César Chirinos
Dramatis personae
Hombres y Mujeres asomados en ventana (muñecos)
Enfermo mental callejero
Enfermero
Cura
“Uñas Largas” (personaje entre el público)
Enfermero
Flor, prostituta pintarrajeada y con una carterita guindando en el hombro
Pildorita, viejo que riega las matas de la plaza
Pastorita, mujer de Pildorita
Personaje que trota con walkman, celular y audífonos
Cincero, vendedor de mamones
Hombre en zancos
Negros tocando
Una madre con su hijo
El lugar
Una plaza común en un espacio de suburbio urbano rodeada de desperdicios y miseria social. “Pellejería La Pingorotuda”, “Clínica del doctor Camargo, sobador de huesos”, “Lavandería china”. Una iglesia. Un reparador de zapatos, “Clínica Odontológica atendida por su sacamuelas”, “Casa del practicante. Se ponen ampolletas en el brazo y en la nalga”, etc.
I
Al levantarse el telón Pildorita riega la matas de la plaza y baila siguiendo la música de su radio de pilas. Va donde tiene este, le cambia la emisora y se oye una voz.
Voz: Rayo del Catatumbo, su emisora favorita, le da hora exacta: van pa’ la diez de la mañana en la Sultana del Lago.
Atraviesa el escenario el Hombre que trota y Flor lo detiene para preguntarle.
Flor: Decíme una cosa, Benito, ¿eso que hacéis vos todas las mañanas, lo hacéis por usual y ordinario o por acostumbrado?
Hombre que trota: No. Lo hago porque me da la gana.
Flor: (Al publico y alejándose). Sabía, estaba segura que era por eso.
Entran los negros tocando, bailando y bañando de ron a San Benito.
Zanquista: Volvió la alegría a “Cuerpoespín”, la ciudad rodeada de sueños que no duerme.
Flor: (Fumando y dirigiéndose al público). Hola, hola… aquí está tu Flor, si no la habéis visto, diurna y nocturna. (Echa su humo con deleite). Decíme una cosa, Uñas Largas, ¿por qué te cortaste las uñas?
Uñas Largas: (Levantándose de su asiento). Porque me dijeron que en el mundo socialista uno no puede tener las uñas largas.
Flor: ¿Y quién te dijo eso?
Uñas Largas: Alguien aquí en la plaza. Y agregó: “Cuando uno lucha por el pueblo está luchando por el partido y cuando lucha por el partido está luchando por la burocracia”.
Flor: Y qué quiere decir eso?
Uñas Largas: No tengo idea, Flor.
Se oye la canción “Que me coma el tigre”, de Eugenio García Cueto. Pildorita baila con su escoba y surge de pronto Pastorcita con una escoba a darle escobazos.
Pastorcita: (Gritando). ¿De quién te estáis acordando, viejo verde?
Mientras Pildorita y Pastorcita corren uno detrás del otro aparece El Cura, el cual le echa agua bendita al público y hace la cruz.
El Cura: ¡Qué mundo éste tan… tan… ¡qué se yo!
El Cura desaparece, perturbado.
Cincero: (Chupándose un mamón y ofreciendo su producto al público). Pura azúcar… pero yo les recomendaría a ustedes que no chupen mamón porque el mamón produce la enfermedad de lo que llaman “retrasado mental”.
Sube desde el público El enfermo mental callejero chupándose una gigantesca chupeta y se sienta en medio del escenario a disfrutar de ella.
Enfermero: (Levantándolo y llevándoselo). ¡Otra vez, Algimiro! ¡Vamos, levantáte!
II
Aparecen los hombres y mujeres (muñecos) asomados en las ventanas, soplándose, y una urna en mitad del escenario.
Flor: (Acercándose a la urna y dirigiéndose al público). Quedó igualito, aunque ninguno de nosotros sabe quién es.
El Cura mira al difunto con extrañeza, le hace la cruz y sale espantado.
Hombre en zancos: (Dirigiéndose al público). Debemos decir que ustedes y nosotros sabemos que estamos ante el velorio de un desconocido, aunque es posible que sea uno de nosotros o de ustedes.
Epílogo
Cae el telón. Pausa. Se levanta de nuevo y los personajes aparecen como esculturas o estatuas en el espacio. Cruza la escena El hombre que trota y Los negros que tocan. Desde el público sube una madre con su hijo a observarlos de cerca. Uno de los muñecos que están en las ventanas le saca la lengua al niño y otro le guiña un ojo.
Niño: ¡Mamá, esos muñecos están vivos!
Madre: ¿Por qué decís eso, Pedrito?
Niño: Porque uno me guiñó el ojo y otro me sacó la lengua.
Madre: ¡Qué locura! Larguémonos.
Mientras ellos bajan, se oye una voz.
Voz: No existe el destino fatal sino el hombre fatal. Para los griegos, máscara quería decir persona. Para los africanos, persona significa sociedad e individuo que le da preferencia al interés general sobre el particular. La máscara, para cualquier cultura de funcionamiento social, es auténtica si se expone. Si, por el contrario, se impone, se produce psicológicamente una alteración en las personas que se ven retratadas en ella.
Los personajes siguen exhibiéndose, detenidos en el escenario; uno de ellos se dirigirá al público.
Personaje: ¿Qué están esperando? El teatro terminó. Nosotros seguimos aquí para los que vienen a ver una exposición de muñecos.
Fin de Habladuría y hablantina de haberla hecho buena