRGINIA (Por Dora)
No es una esposa. ¡Es una probeta!
VICTOR (Revisando las botellas)
¡Ginebra! ¡Bajamos otro escalón!
VIRGINIA (Le quita la botella de la mano)
Muy bien… trae tu entonces la bebida.
VICTOR
Pensé traer algo… pero, ya sabes… en la casa somos tantos.
VIRGINIA
¡Y cómo sigan así!. ¿Cuántos son ya? ¿Ocho?
VICTOR
Sólo seis.
VIRGINIA
¿»Sólo» seis?… por favor… ¡es un ejército!
VICTOR
Dora no cree en eso de los métodos anticonceptivos… fué formada en una familia muy católica.
VIRGINIA (con mala intención)
¡Muy católicos… pero poco ortodoxos!
VICTOR
¿Qué quieres decir?
VIRGINIA
Bueno… San José era católico… y tuvo un solo hijo.
VICTOR
¡Que graciosa!… además, San José era judío.
VIRGINIA
¿San José? ¿De verdad? ¿Un santo judío? ¡A dónde hemos llegado!… Pero es que seis, en ésta época, es casi un pecado mortal… y todos con nombres de perro (Entra Dora con el hielo). Rudi… Trini… Bobi… Neni… Cali… ¿No encontraron nombres normales?… podían haber consultado el almanaque, a la manera tradicional.
DORA (Sentida, a Virginia)
Tu sabes que no se llaman así… Rudi se llama Rodolfo Ernesto… Trini se llama María de la Trinidad… Bobi se llama Roberto Alfonso… Neni se llama…
VICTOR (coloca otra bolsa en manos de Dora, y le quita el hielo)
Lleva ésta también a la cocina, anda, mi hermana y yo tenemos que hablar.
Dora los mira a los dos, hace un débil gesto de protesta y sale hacia la cocina.
VIRGINIA (fingiendo curiosidad)
¡Y al final no nos enteramos cómo se llamaba Neni!
VICTOR
¡Ya, Virginia!… no éste año… vamos a tratar que todo salga bien.
VIRGINIA
¡Bien!… ¡Claro!… para tí es muy fácil de decir.
VICTOR
Sabes que no me siento cómodo con todo ésto.
VIRGINIA
Entonces demuéstralo… llévatelo de aquí, Víctor.
VICTOR
Yo no sería capaz de separarlo de tí. Siempre te prefirió… eres su única hija.
VIRGINIA
Víctor, no empieces… todos los años es lo mismo… y ya estoy cansada. Yo estoy cansada, y Héctor está cansado… pero éste año las cosas van a cambiar.
DORA (entrando a escena)
Ya lo acomodé todo lo mejor que pude… pero no puedo recordar si la mermelada se guarda en la nevera… nosotros nunca compramos mermelada…es malo para las lombrices.
VIRGINIA
¡No me digas!… ¡Pobrecitas las lombrices!
DORA (confundida)
¿La pongo en la nevera?
VIRGINIA
No hace falta, Dora, yo terminaré de arreglarlo todo.
Virginia se dirige a la cocina. Desde la puerta voltea y los mira a los dos.
VIRGINIA
Quedan en su casa… y no te olvides, hermanito, que la cosa va a ser contundente
Virginia sale. Dora mira a Víctor extrañada.
DORA
¿De qué habla?
VICTOR
Me parece que, éste año, será peor que los anteriores.
DORA
No es posible que sea peor que el año pasado. Yo no me puedo imaginar nada peor.
VICTOR
Ya podrás.
Víctor se acerca a la mesa, y se sirve, abriendo una de las botellas que acaba de traer Virginia. Dora se acerca a él, escandalizada.
DORA
¡Víctor!… no debes beber… no te han invitado… además, es muy temprano. No es bueno beber temprano… no es bueno a ninguna hora… pero temprano es peor…
VICTOR
¿Por qué?
DORA
Bueno, porque… porque si empieza a beber mas temprano, se bebe mas… y eso no es bueno, uno se emborracha y todo eso… por eso no debes hacerlo. Tu lo sabes.
VICTOR
Si, lo sé… me lo dices todo el tiempo.
DORA
Pero no me haces caso.
VICTOR
No. No te hago caso (se bebe el vaso de un trago) ¿Viste? No te hago caso.
Víctor, a pesar del gesto reprobatorio de Dora, va a servirse de nuevo.
DORA
Te va a hacer mal… yo lo sé… te va a hacer mal.
Héctor entra a la casa, con un elegante portafolio, mira a su cuñado beber.
HECTOR (con sorna)
¡Salud!
VICTOR
¡Caramba! ¡Llegó el dueño de la casa! ¿Tan rápido terminó la importante reunión de directiva?
HECTOR
No terminó. Yo me vine a casa, porque sabía que mi honorable familia política estaría acá
Hector se acerca a la mesa, y toma una botella. Mira a Víctor.
HECTOR
¿Puedo?
VICTOR
Claro, estás en tu casa.
HECTOR (sirviéndose)
¡Mi casa!… eso quisiera que fuese: mi casa.
DORA
¿Es alquilada?
HECTOR (casi con lástima)
No, querida Dora. No es alquilada.
DORA
¿Entonces es propia?
HECTOR
Lo será… pronto.
DORA
No entiendo… si no es alquilada, tiene que ser propia, no hay mas opción. No es una casa prestada. Yo no soy tonta para creerme eso.
HECTOR
Sé que no sos tonta… ninguna mujer tonta podría criar cinco hijos.
DORA
Seis… son seis… y con Leo serán siete.
HECTOR
¿Leo?
DORA (sobándose la barriga)
Si es hembra se llamará Leonor Mercedes… y si es varón Leonardo Arturo… y sea lo que sea le diremos Leo, así podemos hablar de él sin saber lo que será. ¿No es genial?
HECTOR
¡Brillante! ¡Es brillante!… bueno ¡brindemos por Leo!
DORA
No. Yo no bebo. Es que estoy embarazada… beber puede causar problemas… lo dice en todos los libros. No se debe ni fumar, ni beber, ni consumir drogas durante el embarazo.
HECTOR
¿Y entonces? ¿Toda la droga que compra Víctor es para él solito?
DORA (escandalizada)
Víctor no compra drogas… eso no es verdad…
VICTOR
Es un chiste, querida.
HECTOR
Si, claro, es un chiste. Este ni compra drogas, ni compra nada.
