literatura venezolana

de hoy y de siempre

Una web para cautivarnos con la poesía

aría Antonieta Flores, además de ser una reconocida poeta con una amplia trayectoria, mantiene desde hace varios años espacios dedicados a la difusión de la literatura, tanto en su cuenta de la red social X (@epifitas) como en la página El cautivo, con respecto a la cual conversamos en esta ocasión.

Comienzo por preguntarte, ¿por qué El cautivo? Digo, es obvio, por lo que se lee en el epígrafe de la página de inicio, que es un pasaje de Cervantes. Pero, ¿por qué precisamente esa elección?

El mundo de lo barroco siempre me ha atraído, no solo en la poesía y la música, en el arte en general y en la naturaleza. Uno de los tópicos propios de la época en que se vivió el esplendor del barroco, era El cautivo. Cuando me planteé qué título le pondría a la revista no recuerdo mucho cómo llegué al título, creo que hubo una serie de sucesos en sincronía que se conjuntaron. No opté por la cautiva porque iba a remitir directamente a la obra de Esteban Echeverría, un poema épico fundacional de la literatura argentina con una problemática muy específica. El término de “cautivo” abre sentidos más amplios. Todas las personas tienen, consciente o inconscientemente, un ámbito que se vincula con la idea de estar cautivo. Pero también da espacio psíquico a la idea de quedar cautivado por algo, tal como se sienten muchas personas con la poesía, tal como es mi caso.

¿Quiénes conforman el equipo de elcautivo.net?

Es un acto en solitario, artesanal, un acto de atención y vigilia, de resistencia.

Gracias a todos y cada uno de los colaboradores y de los lectores, a su generosidad, permanece.

¿Cuántos años, cuántos números?

Fundé la revista en 2004, es decir, que en junio de este año cumple 20 años. La concebí como revista, nunca fue un blog ni una lista de correo. Nació como revista. La diseñaron dos alumnos míos, Eini Trujillo y Leonardo Salas, quien también diseñó el logo original. Les había dictado Lengua y Comunicación en el Departamento de Informática en el mítico IUT que ya no existe. 

Del 2004 al 2011, 7 años, 51 números. Tuvo en pausa forzosa, pero se mantuvo siempre en línea hasta 2016 cuando la empresa donde se alojaba cerró, entonces comenzó una segunda etapa con diseño de Jorge Gómez Jiménez, alojada en los servicios que él ofrece. En 2018, estrenó cabecera con diseño de Waleska Belisario, y ya alcanzamos el número 75. Ya para 2016, se estaba usando el formato del blog para revistas y páginas web.

Veo que además de autores venezolanos, también hay de otras latitudes. ¿Cuál es el criterio de elección? ¿Reciben colaboraciones?

A mí siempre me ha interesado la difusión de la literatura y de la poesía, no creo que sean saberes que pertenezcan a grupos ni a élites. Cuando fundé la revista estaba teniendo una vivencia muy rica de encuentros y festivales internacionales, quise compartir esas voces que iba conociendo. Las redes sociales no tenían el auge de hoy, así que una revista digital era una buena opción. Yo había vivido el proceso de creación y de sus dos primeros números de la revista Kalathos con Artemis Nader como directora y yo como editora. Así que no me era extraña la experiencia.

No estoy cerrada a colaboraciones, pero, en general, yo selecciono el material y lo solicito, también sobrevivo y respeto a los pocos que no he recibido. Me centro en los que sí han aceptado colaborar.

El criterio es intuitivo, basado en tantos años de lectura y en la pasión que siento por la poesía. A veces me sorprende el cuerpo que toma algún número, siempre dejo lugar a ese diálogo entre poetas que se establece en cada número.

¿Ensayo y poesía, solamente?

Poesía, poesía y ensayo sobre poesía, poetas o poemarios. A veces se cuelan otros géneros… La poesía no es un ámbito cerrado ni mi visión de mundo tampoco. Los vasos comunicantes. Creo en los vasos comunicantes. Lo culto y lo popular no me generan tensión, por eso la canción popular tiene su lugar en El cautivo. Además estamos en una época de híbridos y transgéneros literarios.

Por ejemplo, todas las crónicas de Arturo Almandoz que conformaron su libro Crónicas desde San Bernardino, aparecieron primero en El cautivo, algo que honra el trabajo cuidadoso que se ha hecho en todos estos años. 

¿Cuáles han sido las mayores satisfacciones y las mayores dificultades en estos años?

Satisfacciones: cada número logrado, algún comentario que reconoce el trabajo hecho o los trabajos que se presentan. El botón FILUC que recibí en 2022, concedido por la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Venezuela). Dificultades: algunos inconvenientes para diagramar los textos o el manejo de los códigos en su etapa de montaje. Las circunstancias económicas y sociales, la distracción y el dolor, son cosas que dispersan y exigen un mayor enfoque.

¿Cómo ha sido la recepción?, ¿qué retroalimentación han recibido?

Diría que generosa y cálida por parte de los colaboradores y los lectores de la revista. 

¿Hay algún plan o apuesta a futuro, algún cambio?

Continuar. No estoy pensando en cambios, ellos se van presentando.

¿Qué piensas que se ha ganado y se ha perdido para la literatura en esta era digital?

No lo veo en términos de ganancia o pérdida. Es distinta. Cada época marca el discurso artístico y literario con cantidad de datos que percibe el creador, datos que vincula en su universo particular. Es un diálogo entre lo nuevo y lo viejo, la vanguardia y la tradición. 

Si quieres añadir algo, también se vale

Gracias, solo las gracias por darle este espacio a El cautivo.

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