Oswaldo Trejo
A OTRO LUGAR EL VENTANAL, lugar buscado en lo posible para un encuentro, o en un encuentro lugar buscado para lo posible, delante del ventanal lo algo siendo lugar, siendo Eufrosina, siendo bahía, siendo estar, de todo lo cual equidistantes el ventanal y quien detrás del ventanal ante lo algo siendo, ¿la sota siendo?, ¿el invitado siendo?, ¿el perro mínimo siendo?, ¿el perro mediano siendo?, ¿el perro del máximo tamaño siendo?, siendo lo causador de diferencias, alegatos, reprimendas, a cada cual lo suyo, a los dondes, al caballo y a los tres perros la quinta sinfonía, a cada quien lo suyo, a los con precisiones tal cual anulados el lugar en su lugar o, en su lugar, el lugar ocupado por el lugar donde en su lugar el lugar siendo algo del lugar, algo siendo el lugar sido
donde los dondes a contracara
de cualidades, ninguno. De otros, tampoco
a quién ni una de las llamadas. Menos entradas de quien. Quizás no más pero sin manifestación alguna, ¿qué?, nada aunque tal vez mucho de las cosas a contracara, de la lluvia ¿inundaciones?, de los dondes ¿cuándos?
los dondes, silenciosos, definitivos en el lugar. Los de la oscuridad, estáticos, purísimos; en movimiento los en la bahía, ¿reunidos?, o los en otros llegaderos del mar, ¿reunidos?
dondes a contracara, los vacíos y los cosas, sin aspecto, sin tiempo, sin estado. Ninguna acción, ninguna esencia, solamente suposiciones, sospechas, atrevimientos desencadenados, de donde como un río sin río los nombres sin nada adentro
hasta lo sólo trópico, lo ciudad, lo montañas y llanuras, en lo sí indudable: la oscuridad en su carta amarilla, con alrededores penetranciosos de espacios abiertos, de los entre paredes y pisos, cuántos como quienes, cuántos como cosas, o tal cual hechos sin aconteceres
en las mismas la oscuridad en su carta amarilla, ¿carta?, ¿carta geográfica?, ¿carta de naipes?, ¿carta de navegación? En las mismas circunstancias, despojadoras de mientras, antes, despueses, cuandos, nuncas, siempres, todavías, ayeres, mañanas, ¿ahora?, ni ahoras acaso
quién de donde llevador de lo escogido, donde insaciable a pesar de desbordado, sin espacio alguno para alojamiento de más futilidades. ¡Cuántas! Tal cual cada una, joyas y animales codiciables, acaso más los tres perros en escala diferente, de la mínima a la máxima: entre tantas cosas deseables, los muebles, los objetos, lo escuchable: la quinta sinfonía, las palabras, los ruidos
donde o quien donde quién o dónde. Ninguno ni nadie, sino haberes cambiables por otros necesarios. En vez de espejos a contracara, espejos pero de cara a la carne, si posible a la de altanerías, o a la de entregas para todas las usanzas, pero si no, mientras un mientras, de cara los espejos a la carne despreciada por hambrientos, carne en claroscuros no apetecida ni por los tres perros, si por un acaso en las bandejas de peltre; tal vez sí por otros perros ausentes: lo aullidos y vacíos en las distancias de perro a perro, cuánta entre el de máximo tamaño y el mediano, cuánta entre el mediano y el más mínimo de los perros. Para nada los tres perros en sus dondes, inútiles sus vigilancias si de todas maneras el deseo: de veces, contrastes, hallazgos superiores, el de un verbo con sus modos, el de un poco de yo, si posible, y de un tú y un él para tantos decires entre sí. Tras eso, donde todo a contracara, en ascenso el deseo pero como presa al encuentro de lo buitre en caída sobre lo deseado
si a una invitación de alguien sin sí a alguien con sí
de quien a quien: ¿entre quién y quién?
de quien una noticia de regreso, y de quien otra noticia de distinta persona y procedencia, comentadora del regreso. Lo entremanos, entre quién y quién…O entre quiénes y quiénes…Anfitriones, llegada de huéspedes para una partida a otro lugar… En vez de visita, más bien asistencia a una cena, una fiesta, un ágape, quizás a un banquete con tarjetas para muchos en la mesa
en su carta amarilla la oscuridad…¿Oscuridad misiva?, ¿oscuridad geográfica? si de naipes ¿oscuridad jugable?, ¿de navegación la oscuridad? De las cartas posibles, ¿cuál la de la oscuridad? Sin tal conocimiento, de dónde una presunción de bien, de dónde un poco de confianza ante el quien o los quienes del sí a la invitación
por si acaso…en latas y bajas hojas el amarillo del perro del máximo tamaño… Surgencias donde no más la claridad sino la oscuridad…Sin unos anfitriones, ningunas advertencias sobre huéspedes. Sin un de dónde llegaderos, una tregua para la bienvenida de quien o quienes más allá del ventanal. Afuera también más amarillos, de las hojas a otros dondes, a claroscuros como cortezas de la oscuridad el presente ¿el invitado (o lo invitado)?… En vez de grises, blancos de donde vacíos de su presencia, parejos, uniformes, de entre los cuales los bordes de otros amarillos, en círculos, en rayas, en figuras apenas esbozadas
de marginamientos a dondes banderados, con habitantes propiciado- res de himnos, de la entrada del amarillo en escudos y escarapelas. Cuán apartado de morados y violetas y de otros hechos de cuanto azul y cuanto rojo hasta la saciedad usados sin finalidad alguna, de donde a contracara el amarillo, en los suelos de la oscuridad, tal vez hacia el rojo para unos anaranjados, o hacia el azul para unos botella, unos esmeralda, unos loro, unos limón, colores a manera de saludo, de bienvenida al invitado (o lo invitado), surgibles de entre la oscuridad en vez de los sepias y marrones de desequilibrios, en cuyos dondes otros apareceres posibles, del amarillo ante el presente sin movimiento alguno, acaso recordador de sus uniones con primarios en otros dondes de cambios hasta en la escritura, para verdaderos orgullos dadores de cuenta de las cosas
