Solange Rincón
A los que se buscan y no saben
que se rozan en la calle endurecida
semáforos del adivino
el chamán que los cruza en radios
de animada frecuencia
crucigramas de los deseos
suspendidos
deudas
un circuito entre miles
de probables destino
una conflagración brillante
entusiasmada
que aún no habita
suspendida todavía
en los espacios terrestres
Para los que se amarán
su sincronía
en el mapa estelar
ya próximos
hermanados
Tropiezan en el andén
se disculpan
y se aman
de un sólo disparo
en el pecho
***
Aquí mi abierta semilla
su actitud de luna llena
pálida
flor infinita
sembrada en el cerebro
loto de rebozados pétalos
rotundo espiral de figurado trompo
la muerte aérea en abanico
la muerte deslumbrada
la que no es muerte sino levedad
porque se ha vencido
en buena lid
el ramo frágil de la angustia
***
Bosque de adentro
ensimismado
que se proyecta
en la intensidad blanda del verde
dormido de estar tanto rato ausente
en el habla de los hombres
y quizás una pena desencadena su ardor
y late nuevamente con sangre santa
en un impulso como mojado
en el fondo exquisito del color
sin que nadie perciba
el alma que lo posee
llenándola de poder como encantamiento
mirando el entorno hasta hacerlo suyo
siendo uno con lo contemplado
por obra divina que lo comprende
y accede a una calma
buscada con la urgencia
de las estaciones sus perfumes
su flora exigente
la lenta labor de los gusanos
horadando el humus tierno
cómo un colchón para el dormir
y sofocar el verso íntimo
nunca arrepentido de habitarme
***
Cauces de breves ondas dilatadas
al lanzar la moneda
como un cuerpo al agua
y la mente concentrada en el fondo de aquel río
de transparentes caudales hasta vernos los pies
y juntarlos en el torrente
subiendo el termómetro de la palabra
hacia el todo
mientras más alto
se hacen verdes los puentes solares y se pierde el poder de traducir
el discurso de los pájaros
en los techos del cielo
El fin de ese río era un ángel derramado en cascada
cuando vaciaba silenciosos minerales
de trapecio en trapecio en la gimnasia de las horas
y en la pubertad de absolutos desengaños
los discos de Saturno como trompo
desenredan los zamuros
atrapados en el telón azul
y la rosa como un olor
se entrega a bocados
anhelando la transparencia
y el honor inequívoco de florecer
***
Con tantas palabras en la boca
y no puedo decirte
varón que me doblegas
y ensalzas con celeste placer
para aventurarnos en la vicisitud
si ese fuera el precio del convite
Soy tu mesa servida
de agigantados abriles
para tu gusto en mi entibiado vestido
Me sirvo de jardín
me pongo en las brasas para dorarme
su mano acaricia justo en mi mitad
gracioso pozo mi ombligo
donde guardo la fe
Mi sudor íntimo y salvaje
ese escalofrió
de un instante
que no caiga y se derrame
inútilmente
***
De la muerte sé que nos hunde
en desapego
que nos dice lo mínimo
que se muere dos veces
la primera cierra la piel
la segunda flota ingrávida
sobre el cuerpo pálido
se despide lento de los recuerdos
como atajándolos al corazón
explorando a tientas la inmensidad
la luna de la sonrisa
abriendo su compuerta azul
incontenible
hecha de un marfil perpetuo
un poema sosteniendo una
lápida
abovedándose como si hablara
***
Se fueron a otro mundo
ellas las hijas de mi vida
a un universo paralelo a este
donde no se siente el ruido de la piel
repetidas veces frotada en el abrazo
Hay en su lugar un vacío
mas extenuante en el atardecer
o en la noche cuando las lloro
para no levantar sospechas
Que rara es la distancia
para quienes el tiempo pasa veloz
para quienes el circulo se va cerrando inclemente
los que nos iremos primero al sepia de las fotos familiares
Dolor incontenible así la lucidez nos sobrecoja
en el protegido corazón
Lo más duro es ya no respirarnos en el acontecer
La libertad es un hito desamparado
el amor en cambio
se mira de frente a los ojos