USTED
Al final, destruimos el tiempo
al ocupar
el sitio de los muertos.
Leopoldo Castilla
Escribo con la memoria trunca
sin poder recordar lo claro de sus ojos
abuela ilustre que siempre estuvo jodida
solo llegó hasta cuarto grado
y jamás supo su misión en esta tierra
la que cansada de comer mayas se fue con el primero que la miró distinto
a cambio de un plato de lentejas
usted, abuela
que arrastraba los pies
tez soleada
cabello grueso
boca dulce
quien nos quiso extrañamente con la única forma que aprendió
usted
la de ocho partos
que se quedó sin dientes antes de los cuarenta
encantaba ranas
pellizcaba la barriga a los niños hasta hacerlos llorar
la muerta en vida que resucitaba flores
la forma de la casa
la horma de toda nuestra sangre
la de adentro y la de afuera
usted
María
la más María de todas
sabia y refranera
no tejió mantas como las otras abuelas
usted inventó la rueca tejedora de caminos
fue otra cosa
leyenda digna de censuras
de usted las buenas mañas aprendidas
el ejemplo forjado a palo y coscorrones
usted
el hueco de nuestros llantos
la rabia del monte que nos trajo
la que sostiene estos techos todavía
usted está aquí
canta en mi nombre
que su palabra sea siempre
la que vaya adelante.
LÍMPIDA
Te da bronca esa mujer
que olfatea mentiras / incertidumbres
empuña cuchillos
predice
el escalón falso de tu cuerpo
La que sabía besar y morder antes que tu boca y dientes aparecieran
tocar más allá del espejo de tus ojos
leer versos con humo en la garganta
segura (siempre) de golpear primero
No estás listo
para la desnudez que esta mujer
procura con sus dedos
hasta palpar el estertor
tomarte como sorbo a fondo blanco
No estás a gusto con su manía de nombrarse a secas
aferrada por instinto al apellido de la madre
al zurrón de culpas echadas al patio convertidas en jardines
Te intimida esa mujer
que invoca fuerzas terrenales
y no sabe jurar
ni quiere
aún así
cumple promesas
abraza tus noches
espanta la soledad
te sobrepone de los escalofríos
Te abochorna su seña procaz
su atuendo que obliga la constante excomunión
su ruido incontestable
su zancada de garza entre los juncos
Te asusta esa mujer
ojos de cuarzo ahumado
el brillo de sus cuencas
el raudal de voces que sale de su boca
sus manos de hormigón
despuntando la alborada
Te encandila esa mujer
límpida
que no logras ver
aunque abra brecha en tus entrañas
como sol a mediodía.
MUJER QUE CAE
Mujer que cae mil veces
desde todos los pisos
desde el vientre de la madre
Incluso
desde antes
hace tiempo que caemos
hermanas
Hasta cuándo este plato de vértigo a la boca
estas alas de cenizas
cayendo como un polvo de libélulas.
Ella cae
aquella cae con el peso de todas las lenguas
todas caemos
como bombas mal hechas
ninguna detona en el silencio
se nos enfría la mecha en la mitad de nosotras.
Caemos
desde las pantallas
nos empujan
desde los balcones de la ley
los noticieros
los más altos escalafones
Nos empujan desde nuestros pies
desde el tobogán de amor
desde la cama
desde el clímax de nuestros cuerpos obsolescentes
desde las iglesias
desde los techos de cristal
Una mujer cae
choca en cada milímetro
todo el vacío es pavimento
una roca
una enramada
un filo que nos desangra la memoria
todo golpe contra el nos deja más deformes.
Y así,
seguiremos cayendo
y no hay grito en el vacío que nos salve
ni cárcel para tanta culpa
seguiremos cayendo si no aclaramos
que no caemos
sino que nos arrojan
nos matan,
Entonces,
habremos de burlar los precipicios
zurcirlos con el hilo de la voz conjunta
haremos con fuerza las junturas
en el aire fracturado por nuestras hermanas.
Nos haremos dueñas del vacío
y caeremos,
esta vez sí, por nuestro propio peso
como la lluvia
desde lo más alto
de un cielo sin Dios y sin verdugos.
Caeremos
sí
sin soltar las armas
como ejército
en combate.
RAZÓN DOMÉSTICA
Vengo de doblar el día
espantar las moscas de la cocina.
Recojo la noche sin hacer ruido
por costumbre
así me repito
como el Avemaría sobre los muertos.
Seco las manos de la bata una y otra vez
como mi madre
les lleno de manchas que no curan
a la altura de las caderas.
Vengo de perfumar la casa con sahumerios
para espantar el olor viejo de los rincones.
Vengo de la seña aprendida
de tirar la toalla y recogerla
del monólogo de quejas
de asumir la culpa
de abrir las piernas
esperar a ver qué pasa.
La mañana siguiente huele como todas:
a café.
DICTUM
No juegues con fuego
puedes quemarte
(se me dijo)
no insistí.
Desde entonces juego con palabras
todo lo que compruebo ser
es quemadura.
