Marisa Vannini
Había una vez una niña buena, buena, buena, pero tan buena, que no se encontraba ninguna como ella en todo el pueblo ni en cien mil millas alrededor.
¿Saben cómo se llamaba?
¡Adivínenlo!
No es difícil de adivinar…
Se llamaba Corazón de Arepa.
Cuando era pequeña y no tenía dientes completos, o más tarde cuando los mudaba, al ver que su mamá sacaba del budare las humeantes arepas de crujiente concha, se le acercaba y le decía:
—Mamá, dame el corazón de la arepa.
La mamá, pacientemente, vaciaba una a una las arepas que luego rellenaba con queso para los hermanos, y le daba a ella toda la pulpa blanca y tierna; el corazón de la arepa.
No se sabe si de tanto comer corazón de arepa o porque ella misma ya era así, esa niña al crecer se volvió buena, buena, buena, pero tan buena, que no se encontraba ninguna como ella en todo el pueblo ni en cien mil millas alrededor.
Sus padres, hermanos, compañeros, amigos, todo el pueblo la querían mucho y por eso, cuando Corazón de Arepa llegó a la edad de casarse, estaban muy preocupados.
¿Dónde encontraría Corazón de Arepa un muchacho bueno, bueno, bueno, tan bueno como ella para poder casarse con él?
Corazón de Arepa no podía casarse con el estudiante, ni con el profesor, ni con el comerciante, ni con el doctor, porque de lo buena que era podía sucederle que se la comieran.
Y tampoco podía casarse con el ganadero, ni con el vendedor, ni con el arriero, ni con el ordeñador, porque de lo buena que era podía sucederle que se la comieran.
¡Pobre Corazón de Arepa! ¿Con quién se casaría ella? ¿Dónde encontrar un muchacho bueno, bueno, bueno, pero tan bueno para que ella se casara con él, sin que de lo buena que era pudiera sucederle
que se la comieran…?
¡Qué preocupación!
Un día llegó de lejos, desde tierras de montaña, un jovencito, tan bueno, pero tan bueno, que no había ningún otro como él en todo el pueblo ni en cien mil millas alrededor.
¿Cómo se llamaba?
¡Adivínenlo!
No es difícil de adivinar…
Se llamaba Pedazo de Pan, y por consejo de sus padres y de sus amigos había salido a dar vueltas por el mundo, en busca de una muchacha tan buena como él, para casarse con ella.
Caminaba, caminaba Pedazo de Pan, con sus anteojitos redondos, su corbata de lacito, su ruana tejida, su bastoncito de mimbre y un letrerito que decía:
Busco una buena novia
que con amor sincero
quiera amarme a mí mismo
a mis padres, al pueblo
y al mundo entero.
Pero esa novia no aparecía y Pedazo de Pan seguía caminando, caminando y caminando.
Cuando por fin Pedazo de Pan llegó a ese lejano pueblito oriental y vio y conoció a Corazón de Arepa, ¡se quedó patitieso! Y de inmediato pensó:
¡Esta es la buena novia
que con amor sincero
sabrá amarme a mí mismo,
a mis padres, al pueblo
y al mundo entero!
¡Ni dudarlo! Corazón de Arepa y Pedazo de Pan se casaron enseguida, en presencia de los dos pueblos reunidos, el oriental y el andino, entre el regocijo de todos. Se cuenta que por primera vez en aquella
gran fiesta las mujeres andinas bailaron joropo, y los jóvenes orientales comieron arepa de trigo, pizca y frutas abrillantadas.
Se cuenta también que desde entonces, se hicieron amigos
el bachaco y el chivo
y el andino y el oriental
dejaron de pelear.
Y se cuenta que Corazón de Arepa y Pedazo de Pan, una vez casados, tuvieron muchos hijos, afortunadamente tan buenos como ellos, y sus hijos tuvieron otros, y los hijos de sus hijos otros, y fueron tantos que hoy día la tierra está llena de los hijos, y de los hijos de los hijos, y de los hijos de los hijos de los hijos de Corazón de Arepa y Pedazo de Pan.
¿Y saben ustedes cómo se llamaron los hijos, y los hijos de los hijos, y los hijos de los hijos de los hijos de Corazón de Arepa y Pedazo de Pan?
¡Adivínenlo!
No es difícil de adivinar…
Los hijos de Corazón de Arepa y Pedazo de Pan se llamaron Buena Gente, y así se llamaron también los hijos, y los hijos de los hijos, y los hijos de los hijos de los hijos de Corazón de Arepa y Pedazo de Pan, pues todos fueron, afortunadamente, tan buenos, buenos, buenos como ellos.
Y como fueron tantos, es muy posible, queridos amigos, que ustedes también sean y conozcan a alguien más que sea Buena Gente. Y yo que soy Buena Gente, es decir, hija de los hijos de los hijos de los hijos de Corazón de Arepa y Pedazo de Pan, así lo espero, porque me gusta que en todo nuestro país haya mucha Buena Gente, y que todos los que somos Buena Gente seamos amigos.