literatura venezolana

de hoy y de siempre

Tarántula

Oct 18, 2024

Rodolfo Santana

Pieza de Política-Ficción que trata sobre la sorprendente investigación del Comandante Leopardo y la  Capitana Mandril en torno a la trágica aparición del factor  X perturbación en la Sociedad Ideal.

Personajes:

INTÉRPRETE          Armatoste con pretensiones de robot. De vez en cuando se abren compuertas en su estructura dejando asomar brazos metálicos que portan diferentes tipos de armas. En la parte superior, a modo de cabeza, un pequeño televisor que mostrará, cuando sea conve­niente, el rostro de León León, Presidente del Consejo de Seguridad.

MANDRIL                  Mujer militar con grado de Capitán. Alta. Hermosa. Sobria. Viste braga ceñida de color negro y cubre su cabeza con una ligera gorra oscura, con un sello plateado. En su cintura, un grueso cinturón sosteniendo una pistola, esposas, una botellita de gas.

LEOPARDO.            Militar con grado de Comandante. Viste el mismo traje que la Capitana Mandril, su asistente, con la excepción de la gorra que posee tres sellos dorados. Cinturón con pistola y en las manos un bastón de me­diano grosor. Alto, delgado y nervioso.

TARÁNTULA

GARCIA                    Alias «Hiena Médici», «Proboscideo Pérez», etc. Hombre joven que respira

                                   vitalidad. Viste de acuerdo a la identidad.

T-Perro                     Tarántula García sustituyendo a Perro Sánchez.

12 HOMBRES          Trabajadores de la Factoría de cocaina «Betta». Visten bragas amarillas .

2 MÉDICOS.          Visten bragas blancas, zapatos blancos, go­rros blancos y, en medio de tanta blancura, tienen gran­des cruces rojas dibujadas en el pecho y las  espaldas.

9 HOMBRES.        (Pueden ser incluidas mujeres también). Empleados  de la Factoría de cocaína  «Betta». Vis­ten bragas grises y una pequeña gorra.

BASILISCO

OVIDIUS                            Comerciante gordo, dueño de la Estación Televisora 900. Presencia astuta, como la de un zorro ventrudo capaz de olfatear el pe­ligro a millas de distancia. Viste braga levita descuidada y un poco pequeña para su grosor.

COCODRILO                       Político en ascenso.

LUCIÉRNAGA

CARLUCHUS                      Comerciante flaco, due­ño de la Estación Televisora “Porno 69”. Nervioso y cínico. Rival de Basilisco  en la guerra que, para los momen­tos, mantienen diversos sectores de la economía vinculados  al ramo audiovisual.

4 HOMBRES DE LA BANDA DE BASILISCO OVIDIUS.

Nicola, Tortuga, Hombre 3,  Ranita, Escorpión y Musaraña. Visten bragas-trajes al estilo de los gangsters de la década del 30. Grandes solapas y diseño a rayas. Sombreros de ala ancha unidos al traje. Cananas y armas en profusión.

  • HOMBRES DE LA BANDA DE LUCIÉRNAGA CAR­LUCHUS Vistiendo bragas-trajes. Características simi­lares a los anteriores.
  • HOMBRES DE LA BANDA DE BASILISCO OVIDIUS Semejantes a los ya descritos.

JUAN  XXV: Papa. Viste braga amarilla sucia y rota.

MANATÍ

ABDULLAH              Una venda cubre su frente. Vis­te braga gris desgarrada. Dirigente Musulman.

TIGRE MARRÓN     Jefe de las grandes ligas terroristas llamadas Kamikazes. Viste braga negra.

BUITRE RODRIGUEZ Túnica negra y cabellos largos. Usa grandes zarcillos de metal. Maquilla su cara de blanco.

12 SECTARIOS DE LA ORDEN Forman coro. Visten túnicas amplias con un gran dibujo de Moloch en la espalda. Pequeñas líneas de colores fuertes en sus ros­tros.

7 MERCADERES   Visten bragas-levitas y cubren sus cabezas con sombreros de copa.

1 SUBASTADOR   Largos bigotes. Gordo. Viste braga-levita de color amarillo.

3 TRABAJADORES Visten bragas anaranjadas.

TIBURÓN DRAKE Alto y delgado. Dueño de «Mate­riales Humanos SA.» Viste braga-levita semejante a la del resto de los mercaderes. Usa barba.

