Rubén Darío Joya López
Personajes
Secretaria.
Mujer.
Doctor.
Lugar
Consultorio médico.
Época
Actual.
(Suena “Mujeres y despecho” de la cantante Arelys Henao. Secretaria con los pies sobre el escritorio y algo ebria).
Secretaria: (Canta al compás de la música) “Si a una mujer ves bebiendo/ no le atormentes la vida/ déjala que llore y tome/ porque lo que quiere es curar una herida”.
Mujer: (Entra) Buenas tardes… (Con fuerza) ¡Buenas tardes! (Secretaria la ignora) ¿Le puede bajar el volumen a esa cosa?
Secretaria: ¿Cómo dice?
Mujer: ¡Apague la música!
Secretaria: (Apaga la radio) Usted pica y da carraspera.
Mujer: ¡Huele a licor!
Secretaria: (Recita) “En este mundo traidor/ nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira”.
Mujer: (Con duda) ¿Éste es el consultorio “El Buen Cirujano”?
Secretaria: Sí, el que corta por lo sano y opera temprano.
Mujer: ¡Tengo cita!
Secretaria: ¿Cita?
Mujer: Estoy apurada. ¡Me desespera esperar!
Secretaria: Cuando se espera, hay que esperar.
Mujer: ¿Está el doctor? ¿Sí o no?
Secretaria: Está echando un camarón.
Mujer: ¡Pues dígale que aquí está su paciente!
Secretaria: ¿Nombre?
Mujer: Abigail.
Secretaria: ¡Como la telenovela!
Mujer: Vi este sitio en un aviso de prensa. Supongo que es de primera.
Secretaria: ¿Puedo hacerle una pregunta?
Mujer: ¡No!
Secretaria: ¿Su novio la soporta?
Mujer: ¡Estoy casada! ¡Insolente!
Secretaria: ¿Él, o yo?
Mujer: (Altiva) Soy hija única de un acaudalado empresario y de un hombre que me… (Se detiene).
Secretaria: ¿Qué le qué? ¡Suelte! Aquí estamos para entendernos.
Mujer: ¡Me estresa!
Secretaria: ¿Su marido, o yo?
Mujer: ¡Mi marido! No soporto que voltee a ver a otras. Me fastidian sus amigos y que diga cosas con doble sentido ¡Eso me descontrola!
Secretaria: ¿Y lo peor?
Mujer: (Confiesa con preocupación) Le gustan los reality shows de cirugías y come yogurt de frutas mientras lee Cincuenta sombras de Grey.
Secretaria: ¿Vive cerca?
Mujer: ¿Y a usted que le importa?
Secretaria: Bueno, si vive cerca es peligrosa.
Mujer: ¿Está borracha? ¡Soy una mujer de principios!
Secretaria: Me refiero a la tal Grey. ¿No me acaba de decir que le calienta la oreja a su marido y comen yogurt?
Mujer: ¡Es un libro!
Secretaria: ¿No existe?|
Mujer: ¡El libro es de verdad!
Secretaria: ¿Y ella?
Mujer: ¡También! Es maestra y las maestras existen en los colegios.
Secretaria: ¿Su marido trabaja en la Nasa o es conde?
Mujer: ¡Es profesor! ¡Imagínese! ¿Qué cosa no puede pasar por su cabeza a la hora del recreo?
Secretaria: ¡Sinvergüenzo! ¿No tiene ganas de sacarle un seguro de vida y que parezca accidente?
Mujer: ¡Usted es verdaderamente maléfica!
Secretaria: ¡Y usted se ahoga en un vaso de agua!
Mujer: Soy caprichosa, presumida y la princesita consentida de papá.
Secretaria: Pobre hombre.
Mujer: ¿Cómo dice?
Secretaria: (Luego de tomarse un trago) En dos platos: ¿A qué ha venido?
Mujer: Quiero hacerme distinta, repararme el orgullo.
Secretaria: (Luego de tomarse otro trago) ¿Quieren que le quiten o le pongan?
