literatura venezolana

de hoy y de siempre

Cuentos breves de Chevige Guayke

Mar 6, 2022

Cásate con él

Ese perro es loco, ese perro parece loco, ese perro tiene vainas así como de loco, ese perro parece una persona, ese perro hasta piensa, pero es loco o parece loco o se hace el loco, hay personas que no son locas pero se hacen las locas, ese perro no es como los otros perros, ese perro piensa, verdaíta, ese perro piensa y antier casi hasta habló, de vainita habló y yo creo que no habló porque se acordó que era un perro y nadie iba a creerle que había hablado, por eso es que yo digo que ese perro parece una misma persona, tiene todas las vainas de una persona, el único perro por aquí por el barrio que es así es él, yo no sé cuándo llegó ese perro por aquí, pero de que es loco es loco, él se llama Hipólito René, todos por aquí lo llamamos Hipólito René y mi vecino está encariñado con ese perro y dice que él quiere darle su apellido a ese perro, que él quiere adoptarlo, que quiere hablar con un abogado para ver cómo arregla eso y su mujer anda caliente anda arrechísima y dice que ella no puede permitir que ese perro sarnoso sea hermano de sus hijos y cada vez que ella dice que Hipólito René es un perro sarnoso su marido dice que más sarnosa es ella y ella le responde con un montón de groserías y le dice si tú quieres divórciate y cásate con el perro sucio ese, anda cásate con él, cásate con ese perro mierdero, forma tu hogar con él, y él dice para vivir con una perra como tú es preferible vivir con Hipólito René que es más persona que tú…

 

Qué vaina tan triste

Para Mercedes, Javier y Trompo

Yo llevo añales viviendo por aquí. Yo no sé si alguien me trajo o si yo vine por mi propia cuenta. Yo creo que vine por mi propia cuenta. No recuerdo que nadie me haya traído. Lo cierto es que tengo añales viviendo por aquí. No sé cuántos son porque yo no llevo la cuenta, pero sé que son muchos. Por aquí me ha ido más o menos. No voy a decir que me ha ido bien, pero tampoco voy a decir que me ha ido mal. Creo que me ha ido regular. Por aquí me he enamorado varias veces. Por aquí tengo varios hijos. Ellos han tenido más suerte que yo. Á veces me pongo a pensar cosas raras y me veo tan insignificante y me entra algo así como una angustia y me pregunto qué hago yo en esta mierda, qué hago yo en esta porquería de mundo, y siento ganas de no vivir más…mi soledad es una bestia que me amenaza y me ataca por dentro…ya ni duermo, el insomnio es otro de mis adversarios. ..esta vida no se hizo para mí…ya ni ladro… me olvidé de ladrar… casi no soy un Perro.. . soy menos que un perro. ..¡Qué vaina tan triste y tan perra es la vida de un perro como yo!…

 

Karbhoro

Todo estaba increíblemente igual y en el mismo sitio. El mismo muelle de madera aún estaba intacto y a sus costados permanecían atracadas las mismas embarcaciones.

Los mismos muchachos se lanzaban desnudos al mismo mar, frente a los mismos crepúsculos.

La misma plaza y la misma estatua del mismo general y el mismo demente pronunciando los mismos discursos épicos-filosóficos montando en el mismo banco.

Las mismas angoletas saltando en las mismas ramas de los mismos robles y de los mismos guayacanes. Los mismos músicos interpretando las mismas canciones.

El mismo viento afectuoso untado del mismo océano. Los mismos perros ladrándoles a los mismos duendes y a los mismos encapotados. Los mismos gallos cantando tediosamente a orillas del mismo mediodía.

La misma iglesia y el mismo cura. Las mismas calles taciturnas y casi milagrosamente igual y en el mismo sitio.

La misma mansedumbre. Los mimos ojos melíficos. La misma palabra sensible y elemental.

Sinceramente: estaba asombrado. El pueblo era el mismo de siempre. Qué alegría volver después de tantos años y hallarlo insólitamente igual.

No quería creerlo. Pensé en pesadillas, en alucinaciones.

Me acerqué a un hombre que descansaba plácidamente bajo un árbol, y le pregunté:

-¿Esto es Karbhoro, verdad?

-¿A cuál se refiere, al viejo o al nuevo?

-¿Y a hay dos Karbhoro?

-Sí; dos que son el mismo, pero el nuevo está más adelante en el tiempo, y el viejo es esta antigua fotografía en la que estamos usted y yo.

 

Poste

Para Güicho

Todavía no aparece el poste, nadie sabe nada de ese poste, es simplemente un poste junto a una carretera. Sólo aparece el recuerdo, el estar ahí. Andar por las calles, por la playa, estar en la plaza conversando sobre los misterios de la muerte. El poste está más adelante y mientras tanto él viene y dice que tiene muchas ganas de morirse, pero él no puede morirse todavía. De todos modos, él se acuesta y dice voy a morirme» y cierra los ojos y luego los abre y pregunta: «¿qué pasa… por qué no me muero?»

El poste espera a orillas de una noche de septiembre.

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