MÍRENME
Soy la hechicera de siempre
la bruja del cuento
¡Perdón! (se me olvidaba)
de todos los malditos cuentos.
Soy la doncella ataviada en colores pasteles
apreciado botín de los guerreros
la que teje y desteje
estaba dispuesta a dormir para siempre
besar al sapo
amar a la bestia
creer en la opinión de los espejos.
Soy todos los ángeles caídos
hueso supernumerario
la cuarta cabeza de Cancerbero
chivo expiatorio de la creación
enternecedora criatura
que manipulan en todos los génesis
¡Mírenme!
Soy la expulsada con dignidad y sin ella
de todos los paraísos
los siete pecados capitales
el segundo sexo
que debe seguir siendo.
¡Mírenme!
SOY la que no pudo opinar
mientras la hacían.
UN DÍA NO
Mi abuela María no habló de amor
En sus manos una oración para las ranas
una canción para curar helechos.
Orinaba de pie
comía con las manos.
Techo de Palma por cielo,
las estrellas parecían demasiado lejanas.
Con el mismo barro que la hizo
fabricó una casa con olor a bosque.
Pan caliente a la boca de todos
una vez entero
otras dividido
cocido hasta el centro con el fuego de Prometeo.
Mis abuelas se quedaron con lo amargo de la yuca,
lo demás fue a la mesa.
Indias de Terrón y paja seca,
sin más letras que las de sus nombres.
Mi abuelo le hizo un vestido de golpes.
Ella
María
hembra
Nunca supo cuando fue mujer
él se lo dijo
los hijos (también)
se lo dijeron.
Ella
pecho de candelabro
ojos de fogón ardido
aceptó las fronteras de su cuerpo como mundo.
Un día no
se quejó tarde
cuando la casa quedó
sin ella y sin nosotros.
UNA NO DEBE
A mis hermanas
Una no debe dejarse seducir a la primera
ni a la segunda
ni a la tercera
va siendo hora de revertir el hechizo
armarse de muchos vestidos
a la altura del decoro de más convenga
tatuarse en la piel la soledad
hacer enmiendas en la imagen apócrifa
conjurar la negación al miedo
Una no debe dejar que la confundan
le metan el dedo en la llaga
el gusano de la duda
el jarabe blanco que mitiga los dolores
Una va aprendiendo a reconocer al enemigo
incluso a quererlo
–con la ternura con que se quiere a los pobres diablos–
va siendo hora de abrir las ventanas
pasar de largo
amolar el florete con las piedras del camino
va siendo hora de apostillar sobre la flagrancia
ejecutar la coartada
parir el vuelo
tomar impulso desde la zancadilla
CALIGO
Varios millones de años de evolución
han convertido en mariposas la corteza de los árboles
a las mariposas en hojas marchitas
y las alas de éstas en rostros inconmovibles
El atuendo de miradas accesorias prolonga la vigilia
miedo a la embestida fugaz y definitiva de la muerte
ojos formados por galaxias enteras de otros más diminutos
forman una retina aplastada sobre el vuelo
Una mariposa en reposo
colma de ojos los albores con ademán de muerte
confía en la mortaja intimidatoria y sobrenatural
Varios millones de años de evolución han bastado
para reconocerme en la profundidad de la mirada fija
que encubre la fragilidad del árbol
la oruga
la hoja
Cuántos años habrán de transcurrir
antes del primer parpadeo
o la primera lágrima.
PÁJARO I
El pájaro abre sus alas
asolea su estampa
de flor recién cortada
la lluvia asaltó el pudor de su plumaje
y él
que no conoce la desnudez
oculta el temblor
en el nido improvisado por la tarde
pende de la rama
como un huevo
puesto por la lluvia.
El sol incuba el vuelo
la simetría de sus alas
trepan en silencio por la resolana.
El resuello inaudible
que en el cuello del animal gotea
es el canto /que lo hace pájaro
antes de romper la cáscara.
Ruinas
A Arnaldo Jiménez
Observo las ruinas camino a la costa
algunas de ellas son casas que jamás fueron habitadas
la sal muerde las vigas y perfora el techo
esculpe la forma del misterio
trepa en el silencio más oculto
El mar entra por las noches
-luego de ordeñar el fondo-
deposita la espuma bien adentro
ellas se dejan se abren
siempre húmedas
solas
desoladas
cantan con el agua
un compás monótono de muerte
Marejada tras otra
abren los cerrojos del sueño
No se cansan de estar de pie
sostenidas de otro tiempo
Las paredes que están de cara al mar no pueden verse
les intuyo hermosas
ensayando la vida
aun sabiendo que morirán primero.

Excelente y profunda.
Maravillosos textos
No me canso de leerlos y visualizar tantas mujeres que he conocido como sus marías.
Felicidades poeta, mi más sincera admiración.
Raquel Santeliz
Me llamo la atención lo bucólico delm algunas poesias. Da una sensación de frescura natural. Me captó la poesía *Una no debe* y *Mujer que cae». Gracias por existir poetisa.
Gracias totales