Gabriel Jiménez Emán
Desagües del ser (1)
ahí va otra vez el ser en su desagüe
en la mañana rota por la noche
que le abrió las sienes en nombre de tu amor
y del mío que de todo comen
en la mañana de retardos magníficos
para el alma saludables pues en ellos
va mi corazón enmudecido
a darse contra las paredes y salta alborozado
mientras el ser sigue fluyendo sigue hacia la nada
de donde jamás debió salir
***
Azotes en las sienes (3)
quiero reír a carcajadas para espantar los pensamientos
caminar patas arriba para no pensar más
mis sienes azotadas de ideas sólo quieren beber una cerveza
atragantarse de vacíos contemplativos
de arañas silenciosas y salamandras boquiabiertas
mi carne se ha destapado por detrás
para vaciarse de organismos necios
de esas ideas sembradas por la historia
quiero treparme a ese árbol y lanzarme al mar
caer de cabeza en el océano violento
y nadar por las aguas coralinas
trabar amistad con las ballenas
y vivir dentro dellas
como en una casa que me saque de una vez por todas
de esta pregunta cotidiana
sin respuesta posible
***
Requiebros de la luz (5)
la luz está enferma esta tarde
está dolida consigo misma de tanto alumbrar
se ha caído a trozos de la mañana hirviendo
donde el calor alborota los basureros del sueño
la luz revienta en los parabrisas en las vidrieras
en las botellas y vasos
que se mueven en la ciudad como parásitos blancos
la luz se quiebra se requiebra
revienta todo a su paso como una recién nacida
que hubiese preferido quedarse allá arriba
jugueteando con las nubes
***
Pan quebrado (7)
se me ha quebrado el pan esta mañana
en medio del hambre
se ha partido en dos el trigo sonoro
se ha ido en picada el grano alimentario
lo recojo poblado de hongos morados
para devolverlo a su horno
a la tierra sagrada que le venía cociendo
desde hace siglos
***
Culpa abierta (11)
la desazón del guayabo me perseguía todo el rato
con cada palpitación del cuore
y me salía paisaje de la piel
cada vez que respiraba
el ratón miki no se quería aliviar con nada
ni siquiera con el jugo de guanábana
ni otra cerveza traidora
ni con la promesa de entenderme con lo real
mi dios
el guayabo se explanaba por los patios ardorosos
buscando espacio hasta que cayó
en las rodillas de una mujer sentada en el quicio de un patio
donde había florecillas e iguanas
cayenas asomaban sus pétalos desde los humildes muros
una y otra vez la culpa se abría
debido a los descalabros que el ron el cocuy y la cerveza
habían producido en la corteza cerebral
las palabras convertidas en garfios infernales
caían sobre las conciencias de otros beodos
la venganza de la infancia amenazaba calmarse
con los sonrosados muslos de aquella dama
con sólo pensar en ello la culpa quedaba aplastada
contra la tierra
como un insecto indeseable
***
Hojillas vencidas (14)
rasura que te rasura viejo rostro mío
máquina de afeitar pasas por los poros
como por una planicie ciega
ojeras abombadas ojos que se ven en sí mismos
hirsutos pelos electrizados
por vaivenes existenciales
grisáceos cabellos enroscados sobre la dermis inocente
qué culpa tenéis vosotras hojillas vencidas
de existir en mi piel
de sobrepasar mis poros quebrados
de tanto vivir
rasura que te rasura pasa que te pasa
limpia que te limpia
la fresca colonia con su chasquido frenético
para que despiertes hombre de ti mismo
para que te propines una hermosa cachetada
y así poder salir por la puerta del día
***
Diálogo con mi pie derecho (18)
clavado como estaca en este desierto
no he tenido agua no he tenido pan
no he tenido recuerdo de hembra
no he tenido los besos de los ángeles del infierno
ni he tenido mi helado de chocolate a las cinco de la tarde
presenciando tal espectáculo de soledad
mi pie derecho se puso a hablar conmigo
se puso a picarme la lengua
a ver si yo le decía el gran secreto
para soportar la existencia
mi pie derecho se puso tan simpático
como un comediante barroco
se puso encantador como un mago
cada uno de sus dedos hablaba una lengua diferente
cada una de sus uñas sonreía conmigo
fumaban tabaco ingerían un vaso de vino espumoso
entablaban una conversa entre lo humano y lo divino
mientras mi soledad se desgajaba de su estaca
para divertirse un poco
para solazarse en la gracia de su lenguaje
mi pie derecho me acompaña aún
por ello vivo