Mujer: (Con entusiasmo) ¡Que me trasformen! Sé que no puedo ser más alta pero si una “mujer bonita”.
Secretaria: Como la de la película donde el ricachón de Richard Gere se enamora de la prosti’ y se lo aprovecha.
Mujer: Lo mío es real y honesto.
Secretaria: Hablando de lo real, la suma de sus aspiraciones estéticas altera el producto.
Mujer: ¿No va hacerme un descuento? ¡La hiperinflación nos mata!
Secretaria: No chille, que me sube el azúcar.
Mujer: ¡Después de todo lo que la he soportado!
Secretaria: (Entona la canción con desafino y se tambalea) “Si a una mujer ves bebiendo/ no le atormentes la vida/ déjala que llore y tome/ porque lo que quiere es curar una herida”.
Mujer: Con razón está como la carretera de Choroní: Torcida y choreta.
Secretaria: (Con altivez) A pesar de todos los entuertos de la vida, he conquistado la cima.
Mujer: Me dijeron que este sitio es confiable y a bajo costo, y tratándose de mí cuerpo más le vale que así sea.
Secretaria: Voy a avisarle al doctor.
Mujer: ¡Ya era hora!
Secretaria: (Con un megáfono) Doctor Rutenplastic, paciente en espera. Doctor Rutenplastic, paciente en espera. Doctor…
Mujer: (Interrumpiendo) ¡Qué escandalo! ¿No tiene algo de más caché?
Secretaria: ¿No quería un descuento? ¡Quién la entiende!
Doctor: (Off) ¡Un momento! Ya salgo.
Secretaria: Deje los macundales por este lado.
(Suena música instrumental “El estuche” del grupo Aterciopelados. Secretaria acomoda el sitio: coloca la mesa en el centro, sacude el polvo a medias, rocía con un atomizador, coloca un cuadro de mujeres y hombres con cuerpos exagerados y un torso de maniquí sin brazos ni cabeza).
Secretaria: (Por megáfono) Doctor Rutenplastic, paciente en espera. Doctor Rutenplastic, paciente en espera. Doctor…
(Entra Doctor con una maleta. Lleva puesto una bata blanca, lentes y un corbatín).
Doctor: (Interrumpiendo) ¡Sí, ya escuche!
(Secretaria se recuesta de una silla. Doctor se arregla).
Mujer: (Con emoción) ¡Doctor Rutenplastic!
Doctor: El mismo en oferta. Dos sustos por el precio de uno.
Mujer: ¿Cómo dice?
Doctor: Me refiero a que van a quedar patitiesas de lo bella cuando la vean salir.
Mujer: ¡Ay sí, doctor! ¡Quiero estar despampanante desde el empeine hasta los labios!
Doctor: (Aparte) ¡Lotería!
Mujer: ¿Disculpe?
Doctor: (Disimulando) Que es una “tontería” que la mujer se conforme con lo que tiene.
Secretaria: A mí nadie me quiere completamente. ¿Y qué?
Doctor: (Con voz de mando) ¡Atención! (Secretaria se pone rápido de pie con ciertos tambaleos y saludo militar) ¿Lista la operación “por si acaso un ramalazo”?
Secretaria: ¡Sí, señor!
Doctor: ¿Lista la operación “tobogán”?
Secretaria: (En secreto) La tasa sube y baja.
Doctor: ¡Apunte precisión! ¡Velocidad, interés, ángulo, punto adicional!
Secretaria: ¿Puede repetir lo que dijo?
Doctor: ¡Descanse! ¡Marr…! (Secretaria se recuesta) Orden y disciplina es nuestro lema.
Mujer: ¡Buena falta que le hace!
Doctor: Me decía usted que no quiere dejar nada para las demás.
Mujer: ¡Necesito popularidad y autoestima en mi cuerpo!
Doctor: Adán se volvió loco de amor en el paraíso justo cuando vio la rodilla de Eva.
