(Una aproximación al estudio del pensamiento venezolano finisecular)
Gladys Teresa Niño Sánchez
Introducción
En el año 2010, se estructura una parte de esta investigación historiográfica dirigida al análisis del proceso de las Independencias Hispanoamericanas, enfocada en la valoración de la narrativa independentista hispánica, recogida, específicamente, en la literatura hispanoamericana de fines del siglo XIX. Con este propósito, partimos del interés por examinar la narrativa “hispano-criolla” venezolana sobre el complejo proceso de crisis política y sus expresiones en la cultura moderna hispánica de América, proceso que inicialmente periodizamos para su estudio histórico en Venezuela, desde fines del siglo XVIII hasta las tres primeras décadas del siglo XIX[1]. Sin duda alguna, se trata de un emprendimiento investigativo de largo aliento, que se ha ido ampliando durante el proceso investigativo sobre las Independencias en Hispanoamérica; no obstante, hemos buscado delimitar y valorar su trascendencia a través de algunos aportes historiográficos específicos que, desde el ensayo crítico y la novela, hubiesen legado elementos históricos de interés para la reconstrucción de la historiografía regional y nacional venezolana. Uno de esos importantes aportes, de la llamada “generación civilizadora” del período finisecular modernista venezolano, lo constituye hoy la obra de Rufino Blanco Fombona[2].
En esta línea de investigación, se empieza a indagar sobre el segmento histórico del corpus literario del escritor y político venezolano, Rufino Blanco Fombona (1874-1944), publicado tanto en España como en Venezuela, con el propósito de dar a conocer su perspectiva sobre el complejo proceso de crisis de la Independencia “hispano-criolla”[3] y las ejecutorias de algunos de sus destacados actores, convertidos a la sazón en héroes, prohombres del imaginario “patriota” hispanoamericano y de los mitos fundacionales de las repúblicas hispano-americanas en el temprano siglo XIX.
También nos impulsó la idea de valorar, desde la perspectiva del poeta y novelista, la “mirada hispánica” sobre la Venezuela decimonónica, pues se trataba más de una mirada profunda al devenir de la historia cultural y política, conectada con el pensamiento moderno finisecular, con vasto alcance en el ámbito historiográfico latinoamericano.
En este denso recorrido, también descubrimos otra vertiente en nuestro escritor modernista que pudiera estar vinculada, a nuestro modo de ver, con su idea de impulsar una conexión más real entre el relato autobiográfico, la novela y los ensayos históricos, en un cruce de infinitas posibilidades estéticas, re-creativas e interpretativas de la sociedad y de la política, configurando ese extraordinario abanico de valoraciones modernas en expansión que contribuyeron a la Historia y a la Literatura finisecular. En este contexto, el apasionado poeta y agudo historiador se dedicó a divulgar gran parte de su relato autobiográfico, escrito durante la etapa de 1892-1939; nos referimos, especialmente, al trabajo enfocado en su propia ejecutoria política (actor/autor) y en la de otros destacados actores/autores modernistas, siendo algunos de sus contemporáneos más cercanos, el escritor y político colombiano José María Vargas Vila (1860-1933), el escritor y diplomático merideño Gonzalo Picón-Febres (1860-1918), el poeta y político nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), el escritor y político caraqueño Pedro Emilio Coll (1872-1947), el escritor y periodista Luis Manuel Urbaneja Achelpohl (1873-1937) y el escritor y político venezolano José Rafael Pocaterra (1889-1955). Asimismo, se destaca la publicación de una serie de novelas, publicadas entre 1907 y 1931, que dan cuenta de la estética narrativa de Rufino Blanco Fombona, entre ellas El hombre de hierro (1907), El hombre de oro (1915), La bella y la fiera (1931), nóvelas que, desde nuestra perspectiva, recrean los entornos históricos del escritor, la mentalidad y cultura política de una sociedad venezolana convulsionada por la guerra, el personalismo político y la pobreza del largo siglo XIX y de los albores del siglo XX.
Por otra parte, cabe acotar algunos breves comentarios pertinentes con nuestro tema historiográfico, que nos permiten actualizar aspectos que podríamos considerar como relevantes en esta primera valoración acerca de la obra de Rufino Blanco Fombona. Se trata de cierto interés por la obra del escritor venezolano, que surgió a propósito de los “200 años de las Independencias en el Mundo Hispano” (1810-2010), celebración que colocó en el primer plano internacional a los estudios historiográficos sobre el Bicentenario de las Independencias Americanas[4], sirviendo de telón de fondo para reavivar viejos debates sobre el revisitado tema en torno a las “Autonomías y/o Independencias” en Hispanoamérica. En el marco de esos encuentros académicos internacionales, se divulgaron numerosos trabajos escritos en la primera década del presente Milenio, los cuales hoy día forman parte de sistemáticas revisiones historiográficas realizadas por grupos de investigación poco conocidos, tanto europeos como americanos, todos interesados en la revisión y desconstrucción de las narrativas sobre los procesos independentistas en Hispanoamérica y sus impactos en la historia de las repúblicas contemporáneas en Latinoamérica y el Caribe; algunos estudiosos vistos desde Europa e identificados como “americanistas”, otros como “hispanistas” y “latinoamericanistas”. Son polémicos y controversiales estos enfoques por cuanto analizan, principalmente, el papel de las élites criollas y del poder hegemónico peninsular, desplegado desde España por la Monarquía Católica en sus dominios de Ultramar.