DORA
Yo no le veo la gracia. Es de mal gusto. No le veo el chiste por ningún lado.
VICTOR
Es humor sureño… ellos son así.
DORA
Será. Porque yo no lo entiendo. Y no le veo el chiste. El embarazo es una cosa seria… y las drogas también. Hay gente que se muere por causa de las drogas… y no se hace chiste con cosas de las que se muere la gente… no es cómico… de verdad que no lo es.
HECTOR
Está bien… está bien… Prometo seriamente no volver a bromear sobre el asunto.
DORA
Eso me alegra… usted es muy agradable, cuando no se pone desagradable.
HECTOR
Gracias.
Entra Virginia desde la cocina, se ha puesto un delantal. Se sorprende al ver a su marido.
VIRGINIA
Ah, ya estás aquí. No te sentí llegar.
HECTOR
Charlaba con mis hermanos políticos. Bromeábamos. ¿Y vos? ¿Que hacías?
VIRGINIA
Arreglaba todo para la cena.
HECTOR (con falsa cortesía, a sus cuñados)
¿Nos harán el honor de cenar con nosotros?
DORA (sin entender)
Pero… vinimos a cenar… a eso vinimos… ¿no es así?
VICTOR
Es otro chiste, cariño.
DORA (desesperada)
¡Nunca entiendo sus chistes!… no sé cuando habla en chiste y cuando habla en serio.
VICTOR
Es fácil: nunca habla en serio.
VIRGINIA (a Héctor)
¿Y cómo estuvo tu reunión?
HECTOR
¡Lo de siempre!… discusiones, peleas… ¡esos dichosos subsidios culturales son la muerte de éste país! Todos piden dinero para hacer «cultura»… ¡y lo que hacen es mierda!
DORA (escandalizada)
¡Que palabra tan fea! ¿Qué tiene que ver la… eso… con la cultura?
HECTOR
¿Con la cultura de aquí? ¡Todo!
Hector se acerca a las bebidas, y se sirve de nuevo. Virginia trata de ser atenta.
VIRGINIA
¡Bueno!… veo que ya se han servido.
VICTOR
¿Quieres uno?
VIRGINIA
Ahora no… tengo que vigilar el arroz.
DORA
Déjalo tranquilo… no es bueno revolverlo… Se seca. Tápalo y olvídate de él por quince minutos… yo sé lo que te digo.
VIRGINIA (sonriendo, forzada)
Prefiero vigilarlo… así tengo algo que hacer fuera de aquí.
Virginia sale hacia la cocina. Dora le sigue dando instrucciones.
DORA
¡Pero no lo revuelvas! (Luego a los presentes, explicativa) Se pasma… si una lo revuelve, se pasma.
HECTOR (mirando a Dora)
Y… a veces se pasma sin que lo revuelvan.
Dora no entiende nada. Héctor sonríe, y se acerca al equipo de música. Habla a sus cuñados, de nuevo como pidiendo permiso.
HECTOR
¿Les molesta si pongo un poco de música?
DORA
No, claro que no.
Héctor coloca un CD de tangos. Sonríe, dejándose llevar por la música.
HECTOR
¡Ah! Es de las pocas cosas que aún me relajan. ¡La buena música!
VICTOR
Si. Es realmente relajante.
Héctor se sienta, revuelve su trago. Dora y Víctor también se sientan. Tenso silencio. Dora mira a su cuñado y sonríe con exagerada simpatía. Héctor responde a su gesto.
HECTOR (por hablar de algo)
¿Y cómo están los pibes?
VICTOR (cortando en seco)
Como siempre.
DORA (que acaban de tocar su tema favorito)
Neni tuvo la lechina.
HECTOR (que no le interesa para nada)
¿De veras? ¡La pobre Neni!
DORA
Hubo que alejarla de los menores… porque Rudi y Trini ya la tuvieron… Bobi tuvo la rubeola, pero no la lechina… ¿o fué Cali?… no,no… Cali tuvo las paperas… me confundo un poco… (felíz) Pero ya todos están bien… ¿Y tu hijo?
HECTOR (incómodo)
Y… ¡bien!… supongo.
DORA
¡Debe estar inmenso!… Hace tiempo que no lo vemos.
HECTOR (que no quiere hablar del tema)
Si… ha crecido.
DORA
Tiene que crecer… ¡usted es muy alto!
Héctor mira a su cuñado molesto, revuelve los hielos con mas fuerza. Víctor, hace señas a Dora para que no siga con el tema, pero ella continúa, sonriente.
DORA
Es encantador… tan formal y educado… ¡en esas escuelas los enseñan bien!
HECTOR (cortando el tema)
¡Bueno! ¡Creo que ya estamos todos!
DORA
No. Falta Vinicio. Vinicio vendrá.
HECTOR
Seguro. Sabiendo que hay comida no faltará… debería ir a ayudar a Virginia.
DORA
Muchas manos en el caldo, lo ponen morado… y el arroz, hay que dejarlo tranquilo.
HECTOR
Si… ya lo dijiste… ¡Se pasma!
Dora asiente. Suena el timbre.
HECTOR
¡Ahí está! ¡Siempre llega de último!… no sé cómo se las arregla… espera que estemos todos para llegar. (Suena de nuevo el timbre) A veces pienso que espía… que llega muy temprano y se esconde en alguna parte, hasta vernos entrar a todos.
DORA
Ay, yo no creo eso. (Suena otra vez el timbre) ¿No van a abrir?
HECTOR
¡Que espere!
DORA
¿Y si piensa que no hay nadie y se va?
HECTOR
Sabe que estamos aquí… y además ¿dónde va a irse?
DORA
¡Yo que sé! ¡A cualquier parte! (Suena de nuevo el timbre) Deberían abrirle.
Virginia entra desde la cocina, secándose las manos en el delantal.
VIRGINIA
¡Es Vinicio!
HECTOR
Ya lo sabemos… pero no queríamos quitarte el privilegio de abrirle la puerta.
VIRGINIA (molesta, va a la puerta)
Gracias.
Virginia abre. Vinicio entra de largo sin saludar. Trae una caja de torta y un paquete.