BUHO KING TSE    Científico japonés, cubierto de ca­bles y electrodos, encerrado en una caja de metal. Tiene amputados los brazos y las piernas.

PERRO SÁNCHEZ Jefe de Policía. Viste braga con sobretodo y sombrero negro, de carácter sospechoso y esencialmente policial. Bajo y robusto. Rostro cruel. Enérgico.Al final se muta en Tarántula García.(Perro T)

PETIRROJO Millonario sádico. Viste braga-levita muy llamativa. Tartamudo y con tics dominándole todo el cuerpo.

TORTUGA BERNADETTO Productor de espectáculos. Braga sofisticada de varios colores y cadena de oro. Gordo.

6 POLICÍAS Visten bragas y sombrero negro. Lentes negros. Portan siempre ametralladoras y fusiles. Andan excitados, evidentemente drogados.

PRIMERA PARTE

ESCENA I

Sala de Información e Interrogatorios del Consejo de Seguridad. Espacio vacío, determinado  por paneles blancos, manchados, o por paneles prácticamente tapizados de len­tes y diafragmas.

EN LA PANTALLA: «Informe presentado por La Capitana Mandril al Consejo de Seguridad de la Sociedad Ideal».

Luz blanca y fuerte sobre la fi­gura sentada de la Capitana Mandril. A su lado, el Intér­prete, apagado e inmóvil. Pausa. Se activa el Intérprete. Luces.

INTERPRETE:                     (Voz metálica, suave y cansada). ¡Capi­tana Mandril!

MANDRIL:                            (Viendo sus uñas, con cierto fastidio)Si, dígame..

INTERPRETE:                      Capitana  Mandril,  ayudante del Comandante Leopardo, Jefe de Seguridad e Inteligencia de esta Cosmópolis, El Consejo de Seguridad se dis­pone en este momento a estudiar su informe sobre el factor…¡Ejem!…que ustedes llaman «X»,  de perturbación social.

MANDRIL:                            Ya era tiempo.

INTERPRETE:                     Se le agradece la mayor brevedad. . .

MANDRIL:                             Ustedes son los que se retrasan.

INTERPRETE:                     Otros urgentes asuntos requieren nuestra atención.

MANDRIL:                             ¡Aguanta la jeta entonces, maldito gordo! (Patea al Intérprete). Porque no cabe duda de que esa voz pertenece a un gordo mantecoso y maricón, de esos que no durarían mucho en un poblado hindú.

INTERPRETE:                     Le habla León León, presidente del Con­sejo de Seguridad.

MANDRIL:                             ¿Y qué, huevo frío? (Ríe). ¿Vas a negar mis dotes de adivina? ¡Te encanta cuando un perverso te clava el trasero!

                                                Mandril se levanta y prosigue pateando al Intérprete.

INTERPRETE:                     ¡Debe respetar la jerarquía,  a este Consejo!.

MANDRIL:                             ¡Ja!… Ya los quisiera ver en  Brasil, propiciando una sopa de nalgas indecentes para una tropa de hambrientos.

Una abertura se abre en la estructura del Intérprete dejando ver un brazo armado. Pausa. La Capitana Mandril  se sienta.

MANDRIL:                            Bello día.

INTERPRETE:                     Comience.

MANDRIL:                            (Señala al Intérprete). León León, dile a este armatoste que deje de

amenazarme. Prometo ser correcta. (El Intérprete guarda el arma. Mandril lo patea. Ríe).¡Montón de mierda! ¡Asesinos!

INTERPRETE:                      ¡Capitana!

                                               Asoman tres guardias de negro, armados de garrotes negros y

                                           con oscuras intenciones rodean a Mandril. La apresan y golpean

                                               brevemente. La sientan en la silla.

MANDRIL                              ¡Carajo, qué  falta de humor! (Con un gesto detiene a los guardias)De acuerdo. (Pausa corta) ¿Preparados? (Palmea) Métanse sus suposi­torios de heroína y dispónganse a emprender un viaje grandioso.(Pausa. Se retuerce las manos, preocupada). ¿Por dónde co­mienzo, coño? ¿Qué base científica? ¿Cuál programa de nues­tra sucia y reputa Sociedad Ideal?

INTERPRETE:                      ¡Concrete!