En suma, consideramos que el balance de esa celebración fue positivo y útil por cuanto impulsó nuevos debates y contribuyó a divulgar los estudios históricos de nueva data, sobre el impacto político, económico, social y cultural de las Independencias en el Mundo Hispánico, así como algunas de las resonancias decimonónicas que trastocan en el presente milenio, el acontecer y devenir moderno de América Latina y el Caribe, que dan cuenta de una larga “crisis histórica” que ha signado las rupturas y cambios desde fines del siglo XVIII hasta el presente. En ese abigarrado contexto histórico, Rufino Blanco Fombona entendió a lo “criollo-hispano” como un solo torrente humano-cultural que comprendió históricamente la Modernidad en las dos orillas del Mundo Atlántico.
I
“Lo que más me interesa en un libro es el autor, el alma del autor… “
Rufino Blanco Fombona. Diarios de mi vida.
París, 7 de abril, 1913 (El subrayado es nuestro)
Es en este ámbito historiográfico que subrayamos la clave del valor literario e histórico que le concede Rufino Blanco Fombona al libro, a la obra y su autor.
En este sentido, hay que interpretar al espíritu universalista de nuestro escritor y editor, quien cautivó no solo con su poesía a gran parte de la intelectualidad hispanoamericana de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sino que también logró abrir al mundo una especie de caja de pandora para entender las resonancias de la herencia cultural hispánica y sus símbolos en el comportamiento de la élite vinculada con el poder en la América hispana; asimismo, la descarnada reflexión sobre algunos de los principales protagonistas del devenir político criollo-hispánico en Venezuela: Bolívar, Miranda, Monteverde, Páez, Boves, Morillo, entre aquéllos patriotas y realistas que cerraron filas en los bandos enfrentados durante la azarosa guerra de Independencia. Por otra parte, también hay que apuntar hacia las circunstancias políticas y sociales que signaron la propia vida del historiador, su larga e intensa trayectoria como actor político y escritor en Venezuela a partir de 1892, cuestión que se aprecia a través de sus polémicos ensayos, en su oficio de historiar al tiempo de los hombres, llenando de contenido sus actuaciones al interpretar las “contradicciones, circunstancias y ejecutorias” propias de su tiempo.
Pensamos que los relatos de Rufino Blanco Fombona contribuyeron de manera significativa en la configuración de una estética narrativa en Venezuela, que podríamos valorar en el ámbito literario y de la crítica histórica como una tentativa claramente modernista por comprender la evolución del poder, la sensibilidad de la cultura política nacional y de algunos de los rasgos que dan cuenta de cierto comportamiento político impregnado por el elemento militar del venezolano finisecular[5]. La narrativa de Blanco Fombona estuvo marcada por el sello de su encendido verbo crítico en su condición de político, que revelaba hondas inconformidades personales, sintetizadas en el joven rebelde, sensibilizado por la historia del país y por la actuación de algunos actores del quehacer político caudillista venezolano[6], muy especialmente por la actitud hegemónica de protagonistas andinos que venían del accionar militar de la política decimonónica regional; nos referimos a Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, tal como él mismo lo manifestó al valorar los acontecimientos políticos ocurridos en el país desde fines del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX en la Venezuela gomecista[7].
El espíritu polémico de nuestro notable prosista venezolano, se logra apreciar en la vasta obra de su autoría que remite a un denso relato de fragmentos de la vida política cotidiana de los venezolanos que transitaban la crisis cultural de la “modernidad”, crisis que según Blanco Fombona se expresó en las ideas y lucha política por las autonomías e independencias en las provincias hispánicas; conflicto e inestabilidad política que transcienden las primeras dos décadas del siglo XX de la sociedad hispano-criolla venezolana, aún marcada y convulsionada por el trajinar de los conflictos de la post- independencia.
Blanco Fombona se identifica como un venezolano apasionado, capaz de ir más allá de la denuncia al narrar descarnadamente a la dictadura de Juan Vicente Gómez[8] y expresar su férrea oposición a Gómez desde su destierro; cuando vive entre París y Madrid por más de dos décadas, denunciando a la dictadura venezolana desde la otra orilla del Mundo Atlántico.
A lo largo de la obra de Blanco Fombona advertimos su vivo interés por la memoria escrita y las fuentes históricas. Los documentos históricos fueron el objeto de una parte esencial de su narrativa, dirigida especialmente a la construcción del ensayo crítico orientado al análisis de la narrativa política y militar venezolana y latinoamericana. En su oficio de historiador recoge, ordena, interpreta y preserva numerosos testimonios de actores de la sociedad venezolana decimonónica, protagonistas trocados en autores/narradores de sus propios acontecimientos; hechos que movilizaron las aguas profundas de la “ciudad hispano-criolla”, lugares de la memoria en donde se expresaron las ideas y el espíritu que configuraba el abanico cultural hispánico que ha marcado, hasta el presente, el devenir de aquellas frágiles ciudades hispano-americanas, convertidas en el devenir en baluartes de los Estados-Nación que irrumpen en el otrora llamado “Nuevo Mundo”, estados en donde se logró configurar altivos gobiernos denominados “independientes” que desconocían y negaban a la madre patria: España.
En cuanto a esta primera aproximación, se ha procurado un breve balance de la obra que consideramos destacada de Rufino Blanco Fombona; es decir, de solo una parte de su amplia narrativa y de la importancia de sus aportes a la historiografía hispanoamericana. El propósito ha sido evaluar algunos de sus aportes específicos como historiador y editor, creador y responsable de importantes proyectos editoriales fuera de Venezuela, especialmente de aquéllos publicados bajo el sello de la Editorial América[9], extraordinario trabajo editorial que inicia en Madrid por el año 1915 y culmina en 1935. En ese marco, cabe destacar la publicación sostenida de las colecciones de la Biblioteca Americana, Biblioteca Andrés Bello y de la Biblioteca Ayacucho, las cuales tuvieron como propósito divulgar en Europa el pensamiento de Bolívar, Bello, Sarmiento, entre otros hispano-americanos. En este sentido, hay que agregar que estamos frente a otra asignatura pendiente, la cual podría enfocarse en la valoración crítica de la obra y legado editorial para Hispanoamérica de Rufino Blanco Fombona.
