En este universo
infinito
la estrella madre
anuncia
la primera parada.
Todo está en su lugar:
la olla aún está llena,
la vajilla todavía no se ha ensuciado.
Me veo frente al espejo
y mi ropaje sigue
abandonando mi cuerpo.
Respondo a tu llamado
Abandono todo
Me enfrento al mundo
Descubro mi verdadera identidad,
Ya el propósito de mis caderas
No es el mismo de antes,
Mis senos bien formados,
Alimentan el candor
Y el verdadero significado del amor
Se simplifica con tu nombre
Exijo que vuelvas a mis brazos,
A mis pechos,
A mis caderas,
Ven que mi cuerpo
Acostumbrado a ti
Exige el encuentro.
En tu ausencia
Descubro el olor de las paredes,
El color de las comidas añejas,
La estruendosa voz del silencio.
Amable sorpresa
El viento trajo a mí
La dulce estela de tus pasos,
El suave andar de tus miradas,
La sutil figura de tu cuerpo.
Evoco en mis sueños
El pausado ritmo de tus besos,
La ternura de tus brazos,
La sabiduría que han adquirido tus manos
Hoy el viento trajo a mí
Tu nombre enredado
En mis pensamientos.
A veces
cuando no consigo tu rostro
en medio de mis libros
cuando tu aroma
se ha perdido
en medio de toda aquella fragancia
a incienso y café
decido buscar en el fondo de tus palabras
hasta armar de nuevo
mi rompecabezas
y empezar a amarte
otra vez
Acaso las estrellas
bastan para consolarme
Acaso aquellos aromas… festivos
calman mi hambre de amar
Acaso aquel recuerdo
será hoy el sustento de mis palabras