VINICIO
Estaba a punto de creer que les habían cortado la luz por falta de pago… pero me dije: Vinicio ¿cómo no van a pagar la luz, si tienen tanto dinero?… además, sabiendo otras cosas sería un crimen… (Entrega la torta a Virginia) Traje la torta, y las velitas. (Vacía el paquete, está lleno de artículos de piñata) También traje globitos y serpentinas… hay que hacer ambiente. Ambiente de fiesta ¡Alegria! ¡Alegría!… ¡Cómo están las cosas en éste país! ¡cuatro mil bolos me cobró el negro del taxi para traerme hasta aquí!… y no es que yo tenga nada en contra de los negros, pero es que era negro el muy ladrón, y no encuentro otra manera de describirlo… Yo le pregunté cien veces cánto me iba a cobrar… pero él, como si fuera sordo… ¡Negro y sordo!… (Abre la caja de la torta y se la enseña a Virginia) Es «Selva Negra»… yo sé que a ti no te gusta el chocolate, pero no había otra cosa. No la pongas en la nevera, porque se pone chicluda.. bueno… ¿nadie dice nada?
VIRGINIA
Te escuchábamos.
Le da un beso, y sale con la torta hacia la cocina.
VINICIO
¡Que tierno recibimiento! (se acerca a Dora) ¡Dora, como siempre! ¡Sirviendo a la Patria!
DORA
¿Cómo está?
VINICIO
Un año mas viejo, y un poco mas jodido… como todo. ¿cuánto tiempo?
DORA (que tarda en entender que se refiere a su barriga)
Ah, ocho meses.
VINICIO
¿O sea que ya está a punto? (Dora asiente orgullosa. Vinicio estrecha la mano a Víctor) Te felicito. Eres un padre prolifico. ya le llevas el doble al nuestro, y estás a punto de rebasar ese límite… nunca lo hubiera creído.
VICTOR
Bueno… alguien tenía que preservar el apellido.
VINICIO
¿Martínez?… no es un gran logro… ése apellido lo tiene todo el mundo.
VICTOR
Es una manera de decir.
VINICIO
Entendí. Acuérdate que soy el mas inteligente de los tres. Mamá siempre lo decía (Mira a Héctor) ¿Y cómo está la cultura de nuestro país?
HECTOR
¿La cultura? ¡Como siempre!
VINICIO
¡Lástima!… pero la culpa no es de nosotros. No está en nuestras manos… ¿Que cenaremos?
DORA
Arroz. Supongo que con vegetales… porque ví una fuente de vegetales en la cocina. Es muy nutritivo ¡y saludable!…
VINICIO
Y muy barato, querida. No olvides ése adjetivo.
HECTOR (A Vinicio, cortando la conversación)
¿Querés un trago?
VINICIO
Por favor… ¡me ayudará a pasar el disgusto del negro!… ¡Negro, sordo, y taxista! ¡Que asco de ser humano!
HECTOR
¡Olvidálo!
VINICIO
Eso haré. Lo borraré de mi archivo cerebral.
Héctor se acerca a la mesa bar, a preparar el trago de Vinicio.
VICTOR
Te ves muy saludable.
VINICIO
Me cuido. Tu en cambio estás barrigón. ¿Es para hacer juego con tu esposa?
VICTOR
No estoy barrigón.
VINICIO
¡Pero claro que lo estás! ¡Barrigón y fofo!, como buen jugador de dominó.
VICTOR
Yo no juego dominó… y, en todo caso, prefiero el dominó que las damas chinas.
VINICIO (ácido)
Yo no juego «damas chinas». me parto las uñas con las metritas.
HECTOR (pasando el trago a Vinicio)
Acá tenés.
VINICIO
Gracias (Mira a Dora) ¿Y tu? ¿Nada?
DORA (alarmada)
¿Nada de qué?
VINICIO
¿No tomas?
DORA
No, no. Yo nunca tomo. Es malo para el embarazo.
VINICIO
Un trago no te hará nada… y es muy feo estar en un evento social sin un vaso en la mano.
DORA
¿Evento social? ¿Que evento social?
VINICIO
Este, cariño… es un perfecto evento social. Una reunión de gente que no se puede ver ni en fotos, que se odia a muerte… pero que se reúne, bebe y sonríe como si fueran familia.
Vinicio se acerca al bar, y prepara un trago.
DORA
Pero… somos familia.
HECTOR (aclarando el punto)
Políticamente… sólo políticamente.
VICTOR (A Dora)
No le hagas caso. Ya lo conoces.
VINICIO (entregándole el vaso a Virginia)
Por favor.
DORA
De verdad que no.
VINICIO
Acompáñanos a brindar… sólo uno… por favor.
DORA
Bueno… está bien… solo uno… para brindar (recibe el vaso)
VINICIO
¿Quién propone el brindis?
VICTOR
¡No habrá brindis! ¡Tómate tu trago, y cállate!
Virginia entra, los mira preocupada.
VIRGINIA
¿Discuten?
VINICIO
No, Virginia, conversamos… como buenos hermanos.
DORA
Vinicio propuso un brindis.
VIRGINIA
¿Un brindis? ¿Por qué motivo?
VINICIO
Nada concreto… Se aceptan sugerencias.
HECTOR
¡Está situación es estúpida!
VINICIO
¿Brindar? ¿por qué?… es un día especial. Estamos todos reunidos. ¡La familia en pleno!… bueno, falta la zafra de hijos de Vìctor, y el pequeño recluta… pero la rama adulta está completa… Mi hermana y su esposo… mi hermano y su prolífica mujer… yo… y, por supuesto, papá. ¿Brindamos por el cumpleaños de papá?
Víctor, furioso, va al equipo de sonido y detiene la música.
VICTOR
¡Ya, Vinicio! ¡Cállate!
VINICIO
¿Qué te pasa?
VICTOR
Hablemos claro: todos sabemos que esto no es una fiesta.
VINICIO
¿Cómo que no es una fiesta? ¡Es el cumpleaños de papá!
VICTOR
¡Es igual todos los años!
VINICIO
La gente cumple años todos los años.
VICTOR
Papá no.
VINICIO
¿No cumple años todos los años?
VICTOR
Vinicio, no me exasperes.
VINICIO
Yo no te exaspero.
VICTOR
¡Si lo haces!… y no repitas lo que te digo… ¡esto es ridículo! ¡Traer una torta… y globitos!
VINICIO
¿No te gustan los globitos?
VICTOR
No me gusta tu cinismo. No vinimos aquí a celebrar.
VINICIO
¿Ah no? ¿Y entonces a qué vinimos?
VICTOR
Vinimos a… ¡yo que sé a que coño vinimos!
DORA (escandalizada)
¡Víctor!