En ese sentido, consideramos que la obra de Blanco Fombona debería ser valorada no solo desde la literatura sino también desde la historia, como pieza clave en la reconstrucción del rompecabezas de la historiografía hispanoamericana, especialmente desde la narrativa que se configuró alrededor del fenómeno de la Independencia en la América Hispánica, especialmente desde otras ciudades venezolanas, más allá de Caracas y Valencia, las cuales también le dieron vitalidad política a las provincias de la Venezuela colonial no ajenas a las resonancias políticas que provenían de la España peninsular.
Por otra parte, cabe destacar que las obras publicadas por Editorial América, bajo la dirección de Rufino Blanco Fombona, en torno a la Independencia de Venezuela y los tiempos pos-independencia en Hispanoamérica, son valoradas como fragmentos claves a la hora de realizar la reconstrucción histórica y el análisis historiográfico sobre los estudios independentistas del pasado y presente de América Latina y El Caribe; algunos de estos últimos estudios están muchas veces alineados con la narrativa oficial del gobierno de turno, interesado en exaltar solo la época emancipadora prolija de “actos heroicos” y de prohombres, útiles para justificar la enorme motivación de exaltar la ruptura de lo criollo- hispano con el legado hispano-americano.

II
“España en todo el siglo XIX estuvo cometiendo esta bella locura: nos ignoró…” Rufino Blanco Fombona, Diarios de mi vida. Madrid, 28 de mayo, 1904.
(El subrayado es nuestro)
En esta segunda parte, se revisará parte de la obra de Rufino Blanco Fombona que ha contribuido al análisis de una narrativa moderna, que tuvo como propósitos aprehender la cultura criollo-hispana, sus actores y pensamiento político. En este sentido, se amplió la historiografía venezolana al arrojar nuevas luces para las iniciativas y discusiones sobre el memorable “Bicentenario Independentista” en ambas orillas del Mundo Atlántico. Debates que actualmente originan encuentros y desencuentros, nuevas agendas políticas y académicas, así como sendos programas en el seno de la intelectualidad hispano-americana que investiga y enseña Historia Moderna y Contemporánea en las dos orillas del Atlántico y en pleno transcurrir del tercer milenio.
En consecuencia, pensamos que la reflexión de Blanco Fombona estuvo dirigida a la comprensión del complejo proceso que entrañaba el carácter de la política y de la cultura hispano-venezolana; a las ideas y ejecutorias de connotados actores políticos decimononos, considerados agentes de una sociedad que, desde finales del siglo XVIII, pujaban tanto por la “libertad” como por la “igualdad”, así como por un espacio público en el vasto mundo moderno hispanoamericano, poblado de importantes ecos culturales heredados de la vetusta España imperial, anclada en el alma de los españoles europeos y en los que llegaron desde finales del siglo XV a la América española, y se quedaron para echar raíces durante los siglos XVIII y XIX.
En torno al sello de la Editorial América, es importante reseñar que se publicó la colección denominada “Biblioteca Ayacucho”, bajo el cuidado minucioso del editor venezolano Rufino Blanco Fombona. En este renglón, vale la pena hacer referencia a nuestro escritor, con alma de historiador y editor, a través del tratamiento de una selección mínima que hemos hecho de su prolija obra y del vasto corpus literario e histórico legado a Venezuela; esta cuestión en parte la indagamos como parte de nuestra investigación, entre los años 2012-2014. En este sentido, nos enfocamos a la comprensión historiográfica del fenómeno realista y a la cultura monárquica española en la sociedad andina durante el proceso de Independencia en Venezuela[10].
Por otra parte, los 143 años de su nacimiento que se celebró el 17 de junio de 2017, así como la conmemoración de los 73 años de su fallecimiento, el 16 de octubre de ese mismo año, nos ha motivado abrir el compás al conocimiento y valoración de la obra de este polémico escritor venezolano. También son esenciales algunas precisiones sobre el legado ensayístico del conocido como “Don Rufino”, tal como lo llamaban sus contemporáneos en Madrid.
El poeta, editorialista e historiador, quien con su conocimiento y meditaciones innovó en su época en el tratamiento crítico de los hechos políticos y de los estudios históricos existentes, no solo se ocupó de examinar la narrativa sobre la Independencia y sus actores valorados como “prohombres” de la república (autonomistas, independentistas, patriotas, insurgentes, revolucionarios o republicanos); también dedicó parte de sus estudios a comprender el comportamiento de los defensores de la monarquía católica española (denominados realistas, monárquicos, godos, desafectos, contrarrevolucionarios). No obstante, en sus reflexiones los consideraba a todos actores de ese abigarrado tejido sociopolítico que configuraba la sociedad hispanoamericana de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, grupos sociales (españoles peninsulares, criollos, indios, pardos y negros) expresión de la cultura política de una sociedad estamental y de hombres sagaces enfrentados por la hegemonía del poder político del “ochocientos” (algunos intelectuales, otros guerreros), pero, en fin, todos involucrados en la puja por una menguada hegemonía de poder que evocaba viejos tiempos de dominación imperial en medio de una prolongada crisis que afectó tanto a españoles como americanos, todos habitantes y “ciudadanos” arropados por el manto cultural de la monarquía católica española en ambas orillas del Mundo Atlántico.
