El canto de la noche
(fragmentos)
«Mi alma, ¿quién eres?, ¿quién serás?, ¿quién fuiste?
¿En qué astro remoto tuviste tu cuna?
¿Por qué las estrellas te ponen tan triste
y te nostalgizan los claros de luna?
(…)
Muéstrate desnuda, como arde el lucero
diamantino, en pálido crepúsculo rosa:
serás luminosa si tu ojo es sincero;
mas si tu ojo es falso, serás tenebrosa
Pero es mejor, Psiquis, que nunca el reflejo
De tu efigie copie mi espejeante musa,
Pues quizá en el limpio cristal del espejo
Contemples el rostro mortal de Medusa».
Al través de mi vida
Es el camarote de un buque mi estancia,
donde retrosinglo derecho a mi infancia.
Mi niñez no supo de hermosa cometa
ni de la peonza que ritma el planeta,
ni nunca en la copa del árbol subido,
saqué los piantes pichones del nido,
ni fui con los otros rapaces al pozo
Mi madre dormía y oyó mi lamento,
y llegó, en puntillas, y entró en mi aposento.
Ungióme la frente su heroica ternura.
No vino mi madre, sino su escultura:
una diafanísima estatua de hielo,
de ojo infinito cargado de cielo.
(…)
Mientras por la casa voy de Ceca en Meca,
hila que deshila mi madre su rueca.
Y la negra fámula adivinadora
que previó en mi horóscopo una mala hora,
leyendo la cábala oscura que traza
el turbio residuo de café en mi taza.
¡Oh mi alma, sueño de un dios, incoherencia
de un dios atediado de su omnipresencia!
El espolvoreo del Sol fumigante
mis puertas hendidas rayo de diamante.
salgo de mi hipnótica vigilia, y no acierto
si he estado dormido o despierto
(…)
El alcohol mi mente fosfórica inflama
en el cadavérico azul de su llama:
Nephente que infunde narcótico olvido
o chispazo eléctrico en gas comprimido:
actos que preside conciencia ilusoria
y clausura ausencia total de memoria.
Reacción depresiva de dientes roedores:
Nerviosos altruismos y absurdos temores.
(…)
Zona ambiente
a P.M. Queremel.
Vivo vida monótona, la calma
de la muerta ciudad que fue mi cuna,
en donde emparedada, como en una
bóveda ardiente, se me asfixia el alma.
Floreció el numen en mi estéril calma.
Fue la aridez de mi región la cuna
de mis estrofas, donde encuentro una
linfa de amor para la sed del alma.
Cuando es mi pecho del fastidio cuna
e intento entonces respirar en una
canción de hielo mi tediosa calma;
si la intención no halla en el estro cuna
mi nativa ciudad me parece una
bóveda ardiente en que se asfixia el alma.
Rosa mustia
Hoy no prorrumpe en trino mi esperanza,
las alas de oro al porvenir abiertas;
ni es mi corazón la remembranza
la imagen viva de las cosas muertas.
Las horas, de mi vida en el asedio,
de perezosa lentitud cautivas,
petrifican mi alma, do es el Tedio
la imagen muerta de las cosas vivas.
Ley étnica
¿Qué extraño maleficio, de modo artero, pudo
encadenar mi propia voluntad a la ajena
y remachó forjando de mi existencia el nudo
de todos mis atávicos prejuicios la cadena?
¿Por qué mis ansias gritan y permanezco mudo?
¿Por qué, si el entusiasmo de la lucha me llena,
en las preocupaciones ancestrales me escudo
o cobarde al “¡Vae victis!” abandono la arena?
En mi ser, mi remota generación se anida.
Con ceniza de muertos fue amasada mi vida,
después de una genésica, secular gestación;
mas, si en metempsícosis mi vital elemento
se emancipó al trocarse de instinto en pensamiento,
quedó entre las raíces esclavo el corazón.
Más allá de la vida
Antes de ser nosotros
nuestras almas han sido
otros seres y en otros
planetas han vivido
Y quizás es tal vez, tal vez seguro
que detrás del aspecto de las cosas
vivan las almas en las cosas presas.
(La noche calla y balbucea Eolo).
¿El genésico amor fabrica
solo la viviente morada
donde la Esposa Mística,
velada de azul a Cristo espera
O es Psiquis, cuerpo astral,
sólo la esfera hermética
en que habita el ego humano,
como si cada espíritu en su arcano
su propio Cristo gestatorio fuera
o fuera en gestación un dios pagano?
Antes que el cosmos fuera y fuera el alma
¿qué fue nuestro sistema de ocho mundos
qué fecundiza el sol con áurea palma
de luz? ¿Mares de lodo?
¿Es todo igual en el inmenso todo?
¿Tendrá más numerosos y profundos
sentidos el siriano?
¿Habrá la cuarta dimensión?
¡Lo mismo que sólo linealmente el batraciano
ve y el quelonio sólo mira el plano,
a los pies de Pascal se abrió el abismo?
No leo de corrido en el arcano,
biblia indeletreable sin la ayuda
de la fe, hija nonata de la duda;
mas si no es vana utopía
que es cada ser su propia
theogonia inmortal y su presente
evolución, involución mañana,
¿cómo el fuego del Sol que arde y consume
germina, savia arbórea, en la simiente:
raíz, tronco frondal, miel y perfume,
y el perfume ascendente
la odorífera estrella azul imana?
Si yo Cristo he de ser o ser Apolo
al cabo de mil evos, necesito
precisar en mi mente lo absoluto
que no concebiré si no disfruto
de infinitos sentidos o de un solo
sentido-infinito.