Mujer: ¿Y eso qué significa, doctor?
Doctor: Que si usted no cuida su arepa se la come otra.
Mujer: ¡No me diga eso! Siento que pierdo atención… (Con preocupación) Un día entré a un coffee-bar de moda con mi cabello hasta la cintura y nadie se me acercó.
Doctor: ¡Qué terrible!
Mujer: Regresé a mi apartamento, me vi en el espejo y me di cuenta del ridículo estraple que tenía puesto, y de una arruguita en la pata del ojo.
Doctor: ¡Grave! ¡Muy grave! Pero le pondré sentido a su vida.
Mujer: (Decidida) Doctor, quiero que me opere de inmediato. Me aumente por aquí… (Se señala los senos. Doctor la sigue, dibujando las partes con gestos).
Doctor: ¡Estraple asesino!
Mujer: (Señalándose el trasero) Por acá…
Doctor: ¡Atrevida!
Mujer: Me dé un retoque en los labios; me saque una costilla…
Doctor: Mejor dos.
Mujer: Me desinfle este cauchito molestoso…
Doctor: ¡Indigno!
Mujer: Me equilibre el puente de los pies y me ponga los dedos larguruchos para que se me noten las uñas pintadas.
Doctor: ¡Hermosa! La “Jet set” de la ciudad… ¿Y la rodilla?
Mujer: ¿Usted cree, doctor?
Doctor: Recuerde lo de Eva y la arepa.
Mujer: ¡Tiene razón!
Doctor: (Manipulador) No les deje ni un centímetro a otras. Sienta el encanto de ser penetrada lentamente por ojos ajenos.
Mujer: ¡Doctor!, qué cosas dice… (Molesta) Últimamente he visto cómo mi marido ve el programa de las Kardashian ¡Eso me desespera!
Doctor: Es por mi culpa.
Mujer: ¿No me diga que usted…?
Doctor: Les quité su aburrida monotonía del cuerpo y las condimenté con unas cucharaditas de vicio.
Mujer: ¡Es un fenómeno! No pierda más tiempo y haga de mí algo superior.
Doctor: (Con voz de mando) ¡Atención! (Secretaria se pone de pie con un torpe saludo militar) ¡Apunte nota!
Secretaria: ¡Sí, señor!
Doctor: (A Mujer) Veamos. Camine de aquí para allá (Mujer lo hace). (A Secretaria) ¿Apuntó? Lea.
Secretaria: (Lee) “El subdesarrollo se le nota en el cuerpo. Tiene un desnivel en la cadera, un tacón sin tapita y las partículas subatómicas no se notan”.
Mujer: (Con angustia) ¡Voy a gritar!
Secretaria: Es lo que dice en este papel.
Doctor: ¡Atención! ¡De frente, Marr…! ¡Descanse, Marr…!
Mujer: (Triste) Doctor, me siento tan pobre, tan miserable.
Doctor: La mujer debe fingir fragilidad en la cintura.
Mujer: ¿Y usted la puede arreglar?
Doctor: ¡Por supuesto! le pondré la tuerca que le hace falta.
Mujer: ¿Y las partículas?
Doctor: (Con algo de morbo) Unas gotas de aceite de ladrón por su piel surtirán un efecto arrollador.
Mujer: (Coqueta) ¡Doctor, me espeluca!
Secretaria: A cada cochino le llega su hora.
Doctor: (Altivo) ¡Ah, bella dama! ¡Volverá triunfante a ese coffee-bar! ¡Tendrá el dominio total de la coquetería!
Mujer: ¡Sí! ¡Se arrepentirán!
Doctor: Le haré un paquetazo… (A Secretaria. Con voz de mando) ¡Atención! (Secretaria se pone de pie) ¿Artillería lista?
Secretaria: ¡Sí, señor!