MANDRIL:                             Vamos, no te encabrones, gordo. Son opiniones  personales y de ninguna manera quiero hacer proselitismo y menos con  ustedes  que son la mierda por excelencia en esta fron­dosa  letrina que es nuestra  Sociedad Ideal. (Rápido, ante  cierto movimiento agresivo de los guardias). ¡Ahora…me remito a lo que les interesa!. Durante los tres últimos años fui la asistente y secretaria del fallecido Comandante Leo­pardo, Jefe de Seguridad e Inteligencia y Director de Investigacio­nes sobre Perturbación Social  y Terrorismo de esta Cosmópolis.

INTERPRETE                       También era su amante.

MANDRIL                              Eso no entra en el informe que presento, pero si quieren les  digo como me la metía….

INTÉRPRETE                       Hay quien sugiere que usted debilitó al Comandante Leopardo con sus exigencias sexuales….

MANDRIL                              La verdad, nunca fuimos  muy intensos .(Pausa corta). Sin ánimo de quejarme para que me aumenten el sueldo, debo decir que nuestro trabajo era muy fuerte y la líbido se canalizaba por allí. La persecución y matanza de terroristas  musulmanes, hippies, pacifistas, cristianos,  kamikazes, y en general toda persona que diga pío contra este “piadoso” sistema nunca tenía descanso. Manteníamos, podría decir, un ritmo sostenido, especialmente el Comandante Leopardo quien  dirigió  con especial eficacia la seguridad de los ejércitos  acantonados en las zonas de hambre y terror  de Asia, África, Medio Oriente, Oceanía y Latinoamérica. (Pausa corta). El caso es que, desde hace aproximadamente un año, la perturbación social y variadas formas de terrorismo  azotan nuestras ciudades y   las de la Comunidad europea, de forma creciente…

INTERPRETE:                      Nueve por ciento, según nuestras esta­dísticas. Eso  es  catastrófico.

MANDRIL:                             Y seguirá aumentando hasta llegar a su clímax y luego. .. descenderá…. cuando todos nosotros hayamos desaparecido.

INTERPRETE:                     ¿Por qué lo dice?

MANDRIL:                             La perturbación ya desborda todos los mar­cos y adquiere definiciones  inquietantes.

INTERPRETE                      ¿Cómo cuales?

MANDRIL                             Pues, pasa que….¡No vemos lo que ocurre!.

INTERPRETE                      Nuestros equipos de inteligencia poseen muchísima información.

MANDRIL                              Errada. O suministrada por Tarántula García…

INTERPRETE                       ¿Tarántula?

MANDRIL                              Nos estamos aniquilando y no lo sabemos…Creo que se trata de culpa.

INTERPRETE                      ¿Culpa?

MANDRIL                            Una culpa que aún no asimilamos.

INTÉRPRETE                      ¿Qué quiere decir?

MANDRIL                              Estamos enfermos, nos dirigimos a la extinción y no reconocemos los síntomas.

INTERPRETE:                     ¿Puede concretar?

MANDRIL:                             ¿Ves, cara de culo?…Concreto y no entienden…¡Esto se fue a la mierda, León León!

INTERPRETE:                     ¡Hechos!.

MANDRIL:                                        Un sentido de la vida que pocos entienden…pero que significa nuestra extinción.. (Pausa cor­ta). Yo presencié, bajo las órdenes del Comandante Leopardo, varias coyunturas que tocan la raíz de este problema. Paso a explicarlas. Sé que mis palabras están siendo analizadas por decenas de computadoras que con­tienen toda la información del mundo, pero es  inútil. Lo que viene no puede detenerse.

INTÉRPRETE         ¡Hechos!

                                              Los guardias se enciman sobre la Capitana  Mandril. La golpean.

MANDRIL                 ¡Factor X de perturbación!¡Tarántula García!¡Hiena Médici o cualquiera de sus miles de identidades! ¡Les trasmito este informe siguiendo sus órdenes!

INTERPRETE:         ¿Recibiste órdenes de Tarántula?

                                   Los guardias dejan de golpear. Mandril se medio incorpora. Los guardias

                                   se apartan.

MANDRIL:                De él hablamos ¿No?

INTERPRETE:          Prosigue.

MANDRIL:                 Todo  comienza a partir del 24 de octubre del pa­sado año, fecha en que el Comandante Leopardo y yo investigábamos un sabotaje en la Factoría de Cocaina «Betta».

ESCENA II

                                               Oscuro.

En la pantalla: En rápida sucesión, rostros de niños, mujeres y hombres.