A continuación, veamos una selección de obras, ordenadas y comentadas en breves notas, dirigidas a describir una parte del denso corpus literario e histórico de Rufino Blanco Fombona, el cual forma parte de la historiografía localizada en el occidente de Venezuela y que constituye parte del patrimonio bibliográfico y documental de la antigua biblioteca del escritor Tulio Febres Cordero, valioso acervo que se encuentra bajo resguardo de la Biblioteca Febres Cordero en la ciudad de Mérida. En este sentido, son parte de esta narrativa las memorias y sus fragmentos, las biografías y epístolas, los testimonios y relaciones que dan cuenta de la atmósfera cultural y política de la Venezuela del ochocientos y novecientos en las principales ciudades hispánicas venezolanas.
Es necesario reiterar que esta selección sólo recoge obras que aportaron directamente a la reconstrucción de una narrativa hispanoamericana sobre la Independencia de Venezuela y a las repercusiones políticas de ese fenómeno en las provincias ultramarinas del Imperio español en el mundo Atlántico.
Veamos a continuación nuestra valoración historiográfica que va enlazada con las apreciaciones del escritor Rufino Blanco Fombona. Las Memorias de Pedro Urquinaona y Pardo, quien fuera “Comisionado de la Regencia Española para la Pacificación del Nuevo Reino de Granada” se presenta en una extensión de 383 páginas, formando parte de la colección “Biblioteca Ayacucho”. Estas memorias se publicaron en Madrid, bajo la dirección de Don Rufino Blanco-Fombona, con el sello de la Editorial América en 1917.
Es pertinente reseñar el interesante comentario de presentación de quien dirige la Editorial América. Se lee en la “Advertencia” de la segunda edición que se trata de la “Relación documentada del origen y progresos del trastorno de las provincias de Venezuela, hasta la exoneración del Capitán General Don Domingo Monteverde, hecha en el mes de diciembre de 1813 por la Guarnición de la Plaza de Puerto Cabello. “Escribióla Don Pedro Urquinaona y Pardo”. En la historiografía venezolana se constituye en el título original de la obra.
Rufino Blanco Fombona puntualiza que se trata de la primera y única edición hecha en Madrid en 1820, en la imprenta nueva de la calle Concepción, número 9. En cuanto a la segunda edición, que pareciera ser que sí estuvo totalmente a cargo de Blanco Fombona, se advierte que la misma está enriquecida con las notas marginales de puño y letra de Urquinaona y Pardo y con los epígrafes que le sirvieron para dividir el libro. Nos indica Blanco Fombona que “ese informe, constituido por una serie de noticias historiales de primera mano, enriquecidas con documentos valiosísimos”, fue publicado en Madrid por iniciativa de su autor, Pedro de Urquinaona y Pardo, en 1820. De esa manera, el editor destaca la originalidad de la obra y su valor histórico.
Rufino Blanco Fombona valora el aporte histórico de la obra de Urquinaona y Pardo a la historiografía de la Independencia venezolana. En consecuencia, expresó que dicha obra merece ser estudiada por cuantos quieran conocer de veras los primeros pasos de la revolución americana, también llamada “revolución de Abril”. Asimismo, los acontecimientos históricos en la capital de la Capitanía General de Venezuela y la actuación del Capitán General, Domingo Monteverde[11]. Al respecto, queda como tarea pendiente indagar partiendo de sus diarios íntimos, si en efecto Rufino Blanco Fombona tuvo en sus manos el ejemplar corregido por el propio Urquinaona y Pardo, siendo ese el ejemplar que sirvió para preparar la segunda edición dirigida por el propio Blanco Fombona. Valdría tener en cuenta que podría ser la primera obra publicada en la histórica colección “Biblioteca Ayacucho” por cuanto Blanco Fombona llega a España el 17 de junio de 1914 y en 1915 funda en Madrid la Editorial América[12].
Por otra parte, Rufino Blanco Fombona nos entrega un interesante perfil del Neogranadino Pedro Urquinaona y Pardo (1778-1835), de sumo interés para la valoración de nuestro escritor, a quien considera el “alma” de la obra. Dice Blanco Fombona “(…) que era Oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de la Gobernación de Ultramar, también Secretario del Rey con ejercicio de decretos. Que de sus tareas de alta burocracia, lo sacó la Regencia española en 1812, y por orden del 25 de diciembre se le nombró “Comisionado á (sic) la Pacificación del Nuevo Reino de Granada”. Desembarcó en Venezuela, donde permaneció bastante tiempo para enterarse con riqueza de los pormenores del movimiento y carácter de la “Revolución de Abril”. Su informe al gobierno español sobre lo que ocurría en el país es de una importancia literaria e histórica de primer orden por la abundancia de detalles en su narrativa. Manifiesta Blanco-Fombona que “…debió ser para el Gobierno de España, en aquella sazón, de mucho beneficio, máxime si se le hubiera puesto la atención que merecía”[13]. En cuanto al perfil biográfico de Pedro Urquinaona y Pardo[14], se dice que nació en Bogotá en 1778 y que muere en Madrid en 1835. De Bogotá a Quito fue su periplo, durante su período de formación como Bachiller, Licenciado y Doctor en Derecho Civil y Canónico. Parece que ejerció en la Universidad de Quito la Cátedra de “Prima de Cánones”. En 1808 se asumió defensor de la causa realista y leal a Fernando VII.