Doctor: ¡De frente con vista a la izquierr…! ¡Marr…! (Secretaria, con una regla de tamaño prominente, mide las extremidades de Mujer, mientras Doctor saca cuentas y señala los lugares por el cuerpo) Veamos… dos por dos son cuatro, cuatro por cuatro dieciséis, y al cuadrado por cinco… (Aparte) ¿A cómo amaneció el dólar hoy?
Mujer: ¿Qué hace, doctor?
Doctor: (Con picardía) Asegurar el futuro. ¡Usted será todo un objeto fetichista! ¡Un trastorno fulgurante!
Secretaria: Llamará la atención…
Doctor: (Interrumpiendo) ¡Exacto!
Secretaria: (Continúa) …de un criminal psicópata sádico.
Mujer: ¡Me asusta! Tengo distintos atributos y un hombre que me… (Se detiene).
Secretaria: ¿Qué le qué? ¡Suelte!
Mujer: (Molesta) ¡Me saca de quicio!
Secretaria: ¿Su marido, o yo?
Mujer: ¡Los dos! Me cuesta servirme una taza de café. Soy la reina de la casa.
Secretaria: ¿Y lo peor?
Mujer: (Confiesa con preocupación) Le gusta usar el sartén de la vecina.
Secretaria: ¿Y ella? ¿Existe?
Mujer: ¡Sí! Pela ajo y come churros. ¡Imagínese!
Doctor: ¡Basta! ¡Olvídese de lo doméstico! ¿No quiere destacarse entre las demás?
Secretaria: (A Doctor, en secreto) Su marido la engaña con otra que come yogurt.
Doctor: ¡Mejor! Quiero decir: ¡peor!
Mujer: ¡Mi marido me adora!
Doctor: (Manipulador) Para que mantenga la sumisión y no despierte el gusto ajeno.
Mujer: ¿Usted, cree? ¡No le daré el gusto! Quiero despertar su deseo y que me atienda sólo a mí.
Secretaria: ¿Por qué no contrata a Sherlock Holmes?
Mujer: ¿A quién?
Doctor: Hasta eso tiene solución. ¡A grandes males, grandes remedios!
Mujer: Tengo dudas, doctor.
Doctor: Pregunte; aquí la desnudamos. Digo: la “desdudamos”.
Mujer: ¿Tengo solución para mis defectos?
Doctor: Depende.
Secretaria: (A Doctor, en secreto) Su papá es un “caudaloso” fabricante. Inventó el agua tibia.
Doctor: (Altivo) Bella dama, ha llegado al sitio correcto ¡No hay nada como un experto cirujano que le meta la mano!
Mujer: (Avergonzada) ¡Doctor!
Doctor: (Arrogante) Por algo me dicen “El maestro de la ingeniería anatómica”.
Secretaria: ¡Cuidado lo muerde un peluche!
Mujer: Deje la envidia. ¡Es un hombre con estatus!
Secretaria: (Recita) “El amor y el interés/ se fueron al campo un día”…
Doctor: ¡Cállese!
Secretaria: … y se me olvidó lo que venía.
(Secretaria se recuesta en una silla).
Mujer: (Emocionada) ¡Doctor, estoy en sus manos!
Doctor: (Manipulador) Ahora, respire, concéntrese, desarme su centro… (Mujer hace poses de relajación) Abra su mente, proyecte su cuerpo: pantorrillas de lomo, nalgas obscenas, tetas culpables, tongoneo de cadera profana, puente seguro, pies fantasiosos en punta y tacón… y su marido ahí…
Mujer: ¿Como Adán?
Doctor: ¿Como quién? ¡Ah, sí! Loco, loco; perdido en su jungla femenina de amor por usted.
Mujer: (Descompone la pose anterior; emocionada) ¡Sí, doctor! Y cuando me silben quiero voltear con una mirada caprichosa.
(Se escucha música sensual; Mujer camina seductora).
Doctor: Pisada fuerte, segura, tongoneo de caballo de paso. (Mujer lo hace) Apriete las nalgas, muslos sólidos. Distraiga la mirada.
Mujer: (Volteando para varios lados) ¿Así, doctor?