Rápidos flashes de hombres y mujeres jóvenes consumiendo cocaína. En la playa, en la montaña, alrededor de un pastel de cumpleaños.

Sala de adaptación e interrogatorios. Asciende luz. Diez hombres vestidos con bragas ajus­tadas de color naranja se encuentran a la izquierda de la capitana Mandril. Varios oscilan lentamente hacia los la­dos. Otros se bambolean.

Exclamaciones entre los hombres aglutinados en el escenario. Pequeña risa histérica entre los hombres.

Dos médicos se mantienen erguidos cerca del grupo. En un plano elevado, el comandante Leopardo cerca de la cabina donde un hombre- Tarántula García- coordina una serie de instru­mentos audiovisuales. Un micrófono sobre una consola unida a la cabina. Mandril asciende al plano superior, cerca del Comandante. Pausa.

MANDRIL:                Por lo visto no lograremos nada, Coman­dante.

LEOPARDO:            ¿Tú crees?

MANDRIL:                            (Observa unas hojas de papel en su mano). Esta es la última escuadra de empaquetado de cocaína y no se ve  sospechosa.

LEOPARDO:            ¿Debemos aceptar, entonces, la  jodida tesis acci­dental?

MANDRIL:                No intento sugerir ninguna tesis, Coman­dante.

LEOPARDO:            Lo estás haciendo.

MANDRIL:                Lo que hago es notar la ausencia de ele­mentos de perturbación entre los

                                   trabajadores de la Factoría.

LEOPARDO:            Por lo visto, supones que eres la única persona que ve en este asunto. (Pausa corta). ¿Cuánta basura hemos interrogado?

MANDRIL:                (Leyendo). Setecientos ochenta trabajadores es­pecializados.

LEOPARDO:            ¿Cuántos quedan?

MANDRIL:                Nueve.  Encargados de las ac­tividades administrativas y de información.

Leopardo toma el micrófono.

LEOPARDO:             (A los hombres situados bajo él). Mantén­ganse así, maricones, limpios como una doncella de las de antes o de lo contrario les vamos a reventar las bolas y el culo. ¡Regresen  a sus trabajos!.

El grupo, hostigado por los médicos, se moviliza entre dos altos paneles y sale del escenario.

MANDRIL:                ¿Ratificamos un margen de observación so­bre la Factoría?

LEOPARDO:            ¿Qué te ocurre, Mandril? ¿Mucha droga esta mañana?

MANDRIL:                 Excúseme.

LEOPARDO:             El clorhidrato  de cocaína en la atmósfera de esta factoría te provoca alucinaciones. Hace que tu afán de servicio sea tan grande, que sugieres decisiones que son de mi única y puta  in­cumbencia.

MANDRIL:                 No quise. . .

LEOPARDO:             Y por cierto que tu impertinencia no in­dica las mejores posibilidades. (Pausa corta). Haz que envíen a los de administración.

MANDRIL:                            ¿Los empleados?

Alertado ante una mirada de Leopardo, la Capitana corre al micrófono.

LEOPARDO:                        ¿Inocentes a mi?¡Tú si eres cándida, Mandril, no me jodas!

MANDRIL:                  (Por micrófono). Al departamento militar de control. Envíen  a la gente de la división administrativa.

LEOPARDO:              (A Mandril, con cierta dosis de paternalismo). El terrorismo no hace divisiones entre empleados administrativos, trabajadores o profesionales medios. Hoy en día es muy su­til la diferencia entre nuestros estratos sociales. Debemos entenderlo para que nuestra tenacidad surta efecto ante la perturbación. Hasta que no terminemos de mirar debajo del culo de cada microbio en esta sucia Factoría, no podremos desarrollar una línea de acción.

Entran nueve hombres vistiendo bragas azules. Se muestran nerviosos y se mantienen estrechamente uni­dos, tal como si esperaran un ataque por sorpresa.

LEOPARDO:                        (A Tarántula  que controla la cabina). Mú­sica.

MANDRIL:                 (A los hombres). Administración de droga locuaz para efectos de investigación sobre sabotaje. Será administrada por los médicos cercanos a ustedes y creo que es inútil recordarles qué pena toca a quien se quiera pasar de listo y no tomarla.

Los médicos reparten pastillas entre el personal admi­nistrativo.

          TARANTULA:            (A Leopardo). ¿Desea al­gún efecto especial, mi  Comandante?