Sobre su asentamiento, se reseña que a partir de 1808 se encuentra en La Guaira dedicado al comercio del cacao entre Venezuela y Puerto Rico y que fue propietario de barcos. Viaja a Cádiz, en 1811 y regresa de Cádiz a Caracas en ese mismo año. Para esa fecha redactó la pieza titulada “Manifiesto de un español americano a sus compatriotas los americanos del sur”, documento impreso en Cádiz hacia el año de 1812[15]. Se le nombra en Cádiz Oficial 5º de la Secretaría del Estado de Ultramar (ver Secretaría de Ultramar, Ministerio de Indias) y Secretario del Rey en diciembre de ese mismo año; también se le nombra Comisionado de la Regencia del Reino para la Pacificación del Nuevo Reino de Granada. De Cádiz se dirige a Caracas comenzando 1813 (entre enero y marzo) en donde se encuentra con el realista Domingo Monteverde, quien entró en contradicción con las órdenes que traía Urquinaona y Pardo de las Cortes de Cádiz de dictar la amnistía a los insurrectos patriotas venezolanos partidarios de la Independencia, la cual fue dictada el 30 de marzo de ese mismo año. Se dice que estuvo enfrentado a Monteverde mientras permaneció en Caracas y que nunca viajó a la Nueva Granada debido a los avances de Bolívar hacia el mes de agosto de ese mismo año, cuando salió hacia Curazao.
Veamos algunos fragmentos importantes de la memoria, según Blanco Fombona:
Sobre la “Revolución de Caracas” también llamada “Revolución de Abril”. La primera parte de su memoria Urquinaona y Pardo se la dedica a exponer algunas de las causas que él considera condujeron a la “sedición” de las provincias de Venezuela de la “América española” contando entre las más perjudiciales la conducta de los funcionarios españoles que les correspondió aplicar las medidas reales que buscaban devolver la paz en los territorios “transtornados” así como la integridad de la Monarquía y de la Religión. Al respecto, expone en la “Revolución de Caracas” que: “Así se hacinaron medidas inútiles y aún perjudiciales, que lejos de restaurar la tranquilidad perdida conspiraban contra ella, excitando discordias sostenidas por la animosidad de los partidos; y no era extraño, pues cuando estos predominan y la desconfianza hace parecer el gobierno menos circunspecto que popular, suelen conducirle, al centro de su interés privado bajo el pretexto especioso de la seguridad pública”.
Rufino Blanco Fombona nos apunta también algunos datos sobre su disputa con el Capitán realista Domingo Monteverde. Su enfrentamiento con Monteverde lo documenta y relaciona a fin de demostrar la conducta perjudicial de este funcionario español contra su persona y las consecuencias de la misma, como lo dice el propio Urquinaona y Pardo, cuando indica que hay que detenerse en “la raíz de las vicisitudes” que explican la conmoción de las provincias de Venezuela. La relación y las disputas entre los realistas, brigadier José Cevallos, Fernando Miyares y Domingo Monteverde es objeto de amplia exposición en esta importante memoria. Concluyó Blanco Fombona con la siguiente apreciación: “El monstruo de la discordia y de las rivalidades entre los realistas puede sumarse entre las causas vitales del enfrentamiento no solo bélico”.
Por otra parte, Rufino Blanco Fombona nos ofrece también algunos datos de los años cruciales de 1812 y 1813. El transcurrir de algunas provincias occidentales de Venezuela se puede conocer a través de algunos testimonios que se registran en la obra con los siguientes apuntamientos:
Se recoge textualmente: “Al excmo. Sr. D. Antonio Porcel, Secretario de Estado y del Despacho de la Gobernación de Ultramar, que “…por mi residencia en Caracas fui testigo ocular de muchos sucesos que refiero, he procurado, no solo apoyarlos en documentos congruentes, sino trasladar sus cláusulas literales para que ellas mismas demuestren…[16]
En cuanto a este testimonio es esencial destacar que en la primera parte manifiesta que “…la sedición realizada en Caracas el 19 de Abril de 1810 jamás llegó a penetrar el corazón de los pueblos, siempre dispuestos a disiparla, como lo ejecutaron en el año de 1812”[17].
Con respecto a las memorias del español Juan Manuel Cajigal en su obra titulada Memorias del Mariscal de Campo Don Juan Manuel de Cajigal sobre la Revolución de Venezuela, veamos las siguientes notas en el “Discurso de recepción del señor D. Rufino Blanco Fombona como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia el 27 de setiembre de 1939”: Tema: “La inteligencia en Bolívar”[18].
En este extraordinario discurso Blanco Fombona reconstruye el carácter, la inteligencia y psicología del Libertador, así como el agreste escenario en el cual se hizo estratega, estadista, en el marco de una “epopeya que duró 20 años”. Apunta que “…este joven oficial, educado en los salones y no en los cuarteles; y que prefiere las letras a las matemáticas, va a realizar una obra militar de las mayores que se conocen en el mundo. Su teatro de acción, en efecto, se extiende por todo un Continente desde el Océano Atlántico hasta el Océano Pacífico, muchos grados al Sur y al Norte del Ecuador terrestre…”[19] a propósito del recorrido de Bolívar, Lima-Bogotá, Bogotá-Maracaibo; Maracaibo-Caracas.
Agrega sobre el escenario americano que “¡Hay que recordar lo que era la América Colonial del siglo XVIII de donde iba a extraer la América republicana y liberal del futuro! Aquello es un caos de razas, de fanatismo, de sumisión, de ignorancia, de barbarie; de cordilleras y ríos enormes, de desiertos vastísimos, de climas diferentes, de alimañas feroces, de hombres no menos feroces, de razas heterogéneas, de castas rivales, de intereses adversos. Un caos, el caos”[20].
En torno al carácter español-americano al que se enfrentó Bolívar apuntaba Blanco- Fombona:
Luchó, en efecto, contra la naturaleza, contra los hombres y contra los inmortales, pues luchó contra los españoles, contra el Trópico y contra el fanatismo religioso de ignaras y bélicas muchedumbres americanas. Esas muchedumbres carneriles, indignas de la libertad que Bolívar les iba dando, se oponían a ella invocando al Rey, a Dios y María Santísima, con los gritos de “Viva Fernando VII”, “Viva la religión”, y también: “Viva Jesús”; “Muera el traidor”. El traidor era Bolívar[21].
