literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de Gustavo Fernández

Ene 21, 2022

Lilith 

Al principio Dios hizo a la pareja

macho y hembra a su imagen semejantes.

Pero pronto a los cándidos amantes

una herida en la carne los aqueja.

A Lilith en el lecho Adán no deja

cabalgar con sus pechos ondulantes.

Humillada por todos sus desplantes,

del Edén indignada ella se aleja.

En el Mar Rojo ama a Samael

y con perlas de esperma derramada

trae al mundo demonios en tropel.

La leyenda la evoca condenada:

En un rapto Isaías ve su piel

por el chivo y la sierpe acariciada.

La Derrota de Amalec

Cuando Moisés notó que amenazaban

los de Amalec al pueblo de Israel,

pidió a Josué, su seguidor más fiel,

reunir a aquéllos que mejor guerreaban.

Desde una cumbre, alertas, divisaban

Moisés, Aarón y Jur la lucha cruel,

donde empeñados en no dar cuartel

Josué y sus hombres fieros batallaban.

Con el bastón de Dios nada temían:

mientras Moisés lo empuña, ganan gloria,

cuando lo larga exhausto, se rendían.

Viendo a la tropa así perder la euforia,

Aarón y Jur, que al santo socorrían,

le alzan el brazo y sellan la victoria.

Isaías

-¡Soy sólo un hombre de engañosa boca!,

dice Isaías cuando ve al Señor

venir con ángeles alrededor,

como radiante Sol que el Templo toca.

Sus labios queman con candente roca

un fiero ángel purificador,

que todo mal consume con su ardor

y al elegido su misión evoca.

-¿Con qué  esperanza, Dios, Tú me destinas

a predicar entre ceguera tanta?

-Hasta que sean sus ciudades ruinas

y no les quede tierra, casa, manta:

¡Cuando devore el fuego las encinas,

de la raíz saldrá una raza santa!

Salmo Marino

a la memoria de mi padre

Rafael Gustavo Fernández Heres.

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

Mientras en esta costa azotada por las olas

el eco de mis súplicas se pierde en el abismo

y la furia del viento ensordece mis oídos.

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

Pero yo no te oigo…

distraído n el puerto por los barcos que zarpan

detrás de la promesa de reinos ilusorios;

Ebrio por el redoble de marciales tambores

que incitan a la guerra fratricida en la Tierra;

seducido por cantos de sensuales sirenas

que hechizan con los falsos paraísos de sus islas.

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

Hijo de Dios, Tú eres el pez sagrado, el ICTIS

que sale de las aguas para besar la playa

cuando el alba serena la luz de las estrellas.

Tú colmas con los peces de la sabiduría

las redes fatigadas del pobre pescador,

que durante las noches terribles de la angustia

franquea las tormentas sostenido en la Fe.

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

Cuando el tifón quebró el casco de mi barca

y hundiéndome me ahogaba en aguas turbulentas,

en el lecho marino hallé tu cruz tendida

y en tu pecho sangrante y tus brazos abiertos,

me concediste asilo para vencer la muerte.

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

Fue así como tu soplo me devolvió el aliento

y el Universo entero respiró al fin en paz,

al fundirse en la luz de tu abrazo amoroso

la tierra, el aire, el cielo y el infinito mar.

Oh Cristo de la salud, patrono de Borburata!

Santo Cristo Redentor del Pueblo de Venezuela!

Santo Cristo Salvador de Toda la Humanidad!

Desde el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.

A la memoria de Rafael Gustavo

Hace dos ya, viejo querido,

que te marchaste al prometido cielo

donde esperamos encontrar consuelo

contra el dolor del mundo y del olvido.

Hace dos años ya y sigue encendido

el cirio ardiente que guió tu vuelo

y que mantiene intacto nuestro anhelo

de contemplarte en tu sillón, dormido…

Hace dos años ya y aún tu nieto

busca tu rostro en noches estrelladas

entre los astros mudos que en secreto

guardan las almas a la paz llamadas.

Dos años ya que el mundo está incompleto

y el viento agreste borra tus pisadas.

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