LEOPARDO:             Tu conocimiento del asunto supera el mío, camarada. Llévalos a un callejón sin salida.

TARÁNTULA:          (Ríe)Seguro que lo haré, señor.

LEOPARDO:             Veamos y luego te aplaudiré. (Pausa. Observa al hombre de la cabina). ¿Tu nombre?

TARANTULA:          Tarántula García….  Soy muy eficiente, señor…

MANDRIL:                Comandante, podemos comenzar cuando  quiera.

LEOPARDO:             (Señalando al hombre de la cabina). Deje­mos que Tarántula  marque el ritmo.

Los empleados se han ido separando de manera casi im­perceptible. El nerviosismo ha desaparecido y ahora mantienen sonrisas extraviadas y distantes. La música retumba a un volumen creciente. En la pantalla surgen diapositivas: «VIVES EN LA SOCIEDAD IDEAL», «LA SOCIEDAD IDEAL ERES TU». Uno de los hombres comienza a cantar y luego el resto se agrega. Decrece la Música.

TODOS CANTAN:   El hombre construye el paraíso en­tre las ruinas

 y cumple su misión en el sitio destinado.

La lucha y la obediencia son su patrimonio y

  forja su grandeza aun siendo esclavo.

Se repite la estrofa. Asciende la música. Los hombres callan. En la pantalla, diapositivas mostrando aspectos de la Factoría: Entrada, Departamentos de preparación de la cocaína, grandes ollas, hornos y  almacenes de empaquetado. Muchos trabajadores con máscaras y guantes.

LEOPARDO:             (Por micrófono). Se supone que ustedes están aquí construyendo grandeza. Fabricando una cocaína superior para satisfacer las ansias de nuestra gente feliz.  Yo, honestamente, creo eso. Sé que  ustedes son magníficos ti­pos, pero debo admitir que hay  uno o más miserables empeñados en joder el barco…

Los hombres protestan.

LEOPARDO:             (Indignado) Algún  gusano  de mierda desea aniquilar es­ta Factoría, el sitio donde ustedes ganan el sustento familiar y reciben la mejor droga ¿Quieren eso?

Los hombres niegan en voz muy baja.

LEOPARDO:             ¡Coño, no escucho!

Nuevas protestas, a gritos. Los empleados se muestran aterrorizados.

LEOPARDO              ¡Se quedarían en la calle. Tendrían que vender su trabajo por una miseria. Perderían sus hogares…¡Sus niños!…Triste asunto. (Pausa). Voy a efectuar una recapitulación de los hechos. (Pausa corta). Hace tres semanas se descubrió que toda la producción de cocaína  elaborada en el transcurso de un mes, estaba mal balanceada. (Diapositiva que muestra paquetes de cocaína marcados con una  «X»). Coca inútil que necesitará un nuevo pro­ceso de elaboración. Una semana después, un incendio aún no explicado hizo volar el depósito de materiales químicos cercano a los cuarteles de control militar. (Diapositivas del incendio. Muertos. Heridos). Veinte soldados resul­taron fritos, además de muertos. Y  treinta y ocho heridos, con pasadas de horno bastante dolorosas. ¿No es trágico?

Los hombres gimen, protestan  y lloran en tonos bajos. Afirman con la cabeza.

LEOPARDO:             La última jugarreta fue introducir ácidos en el combustible de las máquinas de mezcla, lo que hizo que tres de éstas se fundieran. (Iracundo, de pron­to). ¡Eso estuvo muy mal hecho, mierda!! El desperdicio de combustible se pena con la muerte!. ¿Qué podrá mere­cer quien lo inutiliza, destrozando por la misma vía, tres máquinas de gran valor?

Los hombres gritan aterrorizados.

LEOPARDO:             Esa cagada  de hombre, ¡ese terrorista!… no merece vivir en nuestra Sociedad Ideal. (Pausa). Esa es la situación, camaradas. La Factoría está sujeta a investigación, pues resulta muy posible la presencia en este sitio de uno o varios musulmanes de al Quaeda, cristianos  o kamikazes.

Los hombres se golpean acusándose mutuamente.

LEOPARDO:             ¡Calma, no sean tontos y examinemos bien a ver si entre ustedes se encuentra algún culpable!

Pausa. Aparecen en la pantalla rostros de hombres, mujeres y niños. Los personajes reaccionan ante ellos evidenciando un parentesco.

-Ballenato Jorge, tienes los dientes demasiado grandes.