En este folleto también se incluye el elogio de Luis Correa titulado “Elogio de Rufino Blanco Fombona, en el cual se valora las dimensiones del poeta, periodista, historiador, novelista, “…el maestro insuperado e insuperable de la América”. (p. 41). En este aspecto nos remite a revisar la relación que existe con la obra de El Conquistador del Siglo XVI[22].
Asimismo, Blanco Fombona revisa las Memorias de Lord Cochrane. Madrid, Editorial- América, 1817,1822. Concesionaria exclusiva para la venta: Sociedad española de librería. Ferraz, 25. Biblioteca Ayacucho bajo la dirección de Rufino Blanco-Fombona, XIII[23].
Rufino Blanco Fombona apuntaba en la Advertencia preliminar que el Conde Dundonal, conocido como Lord Cochrane, había publicado en 1859 en Londres una obra que daba cuenta de los servicios que había prestado en favor de la libertad y organización de América. Agrega que “Cochrane, el mayor de los héroes navales del Pacífico durante la guerra de emancipación americana, era, como todos sabemos, de carácter violento y naturaleza fogosa. Rival de San Martín, lo censuró con rudeza en sus memorias (…) a quien el Gobierno de Chile confió, por ser criollo y por sus méritos, la jefatura de la empresa chileno- argentina contra los españoles en las costas del Perú en 1820. El fogoso Cochrane no pudo entenderse nunca con el “prudente San Martín”, á quien terminó por desconocer y de quien se separó bruscamente…”[24].
Por otra parte, es vital que entendamos que don Rufino pensaba que era importante dar a conocer los testimonios, las relaciones y memoriales de los actores de las Independencias Americanas, sin olvidar sus contradicciones y rivalidades propias de sus tendencias y adherencias de aquélla intensa época decimonónica. A propósito de esta atmósfera de actitudes y opiniones contradictorias en tiempos de crisis política, frente a los testimonios de Cochrane escribió Blanco Fombona:
Deberíamos, en obsequio de San Martín, echar en olvido las Memorias de Cochrane? (sic). No parece prudente, ni, dada la resonancia de que tiene en Europa y en América la palabra de Cochrane, héroe de ambos mundos, podría conseguirse acallarla[25].
Por tal motivo Blanco Fombona justificó la línea editorial de la cual era director en las primeras décadas del siglo XX en España:
En la Biblioteca Ayacucho, donde se recoge y seguirá recogiéndose el testimonio de personas y personajes de la gran época de nuestra independencia, tampoco podía prescindirse de las Memorias de Cochrane porque traten mal á San Martín, como no podía prescindirse, y no se prescindió, de las Memorias del Regente Heredia porque hablen mal de Bolívar[26].
Cierra Blanco Fombona con la siguiente afirmación:
Nuestro propósito precisamente consiste en lo contrario: en recoger lo bueno y lo malo que los contemporáneos, ya amigos, ya enemigos de América, dijeron de ésta, de la Revolución y de sus prohombres. De ese juicio contradictorio saldrá la verdad que la posteridad tiene derecho á conocer, y las patrañas históricas, por patrióticas que sean, desaparecerán[27].
De manera contundente Blanco Fombona concluye: “Sólo los falsos héroes pueden temer esa revisión de valores”. Por último, desde nuestra percepción, es una pena que Don Rufino no haya fechado este texto que a modo de Advertencia permite ubicar la postura del editor y el valor histórico que éste ensayista y crítico le imprime a las fuentes históricas para la historia de la América Contemporánea, especialmente los temas referidos a la Independencia de América.
III
“El Libertador hacía propaganda patriótica y no se detenía en exageraciones…”
Rufino Blanco Fombona. José Félix Ribas. Prólogo: “La Proclama de Guerra a Muerte”, 1927
Para cerrar esta primera aproximación, se presentó a lo largo del presente artículo una síntesis de los aportes del escritor y poeta Rufino Blanco Fombona a la historiografía de la Independencia de Venezuela, en su papel de historiador y editor. Nos ha guiado el propósito de recoger una parte de su obra fundamental que está dirigida a profundizar en el conocimiento e interpretación histórica del período de la Emancipación en Hispanoamérica. No obstante, sus artículos publicados en revistas y boletines venezolanos también son valiosos, aunque menos conocidos y citados por los estudiosos de dicho período decimonónico.
De los publicados en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, a fines de la década de los años ’30 del siglo XX, seleccionamos el titulado “La evolución de las ideas en Venezuela durante la Revolución de Independencia”[28], en donde analiza descarnadamente el comportamiento de la sociedad colonial venezolana y las posibles causas que desencadenaron la denominada “revolución” de Independencia. El énfasis lo hace en la figura y actuación de Simón Bolívar y en los “patriotas” criollos y españoles que formaron el bando republicano y que se negaban a continuar siendo súbditos del rey. Veamos parte del interesante análisis de Blanco Fombona:
Bolívar realizó la Independencia de Venezuela contra el querer de las mayorías de Venezuela; y Bolívar y el tiempo, unidos, convirtieron a los realistas en republicanos, a los súbditos del Rey en ciudadanos de la República; y entremezclaron las castas (…) El propio Bolívar que sabía a qué atenerse escribe al general Santander, años adelante, furioso o fingiendo furia contra los venezolanos que hablaban de principios: ‘no quiero nada con esos abominables soldados de Boves, con esos infames aduladores de Morillo; con esos esclavos de Morales y de Calzadilla. A ellos obedecían y querían los fieros republicanos que hemos libertado contra su voluntad, contra sus armas, contra su lengua y contra su pluma y que hoy no quieren obedecer a nuestras leyes (…). (p.416)
Rufino Blanco Fombona, con su aguda lectura sobre la que él llamó <<revolución>>, llama la atención en el comportamiento de los bandos protagonistas, en los españoles- europeos y en los criollos-españoles, así como en los “isleños”. Un examen dirigido a alcanzar la anhelada “objetividad histórica” y a penetrar en el alma de aquellos hombres y en su propio tiempo. Con este sentido, recurre a una célebre cita de la obra de Calderón del siglo XVII: “Al Rey la vida y hacienda debo dar; pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios”. (p. 412)
Por último, al decir de Joaquín Gabaldón Márquez (1956), a Rufino Blanco Fombona deberíamos considerarle, además de poeta y ensayista, un “interprete” del espíritu y de la obra de Bolívar, es decir: ¡el Bolívar visto en todas sus dimensiones!