VICTOR
¡Déjame tranquilo!… ¡voy a hablar como me dé la gana, y a hacer lo que me dé la gana! ¡Y si no te gusta, aborta!
Dora grita alarmada, está a punto de reventar a llorar.
VINICIO (A Dora, sarcástico)
Pero no en los muebles, Dorita, que los acaban de tapizar.
HECTOR (definitivo)
Yo si les diré a que vinieron.
VIRGINIA (suplicante)
Héctor… por favor…
HECTOR
¿Querés que sea como todos los años?, que nos mantengamos en una ridícula actitud familiar hasta la hora de la cena, que cortemos la torta en pedacitos, y después, cuando llegue la hora de irse, salga todo el odio y todo el rencor. No… esta vez no va a ser así. No es insultarlos lo que quiero… ¡mirálos!… ni siquiera hace falta que se les insulte.
VICTOR
Héctor, no te pases.
HECTOR
¿Quién se pasa?… son ustedes los que se pasan… los que me han cargado el problema a mí. No sólo a mi mujer, sino a mí… a mí que me importa una mierda… porque no es mi padre, si lo han olvidado.
DORA (a punto de llorar)
Víctor, vámonos de aquí.
VICTOR
¡Cállate!
HECTOR
Si, callate y escuchá.. porque ésto también es asunto tuyo.
DORA
¿Mío?… no es mi papá tampoco. Mi papá se murió hace mucho.
HECTOR
¡Mira vos que suerte!
Dora se deja caer en un sofá. Horrorizada, y al borde del llanto.
VINICIO
No comenzamos bien éste año.
HECTOR
¿Y para qué, si sabemos que vamos a terminar mal?… Todos los sabíamos desde antes de venir… pasamos el año sin vernos, sin hablarnos. Odiándonos profundamente en nuestros silencios.. hasta que se acerca ésta maldita fecha, éste maldito día que todos odiamos, que marcamos con un lápiz rojo en el almanaque de nuestra vida, y llega el día, y nos reunimos acá… ¡y yo quiero decir por qué carajo nos reunimos!
DORA
Se están poniendo muy groseros. No me gusta que la gente hable asi. No me gusta.
HECTOR
¡Y a nadie le importa lo que a vos te guste!
DORA
¡A mi me importa!…. yo no aguanto esto. Me quiero ir.
HECTOR
¡Y andáte de una vez! Ni siquiera tenías que venir!. Vos no solucionás nada. No aportás nada. Lo que pasa es que tu marido no se atreve a venir solo.
DORA
Eso no es verdad… yo vine porque ésta es mi familia.
HECTOR
¡Que familia ni que carajo!
DORA (reventando)
Eso digo yo: ¡que carajo!
Dora reacciona escandalizada a su propia groseria. Se tapa la boca incrédula. Se deja caer de nuevo en el sofá.
HECTOR
Pero éste año no se van de acá, hasta que lleguemos a una solución.
VINICIO (con acento sureño)
¿Y a que esperás que lleguemos?
Héctor lo mira furioso. Vinicio repite la pregunta, muy bajito y educado.
VINICIO
¿A que esperas que lleguemos?
HECTOR
Vos sabés de que hablo. ¡Todos lo saben!
VINICIO
No. No lo sabemos. Explícanos.
HECTOR
¡Quiero que se lleven al viejo de acá!
Nadie se atreve a hablar. Ni siquiera a moverse. Después de una tensa pausa Virginia se levanta, se seca las manos en el delantal, y se mueve hacia la cocina.
HECTOR
¿Dónde vas?
VIRGINIA
Tengo que ver el arroz.
HECTOR
¡Dejá tranquilo ése arroz! No te movés de aquí, hasta que uno de tus hermanos responda. ¡Nueve años!… Nueve años ha estado en ésta casa. Desde la famosa operación de cataratas en que equivocaron la anestesia… nueve años en ésa cama. Nueve años de sueros, de bombonas de oxígeno, de medicinas, de enfermeras… ¡nueve años esperando que ése viejo de mierda se muera!
VIRGINIA
¡Héctor, por Dios!
HECTOR
¡Y ya no soporto mas!… quiero decidir en mi casa, hacerme un estudio en ésa habitación, si me da la gana… vivir sin una enfermera en la casa todo el día. ¡Para andar en bolas si me da la gana!. ¡No puedo andar en bolas con ésa enfermera mirándome todo el tiempo!
VINICIO
No creo que haya mucho que ver.
HECTOR
¡Y no quiero bromitas, eh!. Lo único que quiero es que agarren a su viejo, con cama, tubo de oxígeno, suero y enfermera ¡y lo saquen de aquí!… a dónde lo lleven no me importa… déjenlo en una clínica, en un parque, en un estacionamiento… ¡donde se les canten las bolas!… ¡pero quiero que lo saquen de ésta casa hoy mismo!
Silencio. Todos se miran. Nadie sabe que decir.
DORA (Bajito)
¿Hoy?… Pero… hoy es su cumpleaños.
HECTOR
¡Me importa un carajo que sea su cumpleaños!… ¿Para qué quiere perder tiempo en cumplir años?… ¿De qué le sirven los años a un vegetal?
VINICIO
¡No hables así de papá! ¡No te lo vamos a permitir!. Virginia ¿es que no vas a decir nada?
VIRGINIA
¿Yo?… (Héctor la mira)… nada.
HECTOR
Ustedes no tienen derecho a prohibir o permitir nada… al fin y al cabo he sido yo quién se ha ocupado del viejo. ¡Mucho respeto, mucho cariño!… pero de no ser por mí ¿qué?
VICTOR
¿Qué de qué?
HECTOR
¿Cómo que qué de qué?… que es mi dinero el que mantiene vivo al vegetal.
DORA
¡No le diga así!… es un ser humano.
HECTOR (Amenazante, a Dora)
Los seres humanos piensan… los seres humanos hablan… los seres humanos comen… los seres humanos caminan… ¡y cagan!… Eso no es un ser humano. ¡Es un vegetal!
Dora se toma la ginebra de un trago, y se enfrenta a Héctor, ofendida.
DORA (cobrando fuerzas)
No es así… es una persona… y está viva… y también come… ¡y caga!… lo que pasa es que no puede hacerlo por su cuenta, y lo hace con tubitos.
HECTOR
Entonces es un vegetal con tubitos… y ya me cansé de ser yo el que paga los «tubitos». Así que me parece maravilloso que se ofendan, y no quieran saber mas nada de mí… agarren a su padre y llévenselo… ¡y se acabó el asunto!