Doctor: ¡Muy bien! Hágase la loca para que crean que no ve que la miran. Salude como una reina de carnaval.
Mujer: ¡Eso es muy chusma!
Doctor: Entonces, salude como una “miss Erth, Water and Fire”. ¡Todo un arte del equilibrio y el control!
(Doctor le silba; ella lo mira y voltea coqueta. Música en fade out).
Mujer: ¡Es usted un genio! ¡Opéreme ya!
Doctor: Para mañana es tarde.
Mujer: Quiero sentirme distinta, estar a la moda, parecerme a las famosas.
Doctor: ¿Qué edad tiene?
Mujer: ¿Eso es importante, doctor?
Doctor: La juventud con unas dosis de fogosidad es algo arrollador.
Mujer: Yo tengo treinta y cinco. ¿Le parece que está bien?
Doctor: Muchos años. Le voy a desguazar cinco menos para que arda la envidia.
Mujer: ¡Doctor, no soy una res!
Doctor: En términos profesionales significa: reparto corporal.
Mujer: ¡Tengo los nervios hechos trizas! Necesito tantas cosas.
Doctor: ¡Relax, don’t worry! Yo operé a la mismísima Cher, de ochenta la lleve a treinta y cinco años.
Mujer: ¡Usted es fenomenal! Quiero que me ponga y que me quite, que me quite y me ponga ¿Qué me recomienda?
Doctor: (Aparte) ¡Más claro no canta un gallo!… (Extrae de la maleta una utilería de tamaño sobresaliente: senos, trasero, labios grandes. Improvisa y Mujer se las coloca) Mire estos senos tipo misil… ¿Y estos labios trompita de mono para selfies?
Mujer: ¡Me encanta todo, doctor! ¿Y cuánto se tarda?
Doctor: Es cuestión de horas. Podemos empezar… ¡ya!
Mujer: ¡Perfecto! Ahora mi marido sólo tendrá ojos para mí.
Doctor: ¡Atención! (Secretaria se pone de pie con un saludo militar a medias) ¿Listo el aerotransportador? ¿La nitrocelulosa? ¿El flisflís?
Secretaria: ¿Me puede repetir la pregunta?
Doctor: ¡Apunte ingredientes! (Señala sitios en el cuerpo de Mujer de manera aleatoria) Un poco de botox por aquí. Por a este lado le echamos silicona, por este otro rellenamos con un poquito de harina, pega loca, cortamos… (Improvisa. Malicioso).
Mujer: ¿Y eso es todo, doctor?
Doctor: Si le parece poco podemos ir del ombligo hacia abajo para restituir el valor carnal de los varones flácidos y decaídos.
Mujer: (Coqueta) ¡Doctor, me ruboriza!
Secretaria: ¿Se ruboriza? ¡Le acaban de echar el Armagedón!
Doctor: ¿De qué le sirve un cuerpo si no hace imaginar?
Secretaria: Si una mujer es bella. ¿Por qué se empeña en ser algo más?
Mujer: (Coqueta) Soy ambiciosa y sé exactamente lo que quiero.
Secretaria: A mí me interesa ser más auténtica que moderna. Además me sobra personalidad.
Mujer: (Preocupada) Doctor, ¿Me puede colocar un poco de eso?
Doctor: ¡Por supuesto! ¡El buen cirujano, corta por la sano! Las mujeres no son más que pacientes.
(Doctor se coloca guantes, acomoda instrumentos de exagerada proporción: jeringa, martillo, entre otros).
Mujer: ¿Pacientes?
Secretaria: (Recita) “La belleza y la mercancía/ se fueron al campo un día”.
Mujer: (Confundida) ¿Más pudo la mercancía que la belleza que tenía?
Secretaria: ¿Quiere que le diga algo? Mejor, no.
Mujer: ¡Hágalo! Total: me da igual.
Secretaria: ¿Su marido le exige tanto perol en el cuerpo?
Mujer: (Calmada) Él es un hombre generoso, distraído, pero es que me… (Se detiene).