Bibliografía
Blanco-Fombona, Rufino. Diario de mi vida. Madrid, Editorial Renacimiento, 1929.
______________________-. Motivos y letras de España. Madrid, Editorial Renacimiento, 1930.
______________________-. Camino de imperfección. Caracas, Impresos Unidos, 1942.
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Castellanos, R.R. Biografía de Rufino Blanco Fombona. Caracas, separata de la obra Venezolanos del Siglo XX editada por la Fundación Eugenio Mendoza en diciembre de 1982, (1983).
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Zea, Leopoldo. Hispanoamericanismo, siglo XIX. Caracas: Serie del Sesquicentenario del Congreso de Panamá, Gobierno de Venezuela, 1976.
NOTAS
[1] Nos referimos al período histórico 1781-1823. En este artículo se presentan algunos de los primeros resultados heurísticos de la propuesta de investigación historiográfica y documental de la tesis doctoral titulada “Grupos Realistas en la Provincia de Maracaibo durante el proceso de Independencia de Venezuela, 1781-1823”, propuesta que formó parte del proyecto iniciado en la Universidad de Salamanca, España, en el marco del programa doctoral en “Fundamentos de la Investigación Histórica”. Bienio 2008-2009. En Sevilla, en el Archivo General de Indias (2009-2011), se inició una parte de la investigación documental sobre el proceso de las Independencias en Hispanoamérica, con énfasis en la Capitanía General de Venezuela, siendo un estudio de caso la histórica Provincia de “Maracaybo”.
[2] Recomendamos para ampliar la trayectoria de Rufino Blanco Fombona, consultar los textos escritos por Joaquín Gabaldón Márquez, Jesús Sanoja Hernández y Ramón R. Castellanos. Estos trabajos fueron publicados en la segunda mitad del siglo XX, respectivamente: “Blanco Fombona, historiador”, prólogo de J. Gabaldón Márquez, en la obra titulada El Conquistador español del siglo XVI. Ensayo de Interpretación (1956); “Blanco Fombona y el país sin memoria”, el cual forma parte del prólogo de J. Sanoja Hernández y que fue incluido en la obra editada por la Biblioteca Ayacucho sobre Rufino Blanco Fombona, titulada Ensayos Históricos (Nº 36, 1981); asimismo, se recomienda la valiosa Biografía de Rufino Blanco Fombona escrita por el historiador trujillano, R.R. Castellanos (1983). También sugerimos el artículo de R. J. Lovera de Sola, publicado en el Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo I. Caracas: Fundación Polar, 1997; p.458.
[3]Al respecto, se ha revisado parte de la obra del escritor venezolano Mariano Picón Salas, quien nos habla de un “organismo hispano-criollo” manifiesto en la conciencia moderna del “criollo-hispano” de la segunda mitad del siglo XVIII que tuvo como telón de fondo la Ilustración hispánica. Con el propósito de ampliar esta mirada, se recomienda la lectura de los capítulos VIII y XIX de la obra de Picón Salas, titulada De la Conquista a la Independencia. Tres siglos de historia cultural hispanoamericana. México, FCE, 1975. Quinta reimpresión (Colección Popular); P.p. 175-233.
[4] Son interesantes los trabajos monográficos publicados en América Latina en el 2010, con motivo del Bicentenario de las Independencias Americanas. Cabe destacar la extraordinaria compilación del colombiano Juan Carlos Torres: El gran libro del Bicentenario. Memorias del Encuentro Internacional con nuestra Historia, Cartagena de Indias, octubre 2009. Bogotá, Editorial Planeta Colombiana, 2010; el libro coordinado por el investigador colombiano Marco Palacios: Las Independencias Hispanoamericanas. Interpretaciones 200 años después. Bogotá, Editorial Norma, 2009; así como el esfuerzo editorial “Colección Bicentenario de la Independencia” de la comunidad académica venezolana reunida en la Asociación Académica para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia.
[5] Al respecto, se podría ver la revista El Cojo Ilustrado (Caracas, 1892-1915), publicación que se ha valorado como una de las principales revistas literarias que se publicaron en la América hispana durante el denominado “período modernista”. Rufino Blanco Fombona formó parte de los venezolanos que colaboraron con dicha revista quincenal, fundamentalmente con sus textos de poesía y de ensayo crítico. Entre sus coetáneos, colaboradores de dicha revista, con sensibilidad política y pluma prolija, se destacaron Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, Pedro César Dominici, Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll, Lisandro Alvarado, Gonzalo Picón-Febres y José Gil Fortoul.
[6] Rufino Blanco Fombona tuvo una importante participación política en Venezuela. Se sumó en 1892 a las filas del caudillo liberal Joaquín Crespo a raíz de la Revolución Legalista y ocupó cargos diplomáticos de envergadura desde 1892 hasta 1904. También formó parte del gobierno de Cipriano Castro hasta que cae en desgracia por criticar y oponerse al propio caudillo andino en 1905. Para ampliar la andadura política de Blanco Fombona y de los escritos producidos en ese período, se recomienda consultar una parte de la importante obra del trujillano Rafael Ramón Castellanos, Rufino Blanco Fombona, estudio bio-bibliográfico. Caracas: Congreso de la República, 1975. Consideramos una asignatura pendiente el estudio de la andadura política de Rufino Blanco Fombona, tanto en Venezuela como en España.