VIRGINIA
Héctor… esa no es la manera…
HECTOR
¿Y cuál es la manera?… ¡nueve años buscando la manera!… ¡Yo ya estoy harto de tu familia!. Mi familia sos vos… y nuestro hijo.
VINICIO (para sí)
Adoptado.
HECTOR (molesto)
¿Qué dijiste?
VINICIO (corrosivo)
He dicho «adoptado»… no vas a venir a negarlo ahora… todos lo sabemos: es adoptado.
VIRGINIA
Basta ¡por Dios!… ¡Vinicio!. ¡Eso no tiene que ver!
VINICIO
¡Claro que tiene que ver!… con hijos adoptados, no puede entenderse lo que es un padre.
HECTOR
A lo mejor… pero si sé muy bien lo que es un hijo… y los veo a ustedes dos, y veo lo que son: ¡los dos hijos de puta mas grandes que ha parido éste país!
VICTOR
¡Héctor!
DORA
¡Yo no tengo por qué seguir aquí!
VIRGINIA
¡Basta!… no puedo soportar un minuto mas… de verdad que no puedo.
Virginia intenta salir hacia la cocina. Héctor la detiene.
HECTOR
¿Dónde vas?
VIRGINIA
Voy a ver el arroz, Héctor… ¡Se va a quemar!
HECTOR
¡Que se queme!. Vos te quedás acá.. hasta que obtengamos la respuesta.
VIRGINIA
Pero ¿qué es lo que esperas? ¿Que te digan que se lo van a llevar?… eso no va a suceder. Tu sabes que nunca lo van a decir.
HECTOR
Entonces yo mismo lo pondré en la calle… ¡y que se lo lleven, si es que les interesa!
VIRGINIA
Suéltame, Héctor. Me estás haciendo daño.
Héctor la suelta. Virginia se frota el brazo. Nerviosa.
VIRGINIA
Prometiste que no te exaltarías, que hablaríamos tranquilamente… como una familia.
HECTOR
Sé que lo prometí… perdonáme… ¡Pero es que esto se tiene que terminar!
DORA (A Virginia)
Yo veré el arroz, Virginia… tu no te preocupes… yo veré que todo esté bien.
Dora sale hacia la cocina.
VICTOR (llamándola)
¡Dora!
VIRGINIA
Déjala. Somos nosotros los que tenemos que hablar. Pero en calma… siéntense.
Héctor se sienta, toma su vaso y agita los hielos. Víctor se sienta frente a él. Virginia parece tranquilizarse y también lo hace. Solo Vinicio permanece de pie.
VIRGINIA
Vinicio… ¿no te vas a sentar?
VINICIO (cortante)
Me duele el culo.
VIRGINIA
¡Como prefieras!… escuchen: Héctor y yo hemos pensado mucho acerca de ésto. Este año el niño terminará la primaria. Nosotros deseamos que estudie siga sus estudios en los Estados Unidos… pero es muy caro… y eso nos obliga a recortar de aquí… y de allá…
VICTOR
Y claro. Lo mas fácil es «recortar» a papá.
VIRGINIA
¡Lo hemos tenido durante nueve años!
VICTOR
Tu te lo trajiste de la clínica… hablaste del «calor del hogar» y de todo eso. ¿Te has olvidado?
HECTOR
No. Y tampoco hemos olvidado que la clínica la pagábamos nosotros.
VIRGINIA
Nunca me negué a tenerlo… pero… yo no sabía que iba a ser por tanto tiempo… bueno, ustedes entienden lo que quiero decir.
VINICIO
Por supuesto… estás diciendo que esperabas que papá muriera pronto.
VIRGINIA
No es así. ¡Yo nunca he deseado la muerte de papá!
VICTOR
Ninguno la deseó. Mientras estuvo vivo.
VIRGINIA
¡Está vivo!
VINICIO
No es lo que dice tu marido.
VIRGINIA
Estaba exaltado… pero siempre hemos pensado que está vivo. Por eso lo mantenemos bien, lo cuidamos… Héctor quiere mucho a papá… y sabe que está vivo. ¿No es así, Héctor?
HECTOR
Yo no dije que estaba muerto… dije que era un vegetal. Los vegetales están vivos. Hasta que llega alguien, los corta, y se los come.
VIRGINIA
¿Ven?… el caso es que no podemos seguir costeando los gastos. Es justo que ahora le toque a uno de ustedes.
VICTOR
¿En mi casa? ¿Con los niños?
HECTOR
No lo molestarán.
VICTOR
La casa es pequeña… apenas cabemos. Yo no puedo llevarlo a casa… de verdad que no. No sería adecuado… ni para nosotros, ni para papá… tal vez Vinicio. El vive solo.
VINICIO
¡Tu que sabes!
VICTOR
Ni lo sé, ni me interesa… pero no tienes hijos… y creo que no los vas a tener, por ahora.
VINICIO
¡Ni falta que hacen! Tu abasteces a la familia. Con los tuyos, y los que el argentino adopta, es suficiente. Pero yo no puedo tener a papá. Nunca estoy en casa. ¿Cómo lo atendería?
HECTOR
Una enfermera lo puede hacer.
VIRGINIA
Llévate a Margarita. Es excelente.
VINICIO
No tengo plata para pagar una enfermera.
HECTOR
De acuerdo. Nosotros pagaremos la enfermera… Víctor las medicinas y los tubos de oxígeno, y vos lo tendrás en tu casa. ¿No es un trato justo?
VINICIO
¡Ni hablar!… ¿Y los perros? ¿Que van a hacer los perros con un enfermo en la casa?
HECTOR
Mandá a los perros a la perrera, y ocupáte de tu viejo.
VINICIO
Te he dicho que no puedo… además, papá nunca me quiso. ¡Ustedes eran sus preferidos!… ¡Qué me importa papá!
VIRGINIA
¡Vinicio! ¡Cómo puedes decir eso!
VICTOR
¡Y el día de su cumpleaños!
VINICIO (casi llorando)
Está bien… está bien…. ya lo he perdonado. Hasta le compré una torta y todo.
HECTOR (harto)
¡Termínenla!. ¡Quiero llegar a una conclusión!
VICTOR (rápido)
Yo estoy de acuerdo en pagar las bombonas.
HECTOR
Primero hay que decidir quien se lo lleva.
VICTOR
Yo no puedo.
