literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de María Alejandra Rendón

Jun 1, 2022

USTED

Al final, destruimos el tiempo

 al ocupar

el sitio de los muertos.

Leopoldo Castilla 

 

Escribo con la memoria trunca

sin poder recordar lo claro de sus ojos

abuela ilustre que siempre estuvo jodida

solo llegó hasta cuarto grado

y jamás supo su misión en esta tierra

 

la que cansada de comer mayas se fue con el primero que la miró distinto

a cambio de un plato de lentejas

 

usted, abuela

que arrastraba los pies

tez soleada

cabello grueso

boca dulce

quien nos quiso extrañamente con la única forma que aprendió

usted

la de ocho partos

que se quedó sin dientes antes de los cuarenta

encantaba ranas

pellizcaba la barriga a los niños hasta hacerlos llorar

la muerta en vida que resucitaba flores

la forma de la casa

la horma de toda nuestra sangre

la de adentro y la de afuera

usted

María

la más María de todas

sabia y refranera

no tejió mantas como las otras abuelas

usted inventó la rueca tejedora de caminos

fue otra cosa

leyenda digna de censuras

de usted las buenas mañas aprendidas

el ejemplo forjado a palo y coscorrones

usted

el hueco de nuestros llantos

la rabia del monte que nos trajo

la que sostiene estos techos todavía

 

usted está aquí

canta en mi nombre

que su palabra sea siempre

la que vaya adelante.

 

 

LÍMPIDA 

Te da bronca esa mujer

que olfatea mentiras / incertidumbres

empuña cuchillos

predice

el escalón falso de tu cuerpo

 

La que sabía besar y morder antes que tu boca y dientes aparecieran

tocar más allá del espejo de tus ojos

leer versos con humo en la garganta

segura (siempre) de golpear primero

 

No estás listo

para la desnudez que esta mujer

procura con sus dedos

hasta palpar el estertor

tomarte como sorbo a fondo blanco

 

No estás a gusto con su manía de nombrarse a secas

aferrada por instinto al apellido de la madre

al zurrón de culpas echadas al patio convertidas en jardines

 

Te intimida esa mujer

que invoca fuerzas terrenales

y no sabe jurar

ni quiere

aún así

cumple promesas

abraza tus noches

espanta la soledad

te sobrepone de los escalofríos

 

Te abochorna su seña procaz

su atuendo que obliga la constante excomunión

su ruido incontestable

su zancada de garza entre los juncos

 

Te asusta esa mujer

ojos de cuarzo ahumado

el brillo de sus cuencas

el raudal de voces que sale de su boca

sus manos de hormigón

despuntando la alborada

 

Te encandila esa mujer

límpida

que no logras ver

aunque abra brecha en tus entrañas

como sol a mediodía.

 

MUJER QUE CAE 

Mujer que cae mil veces
desde todos los pisos
desde el vientre de la madre
Incluso
desde antes
hace tiempo que caemos
hermanas
Hasta cuándo este plato de vértigo a la boca
estas alas de cenizas
cayendo como un polvo de libélulas.
Ella cae
aquella cae con el peso de todas las lenguas
todas caemos
como bombas mal hechas
ninguna detona en el silencio
se nos enfría la mecha en la mitad de nosotras.
Caemos
desde las pantallas
nos empujan
desde los balcones de la ley
los noticieros
los más altos escalafones
Nos empujan desde nuestros pies
desde el tobogán de amor
desde la cama
desde el clímax de nuestros cuerpos obsolescentes
desde las iglesias
desde los techos de cristal

Una mujer cae
choca en cada milímetro
todo el vacío es pavimento
una roca
una enramada
un filo que nos desangra la memoria
todo golpe contra el nos deja más deformes.

Y así,
seguiremos cayendo
y no hay grito en el vacío que nos salve
ni cárcel para tanta culpa

seguiremos cayendo si no aclaramos
que no caemos
sino que nos arrojan
nos matan,

Entonces,
habremos de burlar los precipicios
zurcirlos con el hilo de la voz conjunta
haremos con fuerza las junturas
en el aire fracturado por nuestras hermanas.
Nos haremos dueñas del vacío
y caeremos,
esta vez sí, por nuestro propio peso
como la lluvia
desde lo más alto
de un cielo sin Dios y sin verdugos.
Caeremos


sin soltar las armas

como ejército
en combate.

 

RAZÓN DOMÉSTICA

Vengo de doblar el día
espantar las moscas de la cocina.
Recojo la noche sin hacer ruido
por costumbre
así me repito
como el Avemaría sobre los muertos.
Seco las manos de la bata una y otra vez
como mi madre
les lleno de manchas que no curan
a la altura de las caderas.
Vengo de perfumar la casa con sahumerios
para espantar el olor viejo de los rincones.
Vengo de la seña aprendida
de tirar la toalla y recogerla
del monólogo de quejas
de asumir la culpa
de abrir las piernas
esperar a ver qué pasa.
La mañana siguiente huele como todas:
a café.

 

 

DICTUM

No juegues con fuego

puedes quemarte

(se me dijo)

no insistí.

Desde entonces juego con palabras

todo lo que compruebo ser

es quemadura.

