Yo.
A don Rafael Cadenas,
a raíz de su poema “Derrota”.
Yo que nací en Mercurio retrógrado
con Saturno espléndido,
un buen día
de pendenciero sol.
Yo que lunático,
sí soy.
Yo que escribo por conveniencia,
buen gusto o para sobrevivir.
Yo que des-escribo
igual que des-leo
entre líneas
lo indebido.
Yo que ni híper ni hipo-literario
soy.
Yo que con los libros
hago pilates,
y castilletes abstractos
para venirse abajo
tan hermosos.
Yo que bufoneo en el poetariado
y hasta las vocales
se ríen de mí.
Yo que tuve a un amado Padre
a quien se le desdobló la mente
en un tiempo,
mientras que a Mamá se le redoblaba
el stress.
Yo que fui operado dos veces de la columna
y una de los ojos,
y pues…
camino y veo
lento y algo torpe,
pero lo hago.
Yo que soy bocón
y mal hablado
en las fiestas,
pero sé divertir a otros.
Yo que arriesgué la vida
muchas veces
para divertirme
no más.
Yo que también arriesgué la vida
por cosas y causas
que quizás,
valen la pena.
Yo que defraudé a mis primeras novias
sólo por apostar a estar solo.
Yo que espiaba a una vecina
que nunca me miró siquiera.
Yo que tuve sueldo de hijo,
y robé la remesa de mis hermanos
para la juerga.
Yo que peleaba cuando me tocaba ser rudo,
y le rompí la nariz
a un tipo gordo en la escuela
para darme un puesto.
Yo que salvaguardaba mi timidez
con mentiras y jugarretas.
Yo que conocí el primer televisor blanco y negro
y casi lo parto en dos,
jugando al béisbol
conmigo mismo.
Yo que menos mal
perdí ese concurso literario
porque la mitad de mis poemas
eran cursis como la diabetes.
Yo que verbal me sustantivo
a como dé lugar.
Yo que cuando murió mi primo a los 11,
quise irme con los ovnis
o con la muerte misma.
Yo que ya no sé
ni quién soy yo.
Y yo
a quien
el arte con todo y sus reveses,
puntapié y hecatombes,
siempre me salva la vida.
***
Abuelo
Abuelo viajaba hacia un laberinto donde los árboles iban tras él y
tras ellos las orugas que gritaban y los osos crujían sus espuelas dando volteretas
y los perros gato y las avestruces extranjeras y los elefantes mariposa y todos los
truenos se le
derretían encima a mi abuelo que me amaba y me contaba todo sobre sus
laberintos de adentro y de afuera
yo amé a mi abuelo el que a caballo pasó un ciclón de río bajo la más
blanca noche
abuelo sacaba miel de tizne curtido con solo apretar sus ojos de chimó
abuelo era mago y me amaba
pero no pintó nada como mi abuela que sí lo hizo.
El sonido de los huesos de mi abuela
es el silencio crepitando en mí.
Abuela era maga y para mí no ha muerto
solo se mudó a un laberinto de laberintos
dentro de uno de sus cuadros
que amé y me amó.
Abuela y abuelo
son dos preñadas galaxias
en una curva andando
por donde nadie les puede ver
solo yo
***
La tierra
La tierra no es tan cuadrada como parece ni se marchita redonda
en su apocalipsis de mal orgasmo
De parirse la tierra sabe
y además
qué poca cosa podría imaginarse la tierra al verse en un huevo girar sin pelo o
espantarse los aguijones y las vulvas de las rocas preñadas
La tierra suele toser mientras otros planetas ríen como idiotas
además, el sol se apistola en mil lunas ardiendo
La tierra saca su pene curvo como cuando marte folla a venus
dentro de saturno
y ningún semen atiza el aguasangre de la muerte
que nombra y apellida toda tierra y ninguna
Nadie desea saber que la tierra vive medio muerta y medio viva
ya van demasiados planetas acurrucados donde las galaxias
esconden el sexo en las manos sin dedos de algún planeta hereje y trasnochado
La tierra es terca y hedionda a flores se persigna de nieves hacia afuera de lavas
macho hacia un lago afrodito
de costras turcas a galápagos hembra
de dioses en juerga a demonios putos de tanto poker y coca
La tierra no es tan jodida como parece
ni se suicida sin permiso
del sepulturero andrómedo
La tierra se cabrea
se embaraza cuando no quiere y ladra tsunamis al mismo tiempo en que
las mariposas dejan caer sus hojas de amor con lepra
La tierra es como siempre se le dio la gana de no saber ser
no sabe ni quiere saber nada al respecto