VINICIO
Ni yo.
HECTOR
Uno de los dos lo tiene que hacer.
VINICIO
Víctor gana mas que yo.
VICTOR
Pero tu no tienes familia.
VINICIO
Tu casa es mucho mas grande.
VICTOR
La tuya está vacía.
VINICIO
Tu eras el preferido de papá.
VICTOR
Y tu eres el mayor. Debes tener mas responsabilidades. Eres el hombre de la casa.
VINICIO
El hombre de la casa siempre fuíste tu.
VICTOR
Vinicio… es tu padre. ¿Vas a abandonarlo así?
VINICIO
¿Y tú? ¿Qué vas a hacer al respecto?
VICTOR
Yo tengo seis hijos.
VINICIO
Yo tengo dos perros… y un gato… y un pececito de colores.
VICTOR
Pero ellos tienen razón. Hemos descargado el problema sobre sus hombros. Alguien tiene que llevarse a papá.
VINICIO
Me parece muy justo. Hazlo tu.
VICTOR
Ya te he dicho que no puedo.
HECTOR
¡Esta discusión no lleva a ninguna parte!
VINICIO
¿Y si lo rifamos?
VIRGINIA
¿Qué? ¡Ni lo sueñen! ¡No van a rifarse a papá!
HECTOR
A mi me parece una buena idea.
VINICIO
¡Que la suerte decida!
VIRGINIA
¡No lo voy a permitir! ¡No pueden rifar a mi papá!
HECTOR
¿Tenés una idea mejor?
VIRGINIA
Podemos hablar adecuadamente, hasta llegar a una decisión.
HECTOR
Ya hemos llegado a una decisión: tienen que sacarlo de aquí ésta misma noche.
VIRGINIA
¡Héctor, por Dios!
HECTOR
Si los dejamos irse sin él, no volverán, vos lo sabés.
VIRGINIA
No estás hablando de una cosa… estás hablando de mi padre.
HECTOR
Estoy hablado de «eso» que está acabando con nuestro matrimonio… con nuestro hogar… y con nuestras vidas.
VINICIO
No veo el por qué de todo éste escándalo, después de tantos años.
HECTOR
¡Precisamente por eso!, porque ya han sido nueve años ¡y no quiero que sean diez!
VINICIO
¿Qué diferencia hace?
HECTOR
Llevátelo a tu casa, y hablamos el año que viene.
VINICIO
Pero si ni siquiera se siente.
Entra Dora desde la cocina.
DORA
Ya está listo el arroz. ¿Le pongo los vegetales?
Todos se miran por un momento.
VIRGINIA
Permiso.
Virginia sale hacia la cocina. Dora sale tras ella. Los tres hombres permanecen en silencio un largo rato, evidentemente incómodos. Vinicio se acerca a la mesa y juega con los artículos de piñata. Víctor mira a Héctor.
VICTOR
Héctor, yo reconozco que no hemos sido todo lo responsables que el caso requería, que lo hemos dejado un poco de lado…
HECTOR
¿Un poco? ¿En serio pensás eso?
VICTOR
Bueno… está bien… ¡totalmente!
HECTOR
Eso se acerca un poquito mas a la verdad.
VICTOR
Yo… es decir, nosotros… estamos dispuesto a colaborar. Me atrevo a hablar en nombre de los dos, porque sé que Vinicio también piensa así… podemos ayudar… con los gastos, quiero decir.. sé que es muy caro… y que ustedes…
HECTOR
No es por los gastos… la verdad es que quiero que lo saquen de aquí.
VICTOR
Pero…
HECTOR
Mientras estuvo bien, era un suegro extraordinario. Pero ahora se dedica a arruinar mi matrimonio. Mi esposa y yo apenas discutimos, hemos superado grandes crisis en nuestra relación… inclusive la dificultad para tener hijos.
VINICIO
¿Dificultad de quién?… porque nuestra familia ha demostrado ser muy fértil.
HECTOR
¡Eso no es asunto tuyo!… adoptamos un niño, y lo queremos como si fuera nuestro. Hemos pasado crisis económicas, anímicas, todo… ¿y ahora vamos a pelear por la presencia de alguien que ni siquiera está?. No. No voy a admitirlo.
VINICIO
Yo no puedo llevarme a papá. De verdad que no. Lo siento. Dirán que soy un irresponsable… siempre lo fuí… siempre seré la oveja negra de la familia… asi soy yo. ¿Qué puedo hacer?
HECTOR
¿Y tenemos que conformarnos con eso?… con aceptar que siempre fuíste un irresponsable, y permitir que lo sigas siendo.
VINICIO
No es eso lo que pretendo.
HECTOR
¿Y qué es entonces lo que pretendés?
VINICIO
No necesito ni que me comprendan, ni que me justifiquen… sólo que no puedo cargar con papá… ¡Es imposible!
VICTOR
¿Y entonces tengo que hacerlo yo?
VINICIO
Ese es tu problema.
VICTOR
¿Mi problema?… ése señor tuvo tres hijos… ¿te acuerdas? y tu eres uno de ellos.
VINICIO
Y tu eres otro.
VICTOR
¡Yo tengo responsabilidades!
VINICIO (rompiendo a llorar)
¡Yo también! ¿O es que las única responsabilidades de éste mundo hay que parirlas?
VICTOR (sincero)
Vinicio… no quise ofenderte… pero compréndelo… es algo natural. Tu eres soltero. Muchos hombres solteros viven con su padre… o con su madre…
VINICIO
Si. Cuando su padre… o su madre… “viven”
Entran Dora y Virginia, con la fuente del arroz y la ensalada.
DORA
¡Aquí está la comida!
VIRGINIA
Siéntense a la mesa.
HECTOR
De acuerdo. vamos.
Héctor va a la mesa. Víctor se acerca al bar y se sirve otro trago.
DORA
Así, recién hecho, es como hay que comerlo… con todas las proteínas intactas.
VIRGINIA
¿Vienes, Vinicio?
VINICIO
No tengo hambre.
HECTOR
Bueno ¡eso si que es un milagro!
VIRGINIA
Pero igual tienes que sentarte… todos a la mesa, como en los buenos tiempos.
HECTOR
¡Nunca existieron los buenos tiempos!
VIRGINIA
¡Héctor!
HECTOR
Es la verdad, Virginia… si tu papá no hubiera decidido operarse esa catarata, tendríamos un cieguito adorable y lleno de salud… ¡pero mirá lo que tenemos!