Secretaria: ¿Que le qué?
Mujer: ¡Estoy confundida!
Secretaria: ¿Y lo peor?
Mujer: Es alérgico a la silicona.
Doctor: ¡Atención! ¿Lista la sala de operaciones “Delta Force”?
Mujer: Doctor, disculpe, no encuentro algo.
Doctor: ¿Perdió la cartera?
Mujer: ¿El dinero es lo único que le importa?
Doctor: (Altivo. Manipulador) ¡Jamás! Estoy llamado por la divina belleza y la perpetua edad de oro sin la ambición perversa del consumo.
Mujer: (Dudosa) No me convencen algunas cosas. A mí me gusta despertar el deseo, pero tengo otros valores.
Doctor: (Manipulador) ¿Y su marido? Puede que le convenza otra cara, otro cuerpo ¡La tentación anda suelta!
Mujer: ¿Y si después no le gusta como quedo?
Doctor: La mujer Barbie lleva cincuenta y dos operaciones y es toda una “yonqui” de la cirugía estética. No hay nadie que se le resista.
Mujer: Es que mi marido me quiere tal y como soy.
Doctor: (Sentencioso) ¿Y usted le cree? ¿No ha demostrado ver donde no debe? ¿No se ha dado cuenta de que mientras la escucha su memoria arde en otras uñas?
Mujer: ¡Lo mato!
Secretaria: ¿Al doctor, o a su marido?
Mujer: ¡Tengo ganas de gritar!
(Música: track intro de Superman).
Doctor: No hay nada como una mujer superpoderosa. Irresistible. Segura y sin titubeos.
(Doctor extrae de la maleta un cuadro caricaturizado de una mujer con botox y demás protuberancias artificiosas. Ambos juegan con fascinación en cámara lenta. Música en fade out).
Mujer: (Emocionada) “¡Superfabu!”. Doctor… ¡Opéreme!
Doctor: ¡Así se habla! (Saca una hoja) Firme aquí.
Mujer: ¿Qué es eso?
Doctor: (Indiferente) Formalidades… tontadas. Palabras pequeñas, grandes… como decimos en el argot profesional: siseos.
Mujer: (Lee) “En caso de accidente o muerte, no nos hacemos responsables por los daños”. ¿Qué significa esto?
Doctor: El que no arriesga, no gana. La mujer tiene el espíritu corto y si no piensa en el ideal de belleza, fracasa.
Mujer: (A Secretaria) ¿Está de acuerdo?
Secretaria: ¡Odio el arroz con mango!
Doctor: No tiene nada de qué preocuparse. Hay medio millón de mujeres que se operan al año y sólo una pequeña parte ha tenido problemas.
Mujer: (Alarmada) ¿Cuáles problemas?
Secretaria: Roturas silenciosas, desgarros, pérdida de la sensibilidad, excesos de botox, torceduras de tobillo…
Doctor: (Con voz de mando) ¡Atención! ¡Boca cerrada! ¡Con la vista a la izquierr…! ¡Marr…!
Secretaria: ¡No sé callarme cuando debo callarme, ni hablar cuando debo hablar!
Mujer: (Preocupada) ¡Pero esos problemas son peligrosos!
Doctor: ¡Detalles! Nada que no se pueda arreglar.
Mujer: ¿Y algunas se han muerto?
Doctor: (Altivo) ¡Si no puedes ser elegante, sé extravagante!
Mujer: ¿No le parece mejor prevenir que lamentar?
Doctor: Cuando se trata de belleza no existe sentimiento trágico que la sustituya. ¿Es que acaso no duele la vida tal y como es?
Mujer: (A Secretaria) ¿Y usted, qué opina?
Secretaria: “¿Vas a seguir, Abigail?”.
Mujer: ¡Estoy perturbada!
Secretaria: ¿No quiere ser la reina del arroz con pollo? ¿La tierna muñeca del deseo?