La tristeza de la carne
(Fragmento)
Amo la boca en que arde
la púrpura del beso
y las pupilas húmedas
de rocío y de fuego.
Amo la carne rosa
del mal velado seno,
y el poema que ritman
las curvas en el cuerpo.
Amo los brazos, víboras
de tentación que al cuello
se enroscan y acarician
la nuca con los dedos.
Y esos amores hijos
del insaciado anhelo
cruzan mis noches largas
en las horas del tedio.
Y es vivir dentro del agua
el deseo con que fragua
mi alma todos sus placeres
entre flores y mujeres
transparentes como el agua.
Ven, y bríndame en tu seno
una copa de veneno,
olorosa como el heno
acabado de cortar.
Treparé las breves lomas,
morderé las ígneas pomas,
y creeré que las palomas
se comienzan a arrullar!
boca que es brasa de ciprina hoguera;
el seno, orbe de nácar; la vellosa
nuca, al mordisco, sazonada pera.
Maravillosamente silenciosa.
Escorzo
Pared iluminada. Sobre una
parduzca sombra, que proyecta un banco,
extrema pata ígnea en bloc de luna
cincela un trunco pilarcito blanco.
Copia sutil de sepulcral columna:
marmóreo emblema de un Amor, que, manco,
ya no sostiene el tálamo y la cuna.
Sobre el cimiento desplomóse el anco.
La columna brevísima en mi loca
psique el tronchado monumento evoca,
símbolo pétreo en la mortuoria estancia.
Retrospectiva la mirada pierdo…
Amórfico, acromático recuerdo
queda embebido en la inconsciente infancia
Revelación
(Fragmento)
Nací poeta. En mi niñez temprana,
cuando aun la savia intelectual germina,
vibró en mi ser conmoción divina
que transfigura la materia humana.
Y en esa edad en que la voz es vana
copia de lo que el alma se imagina,
la flor del estro me clavó su espina
y me anunció los frutos del mañana.
En la sombra
(Fragmento)
Pero de pronto la implacable duda,
cual negra nube, por mi frente pálida
cruza y apaga el bendecido ensueño,
como a la antorcha la violenta ráfaga;
como la sorda vibración de un trueno,
ruge en mis labios la blasfemia amarga;
y tengo en ese maldecido instante
los ojos llenos de ardorosas lágrimas,
inundada de sombras la conciencia
y llena de relámpagos el alma!
Desorientación
(Fragmento)
Desorientado en medio de la llanura
desolada, no encuentro dirección,
pues no hay polar estrella, ni tengo brújula,
ni el Orto sombrío despunta el Sol.
Camino largo estrecho, camino mucho,
del imprevisto acaso siempre a merced;
y cuando la fatiga detiene el rumbo,
siempre en el mismo sitio me hallo de pie.
Es porque retrocedo siempre que avanzo.
Los puntos cardinales trastueca el gris
nocturno y soy peonza sobre mis pasos,
sin que del llano negro logre salir.
Fluir oigo en remota clepsidra, el agua,
muerto de sed y ardido por el calor…
Y no sé en mi extravío ni a dónde vaya, ni dónde estoy!
Alma lírica
(Fragmento)
Un poeta en su mísera buharda
Con la mirada, en apariencia torva,
La hora sombría del sepulcro aguarda.
De toda idea y de emoción vacía,
Su alma errabunda en lo indeciso flota,
Y el rumor de la eterna sinfonía
No halla en el arpa de sus fibras nota.
(…)
para curar la enfermedad del tedio,
el estremecimiento momentáneo
que precede al instante del suicidio;
porque en esa tremenda sacudida
debajo de la bóveda del cráneo
hay una gran concentración de vida.
Y se muere el ruiseñor
en pianísimo cantar,
en que se ha puesto a llorar,
perla a perla, mi dolor.
Nébula
(Fragmentos)
Mil fragmentos de caótica substancia
flotan bullen y fermentan en mi espíritu;
nebulosas de emociones y de ideas
impregnadas en el cósmico fluido.
(…)
Un idioma en que las frases tracen
curvas de colores y sonidos
describieran su espiral las concepciones
que fermentan en el caos de mi espíritu.
(…)
Sin luz, sin emoción y sin idea
nocturnamente silenciosa, el alma
el sello de su gris y muda calma
en sus creaciones imprimir desea.
La voz del silencio
(Fragmento)
Dios que es monocromática esencia, de sí sopla
Soplo azul, soplo áureo y soplo de rubí
Tres nimbos superpuestos que en sus aguas acopla
La esfera de diamante del Sol Adonaí.
Cómo policromiza la luz de argéntea llama
Innúmeros espíritus se exhalan de su amor,
Y como triunfa el Iris en eptacroma gama,
Asisten siete Arcángeles delante del Señor.
(…)
Flota la noche, como si en el intermediario
Hueco, que forma el párpado cerrado en la visión
Flotáse, azul, sidérea, la impresión de un Santuario
Que hirió nuestras pupilas con su iluminación.
(…)
Y en el acto en que ritman la emoción y la idea
balance el Cristo armónico que habla, en silencio, en nos:
quien se descubre, como Jesús de Galilea,
como el punto en el círculo, forma parte de Dios.
Mas, si Dios despertara, se evanesciera todo;
pero ese día, pleno de toda eternidad,
que se esfume en el éter de su ataraxia el lodo,
es silencio diatónico toda la humanidad!