DORA
Por favor, Vinicio, cene con nosotros.
VINICIO (se deja convencer)
Está bien… me sentaré a la mesa… pero no voy a comer.
Vinicio se acerca a la mesa, y se sienta, ofendido.
DORA
Aunque sea un poquito. Usted no aceptó que le rechazara la bebida.
VINICIO
Sólo un poquitico.
Dora sonríe, y pone el plato frente a él.
VIRGINIA
Ahora, cenemos en paz.
Silencio. Dora y Virginia sirven y se sientan. Todos se miran en silencio, y comienzan a comer. Una larga pausa sin palabras. Vinicio rompe el silencio.
VINICIO
¡Que conversación tan agradable!
VIRGINIA
A veces es mejor quedarse callados.
Vinicio asiente. Todos continuan comiendo.
VICTOR (por cumplido)
Está muy bueno el arroz.
VIRGINIA
Gracias. Tu mujer colaboró.
VICTOR
Si… hay cosas que todavía hace bien, a pesar de todo.
DORA (herida)
¿A pesar de qué?
VICTOR
De nada.
DORA
Dijiste «a pesar de todo»… ¿Qué es «todo»?
VICTOR
Nada.
DORA
Todo no es nada. Son palabras que se contradicen… como blanco y negro… o bueno y malo… o vivo y muerto.
HECTOR
Vivo y muerto no siempre se contradicen.
VIRGINIA (coloca los cubiertos sobre la mesa, furiosa)
¡No puedo soportar ésto!
HECTOR
Quedáte tranquila, Virginia.
VIRGINIA
No puedo quedarme tranquila, la comida va a caerme mal si sigo aguantándome.
DORA
Eso si es verdad. No se debe comer en estado de tensión… es malo para…
VIRGINIA (interrumpe)
¡Cállate, Dora! ¡No quiero oír tus consejos!
DORA
Yo sólo…
VIRGINIA (interrumpiendo, furiosa)
¡Si!. Nunca tienes mala intención. Nunca tienes ninguna intención. ¡Hasta tus niños los has parido sin querer, y los has criado sin enterarte!… por eso son lo que son.
DORA
¿Y qué son?
VIRGINIA
¡Una pila de monstruos infernales y malcriados! ¡Un montón de inadaptados con la cabeza hueca y los mocos colgando! ¡Todo el mundo lo dice!
DORA
¿Todo el mundo?
VIRGINIA
¡Si!… ¡Hasta tu esposo!… anda, pregúntale.
VICTOR
¡Virginia!
VIRGINIA
Anda. Dile lo que dices de tus «adorados» hijos cuando ella no está presente… o sea, casi siempre, porque nunca la sacas de la casa.
DORA
Víctor… ¿por qué dice todo eso?
VICTOR
No le hagas caso.
DORA
Si le hago. Se está metiendo con los niños.
VIRGINIA
No digo nada que no haya oído… de la boca de mi propio hermano.
DORA
Víctor… ¿eso es verdad?
VICTOR (A Virginia)
Virginia… ¿qué tiene que ver ésto?
VIRGINIA
No me interesa… es que no es justo que sólo se amargue mi vida.
VICTOR
Es mas justo que se nos amargue a todos.
VIRGINIA
Al menos es mas parejo.
DORA (casi llorando)
Víctor, dime que no es verdad… dime que nunca has dicho nada de eso. (A Virginia) Tú inventaste todo eso… lo inventaste porque me tienes envidia…. (la mira largamente) ¡Envidia!, porque tu no puedes tener hijos.
VIRGINIA
¿Envidia? ¿A tí? ¡Pero que cosa mas ridícula!
DORA
Ser madre no es una cosa ridícula. ¡No lo es!… y es mejor tener muchos niños propios, que uno ajeno que ni siquiera se parece a uno… porque yo lo he visto… ¡es negrito!
VIRGINIA
¡Que se calle!
DORA
¡Es negrito!… y no podrán desteñirlo. Con colegios caros, y estudios en el extranjerol no se le cambia el color a la gente… es negrito, y todo el mundo se dá cuenta que es adoptado, por mucho que lo escondan… es negrito… ¡y enano!
VIRGINIA
Víctor, hazla que se calle, o no respondo.
DORA
¡Enano!… tiene doce años y mide medio metro. Es negrito… y es enano.
VICTOR
Dora, basta ya. Estamos en su casa.
DORA
¡Que nos bote!. Yo no tengo ningún interés en quedarme… es estéril y envidiosa… y adoptó un enano negrito… y lo puedo decir toda la noche.
VIRGINIA
¡Que se calle o la mato!
VICTOR
¡Dora! ¡Basta ya!
DORA
¡Enano y negrito!
HECTOR (tratando de calmar a Virginia)
Virginia… ¡cortála!. Vos la provocaste.
VIRGINIA
¿Vas a defenderla? ¿A esa maldita culebra que nos insulta en nuestra casa? ¡Suéltame, Héctor!
DORA (cuadrándose)
Si, suéltala… ¡a ver que hace!
VICTOR
¡Basta!
VINICIO
¡Esto está mejor que nunca!
VIRGINIA
¡Que se vaya de ésta casa! ¡Que se vayan todos! ¡Los odio! ¡Que se vayan!
HECTOR
¡De aquí no se va nadie! ¡No sin eso!
VINICIO
¿Eso? ¿Dijo «eso»? ¿Le llamó «eso» a papá?
DORA (bailando y palmeando)
¡Enano y negrito! ¡Enano y negrito!
VIRGINIA
¡Saquen a esa mujer de aquí! ¡Sáquenla!
VINICIO
¡Le llamó «eso» a mi papá!
VICTOR (a Dora)
Dora… ¡Dora!… Basta, por favor.
DORA (sin hacer caso, continua bailando)
¡Enano y negrito!
VIRGINIA (grita furiosa, mientras Héctor la contiene)
¡Que se vayan todos de mi casa! ¡Sácalos de aquí, Héctor! ¡Sácalos!
VINICIO (al mismo tiempo)
LLamó «eso» a papá. ¿Es que vamos a permitirlo? ¿Vamos a dejar que un extranjero le diga «eso» a nuestro padre?
HECTOR (al mismo tiempo)
¡De acá no se marcha nadie! ¡No se mueven de ésta casa hasta que carguen con el viejo!
VICTOR (al mismo tiempo)
Por favor… detente Dora… ¿somos hermanos, no?