Doctor: ¡Relax, don´t worry! Está en la etapa de la “reconversión del exceso”. Le eliminaré tres ceros del cuerpo.
Mujer: Estoy pensando quedarme con lo mejor y lo peor de antes.
Doctor: ¡Inconformidad! Pero le borraré esos rasgos que la atormentan y así su marido nunca la rechazará. ¡Ojos que ven, corazón que siente!
Secretaria: Yo estoy consciente de los mensajes que emite mi cuerpo. La belleza no tiene moldes precisos.
Doctor: ¿Qué va a saber burro de chicle si lo que mastica es paja?
Mujer: (Molesta) ¡No la ofenda!
Secretaria: ¡Soy una mujer progresista!
Doctor: ¡Ahora sí se montó la gata en la batea!
Mujer: ¿Dónde se sacó el titulo? ¡Grosero!
Doctor: (Nervioso. Manipulador) ¿Qué le parece si le regalo una cadera tipo cilindro para que se contonee segura y pierdan la cabeza?
Mujer: ¡No me interesa! He decidido no operarme.
Doctor: (Molesto) ¿Cómo se atreve a tener esa actitud subversiva frente al modelo estético?
Mujer: Me he dado cuenta de que cada una de nosotras tiene una necesidad y una inteligencia propia.
Doctor: ¿No tiene seguro? ¿Tarjetas de crédito? ¿Póliza contra accidentes?
Mujer: ¡No me gustan su avaricia y su tono perverso!
Doctor: ¡Usted lo enreda todo! Recuerde mi oferta: dos sustos… digo: dos gustos por el precio de uno.
Secretaria: A su marido le gustan sus curvas naturales, la sonrisa y su “sex appeal”.
Mujer: ¿Y usted, cómo lo sabe?
Secretaria: Manuel Echeverría es mi amigo y no se deja engatusar por cosas “superfabu”.
Doctor: ¡Qué atrocidad! ¿Prefiere ser una insignificante figurilla del hogar?
Secretaria: Yo lo único que tengo operado son los sentimientos y me encanta ser como soy aunque la arepa no me quede redonda.
Doctor: (Con voz de mando) ¡Atención!
Secretaria: ¡No, señor! Está más pelado que rodilla ‘e chivo.
Mujer: Me voy.
Doctor: (La detiene con desespero) ¿No le gustaría hacer feliz a su marido por las “ubérrimas” frondosidades de su cuerpo?
Mujer: Lo siento. Me equivoqué. Quien mucho abarca poco aprieta. ¡Adiós! (Sale).
Doctor: (A Secretaria) ¿Y a usted, insubordinada? ¿No Le gustaría tener el pompis occidental y cristiano más lindo?
Secretaria: Tengo un pie más pequeño, y una cadera pequeña, y una oreja más abierta que la otra.
Doctor: ¡Le haré un descuento!
Secretaria: Mejor me hago un copete.
Doctor: ¡Inepta! ¡Le daré de baja por incumplimiento del deber!
Secretaria: ¿Y lo peor? (Entona parte de la canción “Ya no sé qué hacer conmigo” del Cuarteto de Nos) “Ya cambié de lugar mi cama/ ya hice comedia, ya hice drama/ Fui concreto y me fui por las ramas/ ya me hice el bueno y tuve mala fama/ Ya me cambié el pelo de color/ ya estuve en contra y estuve a favor/ Lo que me daba placer ahora me da dolor/ ya estuve al otro lado del mostrador” (Sale).
Doctor: (Molesto) ¡Malagradecidas! ¡Idealistas! ¡Subversivas!… (Se escucha música instrumental “El estuche” de Aterciopelados) Ya decía el inmaculado que la mujer es corta de entendimiento… (Al público. Improvisa) ¿Usted quiere operarse? Le va a costar barato. ¡Lo que no se exhibe, no se vende! ¿Y usted? ¡Qué decepción! Nadie es profeta en su tierra. No saben apreciar al maestro de la ingeniera moderna.
(Oscuro).