literatura venezolana

de hoy y de siempre

Áspero (selección)

Sep 13, 2022

Antonio Arráiz

APENAS

Apenas soy un hombre más.
Y, ¿sabes?,
éste es todo mi orgullo.

Un hombre que siente
y ama y vive.
Un hombre con dos piernas
y un corazón.
Un hombre que ve y huele y gusta.
Un hombre que corre y grita y come.
Y, ¿sabes?,
éste es todo mi orgullo.

Mi orgullo de ser hombre
De haber nacido como todos los demás.
De ser un animal que vino al mundo
a ocupar su puesto como todos los demás.
Un animal con fuerza en el cuerpo,
con divina audacia en la mente.
Un animal que tiene valor,
y se afronta a cualquier otro animal
para defender su puesto en la tierra.
Un animal que vive.
Oh sublime vivir!
y un animal que crea!

¿Sabes?
Este es todo mi orgullo:
apenas soy un hombre más.

 

LA COMPASIÓN

¿Por qué no puedo destruirle el nido a la araña?
¿Qué fuerza es ésta que para mi mano de plomo?
Me parece
que yo tengo algo de tonto.
Quiero rebelarme contra este algo de tonto.
Y no puedo.

 

REZA TÚ

Compañera mía:
reza tú por mi.
Tú eres suave
como un poco de humo
flotando en el aire
y que sabes tantas
palabras serenas:
reza tú por mi.

Como yo he tenido
que hablarles mucho tiempo
a los hombres,
ya se me han puesto
mis palabras roncas
y olvidé los cándidos
sones infantiles.

En cambio, tú,
Compañera mía de la boca pura,
no has perdido nada,
y aún sabes palabras de las que oye Dios.

Yo saldré al campo; afuera
lo incierto y lo malo
y la tempestad de ala de cuervo
me estarán aguardando.
Pero tú, compañera mía,
reza tú por mí.

Tú que aún murmuras sones infantiles
y que aún recuerdas
palabras serenas
de las que oye Dios.

Tú podrás decir
las gracias que siento
para el que me da mis males y bienes.
En mis labios ya indóciles
se han puesto
mis palabras roncas
porque ya hace tiempo que hablo a los hombres.

Reza tú por mí,
compañera mía.
Yo escucho tu rezo
y beso tu boca pura
después…

 

SE FUE

Hace un momento era yo todo tristeza.
Una tristeza rara, sensual e indolente.
Caía sobre mi alma,
gota
a
gota,
como la miel.
Y pasaban duendes gimiendo en el viento

Mas de repente la tiré lejos
con mi gesto soberbio!
Ahora baña la dulce brisa mi cara!
Ahora el sol me ilumina de lleno!
El alma, enorme,
no me cabe en el pecho.

Bajo el cielo sin límites,
de pies sobre la tierra adusta,
yo calco una completa simetría.
Y pasan mujeres cantando en el viento.

 

PUBERTAD

Es inútil que quiera quedarme,
oh mi madre.
Se me van los pies tras de ella,
oh mi madre.

Un impulso más grande
que el impulso familiar que me ata,
un impulso más grande
me desata los pies;
y se van, y se van, y se van
tras de ella.

Bien quisiera quedarme a tu lado,
oh madre de blancos cabellos,
de tibio regazo,
de amable vejez.
¿Puedo acaso vencer
a la ley natural?
y mis pies se me van
tras de ella.
Oh ella, de fragantes cabellos,
de cálidos senos,
de ardor juvenil.

Pasé muchos años al amparo materno.
Un hombre lentamente me has vuelto.
Con tu vida me diste la vida.
Pero hoy, nada puedo yo hacer
si la ley natural me transforma en ingrato,
y los pies se me van, se me van, se me van
tras de ella.

 

DEBILIDAD

Amigo:
es verdad todo eso que dices.
Pero ahora,
vete y déjame solo,
llorar.

No me vengas con mis propias teorías.
Es verdad que canté todo eso.
Es verdad que, entusiasta,
proclamé
la hermosura del hombre divino.
Es verdad que adoré la pujanza,
el valor impetuoso, la fuerza.
Pero hoy, amigo:
vete y déjame solo.

Solo, aquí.
Tembloroso y humilde y pequeño.
Solo, frente a la noche inmensa,
frente al bosque sin nombre,
frente a Dios.
Solo, humilde y pequeño.

