EL QUE CAMINA EN EL TIEMPO
a Carlos Contramaestre
El que camina en el tiempo
Oye pasar otro río sin peso ni sombra
Su transparencia es presente
Y no sabemos hablar para oírnos
Con los ojos cansados
Y el corazón en mitad de la noche.
Todo es la propia inmensidad
Sin alcanzarnos nunca
En el laberinto de árboles y espejos.
Juntas tierra, abrazas
Y en o alto preguntas
A esa hora no está Dios
Apenas si el zócalo y los tranvías celestes
Mar de arriba dinastía de nubes.
Junto al aljibe nadie
Los jinetes se arrancan el rostro
Mientras pasan carruajes de idéntico pasado
Ebrio de visiones desaparece el río.
***
EN ESOS FONDOS
Viene de arrojar cigarras
por donde ascienden las fábulas
desvaneciendo náufragos
en el fondo.
Inmóvil, la noche libra sus trampas,
hace memoria para multiplicar la imagen,
alberga evidencias más allá del tormento.
Músico de abismos hacia la superficie
confundiendo hielo y tierra
para salvar la orquídea
abolida por el éter.
Vivos y muertos de un mismo mar
confunden sus delirios
y no sabemos qué altos fuegos
mezclan huesos y tesoros
en la estación llameante.
***
COLUMPIO DE LA NOCHE
De repente el sueño es bosque
Y levanta un viento de canela.
Flor blanca que sólo viniste a dormir.
Corola que sólo sabe de amor,
Déjame llenarte de campanas
Y así tu canto quedará en el aire
Tejiendo aroma de color de fuego.
Si alguien todo lo quema yo te amo.
Por no conocer a solas los abismos,
Has cruzado esos mares sin jamás;
Esos trenes con algo de lámpara en la noche
y esas horas perdidas en la luna del alma.
Pues vienes a dormir silenciosa,
Sobre hierba de agua con temblor.
No sé de qué pétalos está hecha tu claridad
Y si estás allí en mi sangre
Como una permanencia edificada para amar
No apartes tus caderas en forma de escudo.
No dejes que me pierda
Hazme bebidas para caer en tus tazas.
Llévame en tus sandalias.
Acerca tus cabellos partidos en dos
Tu cabellera de lino fino.
Vuélveme bebedor de la noche o explorador de la seda.
Reina de las hadas,
Columpio de la noche.
Diosa del trono de oro:
¡No me des paraíso!
***
ASPAS
a Ludovico Silva
Y tú, Grecia, aspando credos,
¿por qué de tanto mármol
mueres al fin de tanta perfección?
Cien veces vigilante
desde la misteriosa Itaca
Ulises con roja empuñadura
tendió valientes
sin ruido de nadie en aquel tiempo
Ahora deja viñas y teje el paraíso.
***
AGUA DE LLAMA
a Eleazar León
Al irte volteas actos irreales
Solo negro en la lluvia…
Vuelves rápido zafiro
Fragmento
Escama cósmica
Agua
Árboles y pájaros de humo
Caer incesante
Un siempre estar fantasma
Y ese olvido imaginario.
***
Mutaciones
Mi corazón diseminado en todos los puertos, con la palabra abierta en el oleaje. Me levanto y escucho voces extrañas. Tomo por confidentes a las olas, digo flores como dinamita sin contaminaciones peligrosas. Sin embargo, algo ocurre ahora y siempre.
Atento a los movimientos del sol, nunca oí los pájaros. Súbitamente desperté frente a mí. Allí se prolongaban tejidos secretos, sueños de una vida anterior. Cierta madrugada que no termina nunca y un mismo grito de la sangre.
Estoy separado de mí mismo. Señor de los árboles, el viento se inclina entre las hierbas. Soy de los últimos guerreros. Armado hasta la muerte. Vigilando un horizonte que no es más que la memoria.
Rumor de ola cerrada. Soplo de peces más antiguos que la vida. Y el oro de la luna bajo una lluvia demente.