-¿Han visto mi batracio? Bello chico, ¿no?

                                              -Desvergonzado, ya te haré pagar las andanzas que mantienes con Lepidóptero. Hasta hoy me he man­tenido callada, pero ya verás la sorpresa que te aguar­da.

-Pequeña Ardilla. Pequeña Ardilla.

-(Ríe) Vean mis canguritos. Ninguna lámpara ha du­rado más de una semana en mi cubículo.

 LEOPARDO:                       ¿Saben ustedes de la existencia de kamikazes en la Factoría?

EMPLEADOS                      ¡No!¡No!¡No!

Los empleados se agrupan llenos de temor. Asciende mú­sica. Diapositiva pornográfica. Colores. Paisajes. El per­sonal administrativo recobra la tranquilidad.

LEOPARDO:                         Hay pruebas de que se trata de sabotajes…

TARANTULA                        (Desde la cabina) Parece que acertó con esta gente, Comandante. Déjeme verificar….

Terror. Los empleados se agitan. Vociferen protestas.

LEOPARDO                          …Sabotajes cometidos por ustedes, camaradas. (Pausa corta. Suave)¿Saben ustedes quien les habla? (Los empleados callan, a la expectativa) Me dicen la luz de Bagdad. ¿Saben por qué?…¡No dejé piedra sobre piedra que proyectara sombra en eso que fue una ciudad!¡ Demolí la Basílica de San Pedro en Roma y la Mezquita Al Aqsa en Jerusalén, caminando sobre hombres vivos y cadáveres.

Los empleados comienzan a susurrar “Leopardo””Leopardo” en un tono que alcanza el pánico.

LEOPARDO                          ¡Si, huevones, soy el Comandante Leopardo y ustedes me importan una mierda….

TARANTULA                        -(Desde la cabina) Responden al síndrome, Comandante…

Los médicos hacen adelantar a una mujer y dos hom­bres. Vociferan negativas.

CANGURO                          Soy Canguro Lilang, mi señor. Procedo de Calcuta….

PAJARILLO                         ¡Pajarillo Azul!

CONEJO                              ¡Conejo Travieso!

LEOPARDO                         ¡ Tu historia, Canguro!…

CANGURO                           (Con gran sonrisa)¡Destruí el balance de los químicos  y provoqué el incendio y la explosión en el almacén anexo a          a los cuarteles, mi comandante!…

PAJARILLO                          (Envarada, con mucho orgullo) Contaminé los depósitos de combustible y destruí las máquinas de  mezcla,  mi Comandante.

CONEJO                               Yo fui quien desbalanceó los componentes en la manufactura de toda la cocaína  que debió ser  procesada  de nuevo, mi admirado Comandante Leopardo…

                                                El resto de los detenidos  se aparta de los empleados que han confesado como si estos trasmitieran la peor de las pestes. Leopardo se les acerca un tanto confundido.

TARANTULA                        (Desde la cabina) Se muestran orgullosos, Comandante.

LEOPARDO                          Guárdate tus comentarios en el culo, Tarántula, que veo lo que ocurre…

CONEJO                               ¡Seguí  paso a paso las instrucciones!

PAJARILLO                          Yo  no dudé en ningún momento.

CANGURO                           ¡Pero mi hazaña superó a la de ustedes! ¡Reventar  a todos esos militares  resultó una proeza!

LEOPARDO                          -¿A cuales instrucciones se refieren?

Los hombres y la mujer hablan simultáneamente. El hombre de la cabina sale de escena.

LEOPARDO:                         ¡Uno por uno!.

PAJARILLO                          Encontré los ácidos en mi cubículo. Desde hace varias semanas vengo recibiendo memos confi­denciales, no aptos para ser discutidos y firmados por el presidente León León y  por el Jefe de Seguridad e inteligencia….

LEOPARDO                          – (Desconcertado) Yo soy el Jefe de Seguridad e Inteligencia…,

PAJARILLO                          -Así es, mi comandante….Recibía los memos en las Guías de Diversión de la factoría….Usted me ordenó derramar el ácido en los bidones de combustible y destruir las máquinas…

                                                Mandril saca la pistola y con un gruñido avanza apuntando a Pajarillo, dispuesto a matarla. Leopardo la contiene con un gesto. Mandril, la mirada muy abierta, refleja un enorme odio. Eleva el arma.