 

 

MÍRENME 

Soy la hechicera de siempre

la bruja del cuento

¡Perdón! (se me olvidaba)

de todos los malditos cuentos.

Soy la doncella ataviada en colores pasteles

apreciado botín de los guerreros

la que teje y desteje

estaba dispuesta a dormir para siempre

besar al sapo

amar a la bestia

creer en la opinión de los espejos.

Soy todos los ángeles caídos

hueso supernumerario

la cuarta cabeza de Cancerbero

chivo expiatorio de la creación

enternecedora criatura

que manipulan en todos los génesis

¡Mírenme!

Soy la expulsada con dignidad y sin ella

de todos los paraísos

los siete pecados capitales

el segundo sexo

que debe seguir siendo.

¡Mírenme!

SOY la que no pudo opinar

mientras la hacían.

 

 

UN DÍA NO

Mi abuela María no habló de amor

En sus manos una oración para las ranas

una canción para curar helechos.

Orinaba de pie

comía con las manos.

Techo de Palma por cielo,

las estrellas parecían demasiado lejanas.

Con el mismo barro que la hizo

fabricó una casa con olor a bosque.

Pan caliente a la boca de todos

una vez entero

otras dividido

cocido hasta el centro con el fuego de Prometeo.

Mis abuelas se quedaron con lo amargo de la yuca,

lo demás fue a la mesa.

Indias de Terrón y paja seca,

sin más letras que las de sus nombres.

Mi abuelo le hizo un vestido de golpes.

Ella

María

hembra

Nunca supo cuando fue mujer

él se lo dijo

los hijos (también)

se lo dijeron.

Ella

pecho de candelabro

ojos de fogón ardido

aceptó las fronteras de su cuerpo como mundo.

Un día no

se quejó tarde

cuando la casa quedó

sin ella y sin nosotros.

 

 

UNA NO DEBE

A mis hermanas

Una no debe dejarse seducir a la primera

ni a la segunda

ni a la tercera

va siendo hora de revertir el hechizo

armarse de muchos vestidos

a la altura del decoro de más convenga

tatuarse en la piel la soledad

hacer enmiendas en la imagen apócrifa

conjurar la negación al miedo

Una no debe dejar que la confundan

le metan el dedo en la llaga

el gusano de la duda

el jarabe blanco que mitiga los dolores

Una va aprendiendo a reconocer al enemigo

incluso a quererlo

–con la ternura con que se quiere a los pobres diablos–

va siendo hora de abrir las ventanas

pasar de largo

amolar el florete con las piedras del camino

va siendo hora de apostillar sobre la flagrancia

ejecutar la coartada

parir el vuelo

tomar impulso desde la zancadilla

 

 

CALIGO

Varios millones de años de evolución

han convertido en mariposas la corteza de los árboles

a las mariposas en hojas marchitas

y las alas de éstas en rostros inconmovibles

 

El atuendo de miradas accesorias prolonga la vigilia

miedo a la embestida fugaz y definitiva de la muerte

ojos formados por galaxias enteras de otros más diminutos

forman una retina aplastada sobre el vuelo

 

Una mariposa en reposo

colma de ojos los albores con ademán de muerte

confía en la mortaja intimidatoria y sobrenatural

 

Varios millones de años de evolución han bastado

para reconocerme en la profundidad de la mirada fija

que encubre la fragilidad del árbol

la oruga

la hoja

 

Cuántos años habrán de transcurrir

antes del primer parpadeo

o la primera lágrima.

 

 

PÁJARO I

El pájaro abre sus alas

asolea su estampa

de flor recién cortada

la lluvia asaltó el pudor de su plumaje

y él

que no conoce la desnudez

oculta el temblor

en el nido improvisado por la tarde

pende de la rama

como un huevo

puesto por la lluvia.

El sol incuba el vuelo

la simetría de sus alas

trepan en silencio por la resolana.

El resuello inaudible

que en el cuello del animal gotea

es el canto /que lo hace pájaro

antes de romper la cáscara.

 

 

Ruinas

A Arnaldo Jiménez

Observo las ruinas camino a la costa

algunas de ellas son casas que jamás fueron habitadas

la sal muerde las vigas y perfora el techo

esculpe la forma del misterio

trepa en el silencio más oculto

 

El mar entra por las noches

-luego de ordeñar el fondo-

deposita la espuma bien adentro

ellas se dejan            se abren

siempre húmedas

solas

desoladas

cantan con el agua

un compás monótono de muerte

 

Marejada tras otra

abren los cerrojos del sueño

 

No se cansan de estar de pie

sostenidas de otro tiempo

Las paredes que están de cara al mar no pueden verse

les intuyo hermosas

ensayando la vida

aun sabiendo que morirán primero.

Sobre la autora

*Crédito de la foto: Geczaín Tovar Andueza
4 comentarios en «Poemas de María Alejandra Rendón»
  1. Maravillosos textos
    No me canso de leerlos y visualizar tantas mujeres que he conocido como sus marías.
    Felicidades poeta, mi más sincera admiración.
    Raquel Santeliz

  2. Me llamo la atención lo bucólico delm algunas poesias. Da una sensación de frescura natural. Me captó la poesía *Una no debe* y *Mujer que cae». Gracias por existir poetisa.

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