No me vengas con mis propias teorías.
y déjame,
con el rostro en las manos,
sordamente
suavemente
solo, solo,
llorar …

 

BARRO

¿Dices que tu carne es barro.
amada?
Déjame que cante el barro
vibrante de tu carne.
Déjame que cante el barro
sonrosado.
Déjame que cante el barro
hecho dios.

Mi carne joven arde.
Una fiera me muerde.
Siento palpitar tu cuerpo trémulo.
Estoy ansioso de beberte toda.
Yo soy de fuego y canto:
tu barro desmayado y tibio.
mi barro ardoroso y fuerte.

Yo me sepulto en ti, amada;
en ti, perfumada y tibia
como un nido en la selva.
En ti, dulce como una melodía.
En ti, que sólo eres
Un gran suspiro pálido
que cruje bajo mí.
Soy un sello candente.
y sellarte es, amada,
mi más bella,
mi más grande,
mi más primorosa obra de arte.

Yo soy de fuego y canto:
tu barro desmayado y tibio.
mí barro ardoroso y fuerte.

 

LA MUERTE

Y algún día,
que me llegue la Muerte también.
La sabré recibir
como un bravo guerrero:
con mi cara impasible
y mi ánimo enorme.

La herida,
que la tenga en el pecho,
en la cara, en la frente,
pero nunca en la espalda.

Las negras nubes densas,
lentamente
envolverán mi faz de guerrero
y por la herida
a borbotones
se fugará mi vida
con mi sangre caliente.

Entonaré yo entonces
mi canto de muerte.
Cantaré mis hechos pasados,
mi vida, mis luchas.
Los graves sucesos.
Los sucesos triviales.
Y aún para la mujer de ojos negros
que ennegreció mis días luminosos
y me hizo beber
licores amargos,
aún para ella
tendré una palabra
sonora y fraterna.

Con mi sangre caliente
se me figurará el vigor.
Se apagará lentamente mi canto
al compás de mi vida.
Los hombres de mi tribu
tomarán mi cuerpo, ya inerte,
y me harán las exequias
como cumple a un bravo guerrero.

Pero yo,
el yo que yo tengo además de mi cuerpo,
se habrá fugado antes
por la herida profunda,
y se irá,
por senderos que aún no conozco,
a los eternos vedados de caza,
donde no hay mujeres que amarguen la vida,
donde son constantes
la guerra y la caza,
y el bravo guerrero
contempla de frente
al Grande Espíritu.

 

ALABANZA

Mujer de ojos taciturnos.
Mujer: bendita seas.

Que todas las flores que hay en la selva
levanten a coro, a tu paso,
los suaves aromas,
como una alabanza.

Que a tus ojos sean
dorados, todos los crepúsculo,
claras, todas las mañanas,
y desbordantes
de tibios luceros, todas las noches,
como una alabanza.

Que a tu paso callen
las fieras que rondan,
sus largos rugidos,
y se haga el silencio solemne a tu paso,
como una alabanza.

Que siempre se halle a tu alcance
el agua invisible y fresca
cuando quieras agua;
y las frutas expriman sus jugos,
sus jugos dulces y raros y ácidos,
cuando quieras frutas.

Que a tu paso levanten los hombres
un gran clamoreo,
como una alabanza.
y se entrechoquen los bravos guerreros
y demuestren el sublime valor
y que saquen destellos las lanzas,
como una alabanza.

Que a tu paso canten
todas las mujeres que saben cantar.
Cuánto de dulce canta una mujer,
cuánto de noble y de bello y de bueno
pueda decir lengua humana,
se alce a tu paso
como una alabanza.

Mujer: bendita seas.
Mujer que encontré en mi camino.
Porque tienes los ojos negros,
tan bellos que no es posible más,
y tu mirada es dulce,
tan dulce, que no es posible más.
Porque yo un momento pensé
que era para mí la maravilla
de tus ojos taciturnos.
Mujer que encontré en mi camino.
Bendita seas.

 

EL VOTO

Joven:
nuevo joven que tienes,
como una flecha en el arco,
el enorme impulso latente,
y que surcarás el espacio divino
ebrio de entusiasmo.
Si encuentras a una mujer
de las que le roban a uno el aliento,
que ella te quiera!

Con todo el tibio fervor de mi voto,
desde alma adentro,
sólo te deseo:
que ella te quiera!

A mí no me quiso.

Sobre el autor

*Fuente: https://vomiteunconejito.wordpress.com

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