literatura venezolana

de hoy y de siempre

Como sueños ajenos

Emira Rodríguez

II

miedo o maya
mirar de frente al miedo
al miedo mesurado
al miedo de envejecer en mala hora
al del vacío al del peldaño
escondido en la sombra
miedo de vivir a destajo sin saberlo
de morir demasiado pronto a todo
miedo de mis manos que ararían la tierra
y niegan la caricia
de haber renunciado a la ira
de no saber hundirme en la alegría
del día de verano
de trabajar como algunos se embriagan
de poseerlo todo
de no tener más nada que cobrar
pues me florecen en pájaros
las yemas de los dedos
miedo de haber emprendido el camino
en el momento en que otros están en retirada
de haber dejado atrás el sufrimiento
miedo de no tener miedo
quedan voces de angustia en la mirada
de los niños que fuimos
en quien espera una palabra
y no sabe que está definitivamente solo
y en el que desearía dejarlo todo ahora mismo y ser
ser solamente

mentimos apasionadamente
nuestro desprendimiento
nuestro conflicto
ventaja es nuestro amor
damos lo que nos sobra
conocemos la palabra oportuna
somos los sabios administradores del tiempo
y ahora      el que hubiera podido ser mi enemigo
está a punto de morir y     no me importa nada
y mi hermano de leche
aquel muchacho sordomudo
de cuya leche me nutrí no tuvo
ni una caricia de mi mano

 

esto que estoy haciendo ahora
como todo
es jugar con ventaja
soy una inmensa matriz
en que se mezclan
todas las inflorescencias y los brotes
nada me pertenece y todo es mío
estoy haciendo mi juego
            y tengo miedo

 

V

como sueños ajenos
acontecen de pronto cosas imprevistas como sueños ajenos
como encontrarse envueltos en una madeja de arcoiris
                                     dentro de un óvalo
o arrojarse de súbito en el gran remolino
donde nacemos o            fundamos vida
situaciones de las que no sabemos nada
como de una ola gigante o una fórmula alquímica
sucede                 en aquel atajo de la memoria
que nos dejamos caer a precipicio sobre las chimeneas de los trapiches
                       o dentro de las pailas
o pretendemos atravesar un sendero que corta en dos el valle
y hallar aquella casa del verano
mientras cuatro perros atados por cadenas nos impiden el paso
desde las esquinas
y nos sentimos atrapados sin saber cómo
entre la genciana y el pequeño lirio violeta que da inicio al otoño
envueltos por circunstancias recurrentes
                         como el amor
que no es el mismo nunca y que no muere
así hoy me he puesto a mirar atentamente dentro de las cosas
las que no veo sino en un duermevela que no tiene geografía
me he visto atravesar un camino debajo de los árboles
sin edad           o debajo de la tierra
con los ojos abiertos a los ruidos y a los vermes
con mansedumbre y sin renuncia
ya que no puedo decir nada
                       y está bien así
como si ya no tuviéramos tiempo de ir a la misa de gallo
                       con los patines puestos
o de cantar a dúo la canción de la hermana
o de hallar coherencia en lo que digo
o más aún que a nadie se le importe nada que yo esté aquí
                       con mi animal de paja
hasta que se sume mi soledad a la de alguno que piensa
que fue bueno habernos conocido
                        en los mercados

 

entonces en la periferia de las ciudades
nos pondremos a jugar una ronda con estrofas que digan
de aquella roca que se adentró en el agua
que cuenten cómo queríamos ser marinos
o un puente grande
y cómo fue que empezaron a caer como platillos
objetos no identificados
                          por las palabras
y que se nos fueron secando las imágenes
y todo comenzó a girar adentro de los signos
                          como los tábanos
y no supimos más de los paseos en bicicleta por las mañanas
hasta que nos pusimos a vivir
                          llorando
espectadores de nosotros mismos
temiendo una catástrofe final que nos libere de la impotencia
de ser tan vulnerables
                          los eternos fugados
llorando como las lavanderas
                          sin pañuelo

 

IX

hoy es un día de dibujar palabras
de cantar a la risa del altillo
del beso                  del retablillo del señor

naufragados de beso
de palabras dibujadas en la brisa
del aquel hecho único irrepetible de primera mirada
palabras                 el gesto insólito la mirada grave
un silencio profundo de palabras
atrapadas para siempre en el descarado mundo
de la belleza
en el desterrado mundo de la palabra
huyes                  como lago en el fondo del mar
                     asilado de antiguas desventuras
como el perdón a cuestas ungido solitario del perdón
de los hechos fortuitos
en este mentidero que llamamos vida

pidiendo un poco de clemencia
para seguir viviendo

“se paga muy poco por morir”

 

XII

quiero hablar ahora sobre cosas del amor
decir que una luz diferente me envuelve
diferencia de aquella, cegadora y blanquísima
de la meseta que me hirió el porvenir
diferente de la de los espejos negros
en que reflejándome presentí
palabras que no fueron oídas
por los vendedores de naranjas
ni frente al banco de las pescaderías
del azafrán y de las otras especias
y he aquí que en la hora de los trenes
en la huida que intento
mientras está lloviendo sobre los puertos
y pasa este camino ciego
temblando sin saber si afuera hace frío
hallo circunstancias anudando
una cadena de palabras que pueda detener
el curso de las cosas
de modo que no llegue a deslizarse
ninguna escoria que altere el mecanismo
del agresivo retiro voluntario
hasta notar con pánico
que seguimos amarrados por ella a la destrucción

entonces profanamente ungida por los ritos
permanezco
y el amor
como cuchillo azul cortando el tiempo
me confirma

 

XV

ya lo sabes
juntas las manos te decides
finalmente a callar
hundidos en la savia
los latidos son voces que solamente el corazón
comprende
ya lo sabes
existen silencios impostores
inútil detenerte el camino
                         ahora
es una sucesión de instantes
apresados en la trampa del tiempo
en ese pozo inescrutable de las voces
sin rubor o sin rúbrica
recoges lo que pudo estallar y volcarse
conversas con tu propio corazón
los hechos desmintiéndote vertiginosamente
y no te importa nada de aquella certidumbre
de lo que pudo trasmutar los signos
te decides y sabes
del estrépito que acallado
                          pasa
las cosas son también instantes
y la memoria recurrente
y el momento que veíamos venir
y vino sin que pasara nada
                          a veces
un manojo de piedras o de alas
murmuran            o son instantes solamente

 

XXIII

entre el alarido y el silencio
me pusiste nombres
me llenaste de agua
pero toda rota en pedazos
entré en el agua para así comprender
que soy y no mitad
soy la casa bajo el agua
casa de luna pálida
casa del sacrificio bajo la luna

en cada amanecer
regresaba impávida la ausencia

 

huyes entre el alarido y el silencio
invocando los resquicios del alma
en cada amanecer
en aquellos lugares colmados de ausencia
lejos del sosiego aquel
la sola certidumbre nuestra
dios                el río de las siete estrellas
la noche hogar azul
manantial florecido adentro de nosotros
sendero que no va a ninguna parte

llegar             partir
andar la ruta conocida
hasta perder el rumbo en algún sitio
de soñar despierto
en los nudos abiertos           como la culpa
                       sabíamos
de toda esta abundancia
de todo este desafío de vida
en la inclemencia           y los otros

más cerca aún de los conjuros
                               tan sin pecado

Sobre la autora

*Textos publicados en: https://vomiteunconejito.wordpress.com/

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