LEOPARDO                          (Mira a Canguro) ¿Qué me dices, Canguro?

CANGURO                           Destruí el mal que se guarecía en los cuarteles. Solo cumplí las órdenes que usted me trasmitía  en memorandos con su firma y en carácter secreto, a través de mi guía diaria de actividades       …

                                               Leopardo observa a Conejo. Lo anima con un gesto

CONEJO                               (Muy envarado) También recibí  sus órdenes, Comandante Leopardo. Los memos me llegaban  en el Boletín Diario del buen Drogadicto…

                                                Conejo busca en su braga. Saca varias hojas plegadas y las alarga a Leopardo. Mandril se adelanta, las toma y las entrega a su comandante. Leopardo las lee con asombro.

LEOPARDO                          (Desconcertado) Es mi firma…El papel es de mi departamento…los sellos…(En alta voz) ¿Quién es el encar­gado de redactar los boletines, informes y guías?

MANDRIL                              (Con el arma dispuesta se acerca a la cabina)El sujeto de la cabina, Tarántula García. (Revisa la cabina) ¡No está, Comandante!

En la pantalla aparece diapositiva con el siguiente escrito.  Al mismo tiempo se escucha la voz del Comandante Leopardo leyéndolo:            

“Trabajadores, Empleados, miembros del ejército y Personal de Seguridad de la Factoría de Cocaína “Betta”, esta es una orden , inapelable e inmediata de León León, Presidente del Consejo de Seguridad……

LEOPARDO                         (Con asombro) Mandril…esa es mi voz…

MANDRIL                             Si, lo es, comandante…. 

LEOPARDO

EN GRABACION                 ….Orden que yo, Comandante Leopardo, Jefe de Seguridad e Inteligencia de esta Cosmópolis, presente en este momento, les indico: …¡Destrucción total  de la Factoria de cocaína “Betta”!….

MANDRIL                              (Desde un micrófono en la cabina) ¡Permanezcan quietos, es una orden falsa!

LEOPARDO

EN GRABACION                 ¡Ratifico la orden!¡No presten atención a saboteadores!…¡Destrucción total de la Factoría de cocaína “Betta”!

MANDRIL                              Capitana  Mandril a Control Militar, atrapen al encargado de los procesos sugestivos y de información…¡Tarántula García!

                                                Los empleados de administración se muestran aterrorizados. Leopardo avanza hacia la cabina.

LEOPARDO EN

GRABACIÓN                        ¡Destrucción total de la factoría de Cocaína  Betta!

LEOPARDO                          (Arrebata el micrófono a Mandril)¡Soy el Comandante Leopardo y anulo esa orden, carajo!

LEOPARDO EN

GRABACIÓN                        ¡No presten atención a saboteadores!¡Destrucción total de la Factoría de Cocaína  “Betta”

LEOPARDO:                      ¡Y me dijo que era eficiente, el hijo de puta!

LEOPARDO EN

GRABACIÓN                    ¡Destrucción total de la Factoría de Cocaína  «Betta».

LEOPARDO:                     ¡El único al que no le vimos el trasero!

VOZ DE AVESTRUZ:      ¡Aquí control militar a Comandante Leopardo! ¡La orden  de destrucción se cumple con mucha eficiencia y rapidez! (Risa) ¡Todos se dedican a destrozar maquinarias, instalaciones y toneladas de cocaína ya  manufacturada en los almacenes!¡Dentro de poco  no quedará nada !

LEOPARDO                      ¡Aquí, comandante Leopardo a Control Militar!¿Me escucha?

VOZ DE AVESTRUZ       ¡Nítidamente, comandante!¡Le habla el Mayor Avestruz, Jefe de Seguridad!

LEOPARDO                      -¡Mayor Avestruz, le ordeno  a todo el personal militar disparar sobre los trabajadores y empleados!…¡Repito: disparar sin contemplaciones sobre trabajadores y empleados!

VOZ DE AVESTRUZ       ¡Enseguida, mi comandante!

                                             Los médicos extraen armas de entre sus ropas  y amenazan a  los empleados administrativos que se retuercen de angustia.

LEOPARDO                      ( A Mandril, que escucha perpleja) El mal está hecho….Hay que exterminar  el mal…

LEOPARDO EN

GRABACION                    ¡Destrucción total de la factoría de cocaína “Betta”!

                                             Mandril corre a la cabina.

LEOPARDO                     -¡Quiten la grabación!

