Ítaca
La noche, quizá la voz por las paredes,
por la tierra, por el cielo de trigo,
en un océano de ansía y de pesar,
traiga consigo tórridos minerales del alba;
el amor, el párpado de las náyades,
tras la serranía, un corazón indeleble,
un beso de azul bajo la queja, fue
el amor, la carne áurea, el mediodía
el hogar, como ensueño de palabras y hojas,
herida sobre la sien, el firmamento,
adonde confluye toda la esperanza;
oh, Ítaca, reposo, entre tus venas dormidas.
El cuerpo y la furia
Pero es una caricia de metálica luz,
es esperarse ante las noches abandonadas,
desnudo, amor, en tu voz para nadie;
en las ventanas que buscan el río,
como el hondo rencor en enero;
es palpar la sombra con el labio,
la doliente ausencia y la muerte, acérrima,
debajo de las vestiduras, por la piel;
es un eco de color blanco disuelto
como reírse, reconocerse de mineral inerme,
es el alma, una inmensa vela de norte,
un recorrer grietas, el ayer, en otro cuerpo,
pálido, súbito, de tormento y de carbón,
cae, afilado sol detrás de desnudo;
de la materia luminosa del cuerpo,
de sentirse al herirse: una rama de amor,
es el amor esta queja de espinas
y de reproche sordo y soledad.
***
Las costas
“Barbas selváticas, cuernos torcidos, cascos,
todos los arreos del sátiro podrían ser míos”.
José Antonio Ramos Sucre.
Serán los atardeceres con tu rostro,
con tu respiración y mano que deshará,
a la medida del dolor a mi ser,
el existir de cobre, como peso y vida;
resbalará, por el reposo y el fermento
de las olas y de muertes sin idioma;
la furia, el límite de las orillas,
triturando un horizonte de verde mordedura
en el abrazo, que permanece en la raíz,
la estatua con el pétreo sentir en tus ojos,
has huido por cumbres de cicatrices,
lejos, lejos de mi totalidad que tiembla;
tú, costa, turbio beso de sal, de distancia.
Hermosas palabras, tocan por la esquina a mi corazón🙌
Hermosos <3
Estas líricas de verdad que te llegan al corazón, la forma en como expresa los sentimientos y las emociones son fantásticas. Felicidades, sigue así.