[7]En torno a la vida política venezolana de finales del siglo XIX y primeras tres décadas del siglo XX, Rufino Blanco Fombona recogió, desde 1901, en sus diarios, a modo de “libros autobiográficos”, el acontecer político y la vida cotidiana de la sociedad venezolana de la cual fue también uno de sus protagonistas. Conocemos parte de su discurrir fuera de Venezuela a raíz del destierro que sufre durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, que denunció como una “barbarocracia” y una dictadura. Durante sus 26 años de exilio llevó el registro de su memoria y andadura en Europa, muy especialmente en España. Al respecto, véase a Rufino Blanco Fombona, Diarios de mi vida. Selección y prólogo de Ángel Rama. 2ª Edición. Caracas: Monte Ávila Latinoamericana, 1991.
[8]En esta breve revisión es pertinente puntualizar sobre algunos de los aportes que hizo Rufino Blanco Fombona a la novela histórica hispanoamericana, especialmente a la denominada “novela de dictadura”. En este sentido, hacemos referencia a la más conocida, la obra titulada El Hombre de Hierro (1905). Sin embargo, La Máscara Heroica (1923), obra menos conocida, se consideró clave para la interpretación de la realidad venezolana durante el período gomecista. Al respecto, se sugiere consultar un texto del profesor de la Universidad de La Laguna, Ernesto J. Gil López, autor del artículo titulado La máscara heroica de Rufino Blanco-Fombona: una aportación a la novela de dictadura. En AIH. Actas X (1989) Centro Virtual Cervantes: www.cervantesvirtual.com
[9] Rufino Blanco Fombona relata en su texto “Intermezzo Necesario”, el acontecimiento que significó para su tiempo la fundación de la Editorial América en Madrid, España (1915-1935). En torno a este tema, recomendamos consultar uno de sus más íntimos escritos, titulado “Camino de Imperfección” (1933), incluido en el libro Diarios de mi vida. 2ª edición, Caracas, Monte Ávila Latinoamericana, 1991; p.p. 233-236. También podrían ser ilustrativas las notas de José Nucete Sardi que reseñamos a continuación: “Actuó en Francia, entre los más distinguidos escritores de comienzos del siglo, y más tarde se radicó en Madrid, donde fundó la ‘Editorial América’, con sus diversas colecciones, en las cuales editó y reeditó obras de escritores venezolanos y americanos y divulgó a Bolívar, a Bello, a Sarmiento, etc. (…) Editó y prologó magistralmente las ‘Cartas de Bolívar’ y casi todas las obras que editó, de diversos autores, llevan prólogos suyos, llenos de agudeza y sentido histórico. En esta editorial publicó Blanco Fombona cerca de cien volúmenes…” Véase al respecto: Diccionario Biográfico de Venezuela, 1ª edición. Madrid, Impreso en los Talleres de “Blass, S.A. Tipográfica”, 1953; p.p. 160-161.
[10] En cuanto a ese trabajo de investigación relacionado con el tema del proyecto de tesis doctoral que llevamos a cabo actualmente, solo es pertinente indicar que se inscribe en una nueva valoración histórica del fenómeno realista, del comportamiento de sus actores políticos frente a la tesis de la Independencia de España en la provincia de Maracaibo durante el período 1781-1823. La revisión historiográfica de la obra de Blanco Fombona referida al tema, nos aportó, por una parte, el análisis de la valoración ideológica de los actores realistas frente a la propuesta de Independencia absoluta de Venezuela y, por la otra, examinar algunas de las claves para entender el tratamiento historiográfico sesgado sobre el mismo tema, visión recurrente en parte importante de la historiografía oficial venezolana que busca empoderarse del elemento histórico partiendo de un discurso único sobre la conciencia histórica del venezolano en el presente siglo.
[11] Un ejemplar original de la obra publicada en 1915, se ha localizado en Mérida, Venezuela, en la BFC-BN, con la signatura 987.04 U768, Referencia 645
[12] Son interesantes los apuntes titulados “Nota Final”, en donde Blanco Fombona narra parte de su periplo en Europa a partir de 1914. Véase Diarios de mi vida, Ob. Cit. (1991), p.p. 311-316.
[13] Aparece esta nota en la parte intitulada: Advertencia, p.9.
[14] Véase: Diccionario de Historia de Venezuela (1997), tomo 4, p.p.167-168.
[15] Este importante documento lo escribe Pedro de Urquinaona y Pardo como testimonio de los hechos ocurridos en Caracas a raíz de la “revolución de Abril” de 1810 y del Congreso de 1811. Lo ubicamos en Venezuela en un corto período comprendido entre 1808 y1813. Lo hemos rastreado de actor-funcionario de la Corona española a autor de importantes documentos, relaciones y memorias que aportan al conocimiento de la valoración ideológica de los Realistas sobre la Independencia en Venezuela.
[16] Idem.
[17] p.p.9-10.
[18] Caracas, Tipografía Americana, 1939. En BFC-BN/ 980.02092B641i
[19] Véase p. 24
[20] Ídem
[21] En p. 20
[22] Véase p. 28
[23] En BFC-BN, Mérida. Véase la signatura BFC 985.04 C663.
[24] Véase p.8
[25] En p.10
[26] Ídem
[27] P.p. 11-15
[28] En el Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Nº 80. Tomo XX. Octubre-diciembre, 1937; pp.409-417