si del lado allá del ventanal el invitado (o lo invitado), manifestación de gratitud por el bien tan grande debido a su presencia, de no entrada adonde más que donde más necesitado, de no cumplimiento de promesas, de donde las gonorreas y otro males contagiosos
la especie de la inutilidad de las previsiones
para nada la fijación de tamaños diferentes a los tres perros, de distancias entre ellos, de otras conveniencias si a ninguno atribuibles los ladridos, a ninguno los aullidos, ni mínimos, ni medianos, ni máximos si solapados por la quinta sinfonía contra ellos
los tres perros ante la quinta sinfonía, otros perros de escuchas en los acantilados, también las aves marinas, los zamuros cerrados como frutas sobre uveros y almendros, o desplegados para vuelos y caídas acaso sobre la quinta sinfonía si con dondes para los finales también con dondes para los comienzos y estares para las continuaciones
en una de transgresiones las certezas: ¿dónde amarillos dónde?, ¿dónde nosotros dónde?, ¿dónde oscuridad y claridad dónde?, menos certezas de lo sido donde siendo, casi ninguna de las palideces, vacíos más bien delante que en la memoria de habidos dondes, vacíos con perforaciones alrededor, algunos semejantes a los huecos en arenas de la bahía, de cangrejos andariegos, como las obsesiones, si perseguidos no hallables ni en sus encondites
de copas y caballero el invitado donde menos amarillos más desritmados los espacios, de la oscuridad, el viento, la vegetación, lugar de olas con olas amarillas contra el arrecife acunador de una de sota sin espada, copa, oro, bastos, no reconocible desde el ventanal. De sotas, caballeros y reyes, espadas, copas, oros, bastos, acaso sumergidos en la bahía, o dispersos en la playa, separados de la sota, en vaivén con cada llegada de las olas al arrecife; tal cual en el diván, la sota, como la Sota de Bastos, indiferente a los acercamientos y los roces. En el mazo de car- tas, de uno a otro lugar la sota entre las manos barajantes hasta su colocación de cara a las palabras. Sota en tres estares a la vez y, acaso, en tantos otros, donde de ella los caballeros y los reyes, donde ella de ninguno, ni siquiera del escogedor de las palabras estabilizantes de las satisfacciones
sota preferible afuera que adentro. Si de caballero y no de sota el invitado, para el invitado ninguna compensación adentro: preferible de espaldas al ventanal que a espacios abiertos, a claroscuros, a poblantes amarillos. Ventajoso, más para la parte contraria a su llegada la proximidad de alguien afuera, si desprevenido, posible una asomada para la
constatación
nada constatable entre sotas, caballeros y reyes. De ninguna utilidad, Heraclio Fournier, los grandes óleos en las paredes, de sotas, de caballeros y de reyes, reproducidos en mazos de cartas para el juego, sotas, caballeros y reyes en multitudes, siendo las multitudes sidas. Los números más altos a los arcanos de la corte: el doce a los reyes sin reinas, pues retiradas, ausentes las reinas, sus copas, oros, bastos y espadas en manos de Eufrosina, de cuya existencia, según las cartas, nada más que el nombre y algunos testimonios, ninguno relacionado con su rostro ni con su figura; el once a los caballeros, el diez a las sotas y a los arcanos menores los números descendentes desde el nueve hasta los ases de copas, oros, bastos y espadas
reconocible a contracara tanto si con vestido como si en absoluta desnudez, si la Sota de Bastos. Si uno de los caballeros, en lugar de adelante el invitado, precaución y silencio como aplazamiento de la visita, reconsiderable si visita de la Sota de Bastos. Si descartable la visita, descartable no por copas, no por oros, no por espadas
visita de pedidos si la de uno de los caballeros, entre otros, pedido de partida a otro lugar más allá de los horizontes si visita del Caballero de Copas: ni más decires sobre mudanzas, curaciones, encuentros transitorios, buenos para cualquiera de los caballeros, sanos, apuestos, experimentados en suertes de copas, espadas, oros, bastos. Si visita del Caballero de Copas, al caballero el no a la carta del sí, como respuesta contra los desplazamientos de donde a dondes
si afuera el invitado, un testimonio el traje vestidor. Si desnudo el caballero, en sus formas entonces confirmantes las formas del presente, a contracara, acaso acogedor de los deseos y miradas llevaderas sigilosa- mente al ventanal
¿por qué no adentro? Afuera porque adentro ningún espacio habido para el quien visitador. No hay adentro, hay afuera. Adentro no habría habido espacio alguno para el quien, alguno hubo habido a duras penas, habrá espacio habido para Eufrosina, habida, y para el hijo de Eufrosina, habido, habiendo parientes habrían de compartirlo con paridores de sotas, de caballeros y de reyes, habrá habido sotas,caballeros, reyes de Eufrosina y, si los hubo, habría habido sotas, caballeros y reyes del hijo de Eufrosina, por haberlos habido tantas estrecheces habidas adentro, de donde todos fuera, fuera, fuera arcanos de la corte y, asimismo, el invitado, acaso El Loco el invitado (o lo invitado)?, entre los arcanos mayores el único sin número El Loco