Mandril busca en la cabina. Desconecta  la grabación.

LEOPARDO:                      (A los médicos, indicando a los empleados administrativos). Llévenlos al Departamen­to de Persuasión Psicológica  para que les saquen todo lo que saben y luego al matadero. Allá les haré llegar una nota de felicitación, firmada por mí, de esas que tanto les agradan.

Los médicos sacan a empujones a los culpables de sabotaje, que protestan.

PAJARILLO,

CANGURO Y

CONEJO                              -¡Cumplí órdenes!¡Deben darme una medalla!¡Me porté bien!

VOZ DE AVESTRUZ:        Aquí, Avestruz,  control militar.

LEOPARDO:                         ¿Qué quieres?

  VOZ DE AVESTRUZ       Los trabajadores, señor. No se detienen.

LEOPARDO:                        Ya dije que les dispararan.

VOZ DE AVESTRUZ:        Lo hemos hecho, pero parece no importarles. . . Mueren como moscas.

LEOPARDO:                         ¿Desde cuándo esos escrúpulos con los trabajadores? Elimínenlos; no sabemos hasta qué grado están envenenados con los inocentes boletines cívicos para el buen  obrero, preparados por Tarántula García. Mañana traerán otros.

VOZ DE AVESTRUZ:        Es una lástima. Obreros especializados. Es difícil aclimatarlos.

LEOPARDO:                     ¡Ofrézcales caramelos y una temporada en la playa, quizás eso los detenga, maricón! (Abandona el mi­crófono). No sabe que lo que sobra en este planeta se llama hombre.  (Llama) Mandril.

MANDRIL:                             (Sale de la cabina con una nota en la mano) Aquí estoy, señor.

LEOPARDO:                        ¿Viste al hombre de la cabina?

MANDRIL:                             Trato de hacer memoria. . . No sé, su mirada. . .

LEOPARDO:                        ¿Algo en especial?

MANDRIL:                            Me irritó. . .¡No!…Mucho más…ira…

LEOPARDO:                         Esa mirada  no tiene ninguna semejanza con lo que estamos acostumbrados a ver.

MANDRIL:                             No es el brillo suicida de los kamikazes arrojándose con bombas sobre nuestros ministros.

LEOPARDO:                         Tampoco la transpa­rencia fanática de los musulmanes y cristianos. . .

Pausa corta.

MANDRIL:                            Señor. (Le extiende el papel). Una nota para usted. La firma Tarántula.

LEOPARDO:                         ¿Nota?

MANDRIL:                             Acabo de encontrarla en la cabina.

Leopardo se acerca a Mandril y le arrebata la página. Lee.

VOZ DE AVESTRUZ:      Control militar a Comandante Leopardo. Tarán­tula García no se encuentra en la Factoría.

LEOPARDO:                        (Estruja la nota). ¡Voy a degradarlos a todos!

VOZ DE AVESTRUZ:         Con seguridad tenía preparada una salida, señor.

LEOPARDO:                         ¡Ratas ineptas! ¡Envíenme todo el material re­ferente al Sujeto. Rebusquen hasta conocer el nombre de sus tatarabuelos!

VOZ DE AVESTRUZ          : Entendido. . . (Pausa corta). Comandante, sólo se­tenta trabajadores viven aún.

Pausa corta.

LEOPARDO:                        ¿Tantos? ¿No le parece un porcentaje elevado?

(A Mandril). Hay que conseguir a ese hombre. (Despliega la nota y lee). «Leopardo, al fin veo tu cara de culo. Sígueme. Hay cosas en tu horrenda cabeza  que puedes acla­rar. Tarántula»… (Pausa corta). Voy a estrangularlo con mis propias manos (Camina hacia los paneles. Se detiene. A Mandril).Querida…. ¿Tengo cara de culo?

MANDRIL:                            En nada, mi señor.

                                               Mandril se separa un tanto a lateral.

LEOPARDO:                         Me desafía. ¿Qué tal? ¡Se burla de mí!…Falsifica mi firma, mis sellos, mi voz . Me transforma en un terrorista….Nunca nadie se había atrevido. Me gusta esa sensación….

La luz disminuye sobre Leopardo con rostro de asombro. La luz ilumina únicamente la figura de Mandril.

Sobre el autor

*Esta pieza obtuvo Mención de Honor en el Premio Internacional de Dramaturgia “León Felipe”(México, 1971).

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