Por: Oscar Acosta*
Lina Susana López Pelgrón nació el 11 de agosto de 1825. Fue hija de Lino López e Isabel Pelgrón, esta última hermana de José María Pelgrón, periodista, escritor y patriota de relevante figuración civil en la creación de la República.
Su producción, entre las que cuentan tres novelas, dos piezas teatrales, un poemario y una cantidad indeterminada de escritos para la prensa, fue firmada con el nombre de Zulima. Posiblemente, el seudónimo fue tomado de un personaje de Los amantes de Teruel, de Juan Eugenio Hartzenbusch, drama español que alcanzó gran popularidad y que aún hoy se sigue editando como modelo de la corriente romántica, vertiente que caracterizó las producciones de esta creadora.
Inicialmente, cuesta dar crédito a su obituario (El Universal, 11-5-1918), donde se afirma que “tuvo 18 hijos, de los cuales sobrevive solamente la señora Camila Quintero”, pero la misma Zulima se encargó de ratificar la información cuando asentó en unos versos,
Diez y siete hijos me diste y me quitaste;
yo te pido Señor, me des valor;
yo te pido des calma á mi amargura,
yo te pido mitigues mi dolor.
Yo quiero que la que me dejaste
minore con su afecto mi pesar;
mis ojos de sufrir se encuentran secos
y no tengo el consuelo de llorar.
El poema está inserto en Los Sueños de Zulima (1907), publicación que es una recopilación lírica escrita en diversas etapas de su vida, contentiva de numerosos detalles biográficos que ayudan a conocer –sino a descubrir- a la escritora.
Según refiere la nota necrológica, la escritora se casó dos veces. El primer matrimonio en 1843 lo contrajo con Ricardo Manrique, enviudando una década después, de acuerdo con las actas que reposan en los archivos eclesiásticos. Del segundo matrimonio no fue hallada evidencia documental alguna. Existe en cambio, una prueba de que uno de sus hijos, llamado Martín Eduardo Aramburu y al cual le dedica tres poemas, fue bautizado en 1865 como “hijo esposito y que se educa a la piedad del Comandante Martín J. Aramburu”, con lo cual se buscó encubrir su nacimiento a consecuencia del adulterio.
La confirmada descendencia devela que estuvo relacionada extramatrimonialmente durante años con este militar, de quien hay constancia que estuvo casado por la iglesia con Josefa Montbrun. El apellido de Aramburu debió adquirirlo Zulima después de 1873, una vez fue instituido el matrimonio civil. También pudo ser agregado irregularmente en las actas de defunción por Camila Aramburu de Quintero, única hija con vida el 9 de mayo de 1918, fecha exacta de su fallecimiento. Queda pendiente tan peculiar enigma.
El empeño literario de Zulima tuvo un reconocimiento tardío. Su primer libro editado es el drama María o el despotismo, publicado en 1885 cuando frisaba las seis décadas de vida; fue escrito a propósito de la llamada Exposición Nacional organizada por el presidente Antonio Guzmán Blanco, con motivo del centenario del natalicio de El Libertador. La pieza, en la cual se combinan la prosa y el verso, es la primera obra teatral escrita por mano femenina que se editó en Venezuela; a pesar de estar claramente influenciada por la moda europea de entonces en la que eran comunes los amores extremos y un argumento con golpes de truculencia que hoy resultan inverosímiles, tiene la virtud de estar ambientada en el pueblo de Villa de Cura durante la Guerra de Independencia, sintonizándose con la búsqueda de una literatura que nos expresara como nación, preocupación constante de buena parte de los escritores criollos del siglo 19.
Un segundo drama de su autoría, titulado La Carta y el remordimiento, fue publicado en 1900. En sus obras, el predominio temático lo conforman la resignación cristiana y la subordinación de la mujer al rol de madre o esposa, así como la defensa de las convenciones sociales; entre otros valores conservadores. Sus últimos escritos expresan un sentimiento de gran desencanto ante la vida, en un marcado contraste con el resto de sus publicaciones. Escribiría ya octogenaria en un poema,
Blanco está mí cabello, mustia mi alma,
rasgado el corazón por la amargura,
ya no siento placer, la ingratitud
me quitó la dicha, me quitó la calma.
Conmovedora conclusión de una larga vida dedicada a las letras, que merece el homenaje de una mayor indagación.
Teatro
María o el despotismo (acto I)
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María o el despotismo (libro para descarga)