Comienza a sonar una campana intermitente. Todos se detienen y guardan silencio. Virginia se calma. Pausa. Se miran entre sí. Virginia mira su reloj.
HECTOR
El oxígeno y el suero… es la hora de cambiarlos.
VIRGINIA
Ya está bien, Héctor, suéltame.
Héctor la suelta. Virginia se frota el brazo. La campana sigue sonando.
VIRGINIA
Creo que me excedí… disculpen… estoy muy nerviosa.
VICTOR
Está bien… está bien… todos nos excedimos.
DORA
Perdóname si dije algo desagradable.
VINICIO
Dijiste «todo» desagradable.
DORA (conciliadora)
No es tan negrito… sólo algo moreno… pueden pensar que es el sol del campamento.
VIRGINIA (a punto de enfurecerse otra vez)
Escucha…
VINICIO (interrumpiendo)
¡La hora, la hora! ¡Que alguien haga callar ésa campana!
HECTOR
Si. Hay que cambiar el oxígeno.
VIRGINIA
No es la bombona… es el suero. ¡Que aguante un ratico!
VICTOR
Yo lo haré… si me explican cómo.
VIRGINIA
No. No te preocupes. Lo haré yo… es el último día que pienso hacerlo.
DORA
¿El último día?
VIRGINIA
Claro. Hoy se lo llevan ¿no es así?
Virginia sale hacia la habitación de su padre.
HECTOR
¡Hoy se lo llevan!
Y sale tras su esposa. Dora mira a su esposo, extrañada.
DORA
¿Que quisieron decir con eso de que «hoy se lo llevan»?. Tu no estarás pensando cargar con ese muerto para la casa.
VICTOR
Dora…
DORA
¡Ni hablar del asunto!… los niños pueden contagiarse… Nadie tiene un muerto en la casa, con tantos niños.
VICTOR
Dora, la «enfermedad» de papá no es contagiosa. Mientras se le mantenga el suero y la bombona de oxígeno, no hay ningún problema.
DORA
¿O sea que si piensas llevártelo a la casa?
Deja de sonar la campana.
DORA
¡Olvídalo!… a menos que quieras elegir: o él… o yo.
VICTOR
Dora…
DORA
¡Y me llevo a lo niños!… ¡A todos!
VICTOR
Ellos lo han tenido nueve años.
DORA
¡Y que lo sigan teniendo!
VICTOR
Pero es que no quieren.
DORA
No es cuestión de «querer», sino de «poder»… ellos son los ricos de la familia. Mira éste apartamento… ¿cuánto crees que pagaron por él?… y todos estos muebles, y estos cuadros… ¿Y el colegio del negrito? ¿Sabes lo que cuesta ese internado militar? ¿Sabes cuánto pagan para que lo traten como a un recluta?
VICTOR
Pero tienen un sólo hijo… pueden darse el lujo.
DORA
¡También tienen un sólo padre! ¡Que se den los dos lujos, que tienen con qué!
VINICIO
Dora… ninguno de nosotros quiere llevarse a papá… es decir: no podemos… pero ellos tienen su parte de razón en lo que plantean.
DORA
Plantean que hay que sacar al viejo de aquí ésta misma noche.
VICTOR
Bueno… no creo que sean tan drásticos.
DORA
Yo de ellos creo cualquier cosa.
Entran Virginia y Héctor.
VIRGINIA
Es la bombona.
HECTOR
Vamos a tener que salir.
VIRGINIA
Se trancó… y hay que conseguir otra pronto.
VICTOR (ofendido, en reclamo)
¿No estaban prevenidos?
HECTOR (harto)
Hay una pequeña para las emergencias… pero no va a durar mucho… llevaremos la grande a recargar… y a que la revisen… algo ha sucedido.
VIRGINIA
Por favor, Víctor, quédate al lado de él… vigila que la aguja de la bombona nunca llegue al límite rojo… (A Héctor) Voy a sacar el carro del estacionamiento y te espero abajo.
Virginia sale. Héctor hace señas a Víctor.
HECTOR
Vení, te voy a enseñar.
Salen los dos hacia la habitación.
DORA (preocupada)
¿Es peligroso?
VINICIO
¿Que puede pasarle?
DORA
No sé… (sonríe, soñadora) ¿y si se muere?
VINICIO
Sería una solución… pero ¿quién pagaría el entierro?
DORA
No sé… solo pensaba…
VINICIO (comprensivo)
¿Sabes lo que sueño a veces?… que papá se muere… muerto y enterrado, y que una vez al año… el día del aniversario de su muerte… nos reunimos para llevarle una corona de flores al cementerio… y que allí, sobre su tumba, se desata la misma tempestad de odios reprimidos, de culpas pasadas, de insultos y acusaciones… allí, frente a todos.. encima de los otros muertos que no tienen la culpa… que se murieron como la gente ¡de una sola vez!… y me da miedo… un miedo indescriptible… como si no se tratara de un sueño. Al fin y al cabo, aquí sólo nosotros somos testigos de nuestra desdicha.
Hector entra, cargando una bombona de oxígeno.
HECTOR
No tardaremos… quedan en su casa.
Héctor sale. Dora. muy triste, mira a Vinicio.
DORA
¡En nuestra casa!… ¡nunca seremos una familia!
VINICIO
Nunca.
Vinicio se acerca a las bebidas. Se sirve. Le ofrece a Dora con un gesto.
DORA
No… estoy embarazada… y… (Lo piensa) Sírvame un vaso lleno… creo que lo necesito.
Vinicio sonríe y le acerca un vaso a Dora.
DORA
¿Sabe? Usted me cae bien.
VINICIO
¡Usted! ¡Usted!… no me trates de «usted»… somos cuñados… «hermanos políticos». Los hermanos no se tratan de usted.
DORA
Hay hermanos que ni siquiera deberían tratarse… hay hermanos que ni son hermanos.
Dora va a beber. Vinicio la detiene.
VINICIO
¡Espera!… debemos brindar.
DORA
¿Brindar? ¿Por qué?
VINICIO
Por algo… por cualquier cosa… Brindemos por algo que no exista… por algo que deseemos poseer… por algo que no tengamos.
Dora lo piensa un momento, parece al fin tener una idea y levanta su vaso.
DORA
¡Por la familia!
Vinicio la mira, sonríe con tristeza, y levanta su vaso hacia Dora.
VINICIO
¡Por la familia!
Y chocan los vasos.