literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas selectos de Caupolicán Ovalles

Feb 13, 2022

Mi padre ebrio, mi padre se muere

Mi padre ebrio, mi padre se muere

Mi padre ebrio habla con los ojos cerrados
Camina con los ojos cerrados
Cualquiera diría que es un muerto que camina
si él me pregunta que qué habrá yo si él muere
yo hago pucheros y me le agarro de las piernas
si él me vuelve a preguntar sobre lo que yo haría si él muriera
yo mezclo una pequeña risa con un pequeño puchero
si él me vuelve a preguntar

yo le digo Que se muera

y él un día que le desobedezco y voy a casa de un amigo a solicitar sardinas
en su nombre para que se coman las plagas de los estanques
de la casa del abuelo
y cruzo toda la ciudad con mi cajita de galletas llena de sardinas
cuando llego a casa y él está grave mi papá
él descontento con mi conducta me recuerda lo que le he dicho un día
Que se muera

entonces él que está grave mi papá me enseña dos monedas ganadas por mí
recitando aquellos poemas con los ojos cerrados en una escuela
y si mis familiares llegan y me dices «Vaya a casa de su papá y pídale perdón
por haberle dicho eso» yo les contesto que él me hacía sufrir con esa pregunta

Yo sé
mi padre ebrio me quiere mucho a mí
Si él viviera sería mi padre vivo Pero muerto hace mucho Y pidió agua de
cura antes de morir
y nos hizo bautizar a todos y él nunca fue a misa Pero confesó con
el P. Losano que era su amigo Y el P.Lasano dijo que no había
confesado «a otro tan inteligente»

(mi padre ebrio habla de novelas con mi madre y ella presta atención)

Yo lloré como un muchachito de ocho años cuando se le muere su Capitán

Mi abuelo se contentó con el Capitán diez minutos antes de morir
y luego hizo grandes alabanzas a él
ellos tenían sus problemas desde hacía lo menos veinte años

mi padre ebrio es lo mejor que he visto

Me da monedas me presenta a sus amigos y dice «este indio promete»
y he prometido después de todo y por eso Guati
Domingo también se llamaba tenía razón
Había nacido el cuatro de agosto y esto lo supe después que sus pulmones
nos lo arrebataron

Estamos en un pueblo y yo lloro de vez en cuando porque él se ha muerto

Muchos amigos míos todavía tienen su viejo
Yo no he podido tenerlo
Dicen que tenemos nuestro aire en común
Nuestra cosita

Yo sé
«indio» ven y toma tu cerveza Yo sé Guatimocín
que estamos en un pueblo Yo sé

Salvaje yo (yo sé)

 

 

Yo poeta

… Yo, Poeta-Hostias,
de veinticinco años de edad
y abogado sin ejercicio
andaré en mi caballo rojo
temido y elegante.
Mi caballo de nombre secreto
para tenerle libre de apremio o
detención,
pues
en esta ciudad,
que yo beso con mis labios
de hermano de una sola mujer,
todo hay que tenerlo
al cuidado de los peores peligros
y acechanzas
de un reino de hombres y mujeres
que nada respetan
y todo destruyen
al primer golpe de vista
Con mi caballo
yo andaré pisoteando calaveras
en mi ciudad
rodeada por murallas blancas
muy bien custodiadas
y con su sello de sangre
que haremos desaparecer…

 

Sentado en mi lengua
pude observar
con absoluta calma
el desfile de los que iban a la muerte
sonrientes
y olvidados de sí mismos

 

Pienso

Pienso

que me he repartido tanto

en este mundo

que ya no será posible

el que siquiera

intente

reconstruirme en el

OTRO.

Pienso

que si por un acto de gracia

lograse reconstruirme

tendría ante mí el espectáculo

de una

BABEL desconocida

por lo que siempre sería vano

intentar

la reconstrucción

de

un CADAVER.

Pienso

que cada día soy más fiel

ante

mis exagerados compromisos

debido a esta obediencia

no sé por dónde empezar

la operación de dividirme

en trozos bellísimos de

mí mismo

para repartirme

en una proporción

caballeresca.

Pienso

en mí mismo dividió.

¿Qué podremos hacer entre nosotros?

Pienso

que si decido volver caminando

sobre mis palabras

en muchas conversaciones

pasadas

caeré

de pronto

AL PRECIPICIO.

 

Pienso

que debo escribir

así evitaré que el futuro

me reconozca

en la versión que se ha hecho

sobre mí

entre los amigos del

INFIERNO.

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