Libardo Linarez
Este mes se cumplen 28 años de nuestra primera publicación como periódico… pero nos habíamos constituido un año antes para gestionar el depósito legal y buscar nuestros primeros artículos y colaboradores.. Aquella primera publicación nacía por la poca promoción que le daba la prensa regional a las actividades culturales.. en especial a nuestra actividad primogénita de promoción de lectura «Leyendo en Domingos». Está edición traía una reflexión profunda del artista Ángel Milla sobre el arte en la escuela primaria, las páginas centrales estaban dedicadas a unas breves biografías con las composiciones más emblemáticas de Pablo Sanoja y Eligio Vargas Ochoa, luego un texto de Sergio Rivero sobre cómo nace un artista plástico y un último artículo que en este momento no recuerdo..
La producción de esa primera publicación tardó algunos meses porque después de recopilar toda la información y conseguir las ilustraciones no conseguía quién me diseñará el periódico, pues habían pocos diseñadores y no tenía vínculos con personas que se desarrollaran en esa área. Lo cierto es que ese fue el primer obstáculo o dolor de cabeza de esta especie de sadomasoquismo editorial que ya lleva 29 años.
Uno estaba aclimatado a algunos tipo de presiones parecidas: cuando estaban terminando los juegos vacacionales de la Casa de la Cultura de Independencia y no teníamos las premiaciones o se dañaban los balones antes de lo previsto. Era un hábitat que empezamos a surcar a los 14 años con los primeros torneos de baloncesto, voleibol y también el fútbol sala.. Así que una nueva presión no era mal que antes no se padeciera.
Pero este era un reto distinto, donde no existía ningún tipo de vínculo. Recuerdo que el señor Pablo Sanoja y Ángel Milla mandaban a preguntar si ya había salido el periódico y no tuve otra opción que empezar a esconderme mientras gestionaba una forma de diagramar todo el contenido porque hasta los patrocinantes los tenía.
Fueron los hermanos de la Piedra Angular los que me dieron el empujón que necesitaba, porque no sólo me diseñaron las dos primeras ediciones, sino que también me fiaron los materiales. Ya uno no le tenía miedo a ese tipo de compromisos, porque Chavelo y yo teníamos azules a las casas deportivas de San Felipe …a todo santo le debíamos una vela. Así que no me era tan penosa una nueva deuda.
Llegó el día que aquella máquina medio pliego en unos minutos hizo el tiro y retiro de nuestro primer periódico. Después que se terminaron la compaginación me preguntaba cómo iba hacer para vender aquellos dos mil periódicos… siiiiií: «dos mil».
Yo había vendido Tribuna Popular, pero si acaso unas cincuenta. Lesmer Jurado ordenó embalar los periódicos y me hizo el favor de traerlos hasta mi casa. Yo experimentaba una gran contrariedad entre la emoción y el susto. Pero Rótulo ya estaba impreso; así que aquella mañana agarré el primer lote de periódicos y me fui por toda la Quinta avenida vendiendo y promocionando a Rótulo.
Así empezó el revuelo entre los artistas y poetas, había salido un nuevo periódico. Todos los días me montaba una maleta de periódicos en los hombros y salía a venderlos, pero parecía que nunca se acababan, así que me fui a conversar con las promociones de quinto año de los liceos cercanos para que me ayudaran dando la mitad de las ganancias y la pegué del techo. Rótulo aparecía hasta en la sopa en las casas de la Independencia..
Rótulo era el resultado de una necesidad de reseñar actividades previas como «Leyendo en Domingos», pero contradictoriamente, cuando salió la primera edición está actividad la habíamos paralizado.
Yo creo que nacimos en la Plaza Sucre con «Leyendo en Domingos», Rótulo es una consecuencia de esta primigenia actividad de promoción de lectura, lo que vino como resultado de nuevos retos y ciclos creó unos vínculos con diversas universidades e instituciones culturales en todas las regiones del país y su evolución como editorial y taller literario es producto de una necesidad social de quienes se resisten al sometimiento mediático y a vivir en la ignorancia.
Rótulo ha Sido un trampolín para el desarrollo de nuevas iniciativas culturales y literarias, no hemos practicado el egoísmo pero tampoco la ingenuidad. Haber proyectado siempre las actividades en condiciones inhóspitas, nos permiten seguir publicando con cierta regularidad. Al día de hoy no hay interrogante que no haya sido contestada acerca de nuestras capacidades.
Es increíble que una sencilla actividad de promoción de lectura haya evolucionado de esta manera y que una terquedad logre perdurar en el tiempo. Alguna vez dijo Santiago Pol que lo que habíamos hecho en esta provincia con Rótulo no lo había hecho nadie en el país. Cosas similares llegué escuchar de otras personalidades de la literatura que han visitado nuestro taller literario. Pero no nos toca a nosotros gritarlo.
Por desgracia, esas son cosas que los amigos dicen con lágrimas en sus mejillas en un cementerio. Yo preferiría que ese día también callen, porque lo convertirían en un mal chiste.