Gárgola
Hubo el sesgado aplomo
de un silencio
y el recuerdo de palabras
cuando el sueño
cabalgaba en su abandono
Anoche
como toda noche
espiral resquebrajada
y en el fondo de los párpados
espejos
Hubo el fuego y la certeza
de otros rostros
que soñaban
y un letargo
de la mano del terror
y un foso
Diez notas al margen de una página en blanco
1. Viejos ardides, nuevos artilugios
2. Se trata de una trama entre dos ausentes
3. Prefiero la periferia a los bordes
4. Aquí sobra todo el espacio
5. Nada se escapa de estas cuatro esquinas
6. La sequía es un fenómeno atmosférico
7. ( )
8. Los sorbos de whisky son la aliteración
de lo no dicho, no escrito, callado
¿previo a un grito?
9. No hay texto, ni pretexto
10. Sí, no se entiende nada, ya
Ebriedad
Si en mi ser un artefacto de uso un bledo mi mente
un arrecife edificara y las horas de cordura testigo de
(ebriedades fueran
si mis manos construyeran el más precioso trueno
(yo mi piel suave
como respiros de ballena mi no memoria que del
(vientre yo recién nacida
tuétano inconsulto riego de los dioses flora En mi
(silente espera de lágrima
ensordecedora iría a meditar con los delfines de mi padre
¿vale un peso
un real tu semen ciego? Yo a fiel, la traicionera he de
(regar tu nombre
por mis campos Sí y al sol dar esta ofrenda un
(vago rastro
del acento que me has dado Tú mi padre muerto
(entre mis sueños presentido
espejo de mi cal abierta al mundo rojo en mi memoria
bloque de siniestro hielo.
Débiles instancias
Enumerar anímicos pasajes de la vida adentro de una casa a punto de desplome
Capturar las formas vagas que la bruma cerca
Los obreros de la construcción vecina taladran las aceras por
donde jamás pasé, las fabriles sierras han sesgado las cabillas,
un polvillo flota hasta caer sobre los libros, las tazas, el piso
Quién hace tanta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando
Los amigos tienen cara de metralla
Dormir conforta a los desesperados
No es de tu interés mi incoherencia,
dice quien arguye sus minucias
Las uvas verdes cuelgan en racimos desde siempre
Depurar, decías, entre los escombros
De Sed
Te preguntas para qué has de escribir
si ante el libro de poemas predilecto
todas las palabras nombran lo que
tus sueños dibujaron
y estas pleno de imágenes ajenas
te conmueves con un mínimo sonido
el soplo de las cosas persistiendo
mientras entras en la tarde
y ya es imperativa tu renuncia
entonces entiendes que callar
es el poema
De La Noche y sus agüeros
Los que ausentes,
los que huimos y amañados
por las sombras
escupimos
a la noche,
los despiertos,
le debemos a los trinos
la sonrisa o el aliento,
en tanto
al otro lado
de lo inmenso
las pequeñas aves
arman su revuelo,
lerdos nos sumimos y aguardamos
el despliegue
matinal,
la luz que crece
