literatura venezolana

de hoy y de siempre

Barbarroja (escena I)

Oct 18, 2025

Rodolfo Santana

NUEVO VIAJE A LAS REGIONES EQUINOCCIALES

Personajes

Barbarroja:            Pirata. Gran barba roja. Alto y robusto.

Gran Juan:                Anciano Dictador. Gran tamaño.Bigotes largos y puntiagudos.

Pequeño Juan:         Gordo, calvo. Untuoso, cínico. Bajo. Ropas bri­llantes y estrechas.

Black:                        Historiador. Hombre muy maduro, barba mesiánica.

White:                        Historiador. Hombre muy maduro, barba mesiánica.

Especialista:            Viste traje negro y sombrero de ala ancha seme­jante al de los villanos dueños de «Saloon» del antiguo Oeste. Delgado y con  gafas  negras.

Caneca Jack:           Pirata. Físicamente atractivo. Usa camisas blancas de grandes puños, botas altas y pulidas. Parche en un ojo.

Pata de Palo:          Pirata. Hace honor a su nombre. Gran cicatriz en la mejilla.

Garfio:                      Pirata. Un gancho monstruoso ocupa el lugar de la mano izquierda. Rostro patibulario.

Renata:                     Hija de Gran Juan. Morena y muy bella.

Bongo:                      Aprendiz de pirata.

White Joven;            Historiador y naturalista. Viste traje de explorador, según la idea que tendría un norteamericano sobre la vesti­menta adecuada para explorar el trópico.

Ciudadano   1

Ciudadano   2

Ciudadano    3:

CIUDADANO 4                     Habitantes insatisfechos de Barataria.

Sacerdote:       

General 1:

General 2:               Uniformes ostentosos y medallas no conquistadas en guerra.

Doctor 1:

Doctor 2:

Enfermera:

Sepulturero 1:

Sepulturero 2:

Cantantes, bailarines. Pueblo satisfecho de Barataria

PRIMERA PARTE

Escena I

Despacho de White. El historiador Black se acerca al despacho del historiador White, quien se encuentra de pie aguardando la llegada de su colega.

Black:                       ¡Buenos días, amigo White! ¡Buenos días!

White:                       Lo que menos he pensado era verte hoy, Black.

                                    Se dan las manos y se sientan

 White:                       El sol apenas se levanta.

Black:                       Cómodo tu despacho, apto para el estudio y la medita­ción.

Pausa corta

White:                        Te vi anoche en la recepción de la Duquesa.

 Black:                      ¡Ah, la cena de beneficencia!

White:                        (Risa corta) Me divertí muchísimo.

Black:                       Lo sé. También te vi pero preferí ser discreto y no acer­carme.

White:                       ¿Y por qué esa actitud? Nunca me habría molestado.

Black:                       Creo que sí. Molesta, cuando estrechamos el cuerpo de una bella joven y alguien se acerca.

Pausa.

White:                        Me espiabas, Black.

Black:                       Jamás he tenido ese defecto

White:                        Cuando efectuaba esa maniobra, estaba encerrado con llave en la biblioteca. Lo recuerdo perfectamente.

Black:                       (Risa corta) No te cuidaste de otros detalles. Yo y otros invitados notamos la agilidad de tus manos  a través de una cla­raboya en el piso de arriba.(Imita a White)¡Dámelo todo, mamita¡¡Rico, rico, riquito!-Jadeabas…

                                   Black Jadea.

White:                        (Bajo): ¡Maldición…! Cierro ventanas, condeno puertas, reviso debajo de mesas y la humanidad viéndome desde lo alto.

Black:                       Debiste ser más prudente.

White:                       ¿Qué hacían arriba?

Black:                       Huimos, igual que tú.

White:                        Era de suponer que escuchaban el discurso de la Duque­sa alabando su filantropía.

Black:                       La Duquesa es para ver, no para oír. ¡Ejém!… Me atrae la idea de alborotar sábanas con ella, pero su filantropía me importa un carajo. Allá ella que es tan tonta que no sabe lo que hace, y tan rica que invierte dinero en ello.

White:                        Me desagrada que descubran mis secretos, Black. Y más en las mañanas, que es cuando trabajo.

Black:                       Se nos ocurrió aplaudir la habilidad de tus manos, sobre todo agarrando tetas,  pero nos contuvimos.

White:                        Si hubieras hecho eso, te habría retado a duelo para dar­me  el gusto de perforarte el hígado.

Black:                       Los duelos pasaron de moda, querido.

White:                        ¡No seas impertinente (Se levanta) Creo recordar que también tú trabajas en las mañanas.

 Black:                      Así es.

White:                       ¿A qué viniste?

Black:                       A tratar un asunto de gran interés para ti.

White:                        No acostumbro variar el ritmo de mi trabajo.

Black:                       Yo tampoco.

White:                        (White se sienta)Y menos para discutir alrededor de mi vida privada. Buenos días.

Black:                       Eso fue sólo el inicio. Falta…

White:                        Soy un maniático de mis hábitos. ¿Comprendes? Sufro explosiones de ira cuando me interrumpen con tonterías.

                                   White se enfrasca en unos papeles

 Black:                      No te alteres.

White:                        Te estoy sugiriendo, con toda educación, que te marches a la mierda.

Pausa corta.

Black:                       ¿Sabes? Llevo meses trabajando sobre los hiperbóreos americanos.

White:                        ¡Qué interesante! ¿Por qué no vas a la cocina y le cuen­tas todo al friegaplatos y a la cocinera, eh? Puedes incluso pasear por el jardín mientras les explicas. Yo tengo mucho trabajo.

Pausa. White estudia un pergamino. Black se incorpora.

 Black:                      Bien, adiós.

White:                        (Como sorprendido)¡Coño! ¿Todavía estás aquí?

Black:                       Por lo menos debo decirte para qué vine. ¿Es lo correcto, no?

White:                        Me interrumpes, Black.

Black:                       ¡Oh, qué agresivo! (Se da vuelta para salir) No tiene importancia, de todas formas. Vine en relación con el manuscrito que me entre­gaste.

White se incorpora

White:                        ¿Qué?

Black:                       Buenos días.

White:                       ¿La «Historia contemporánea de Barataria»?.

Black:                        La misma.

White:                       ¡Amigo Black!…

Black:                       ¿Dónde queda la mierda? Para allá me marcho.

Black camina en dirección al lateral izquierdo.

White:                        (Tras Black) Comprende… La resaca del licor… ¡Oh, qué alegría me da verte por aquí, camarada!

Black:                       Llama a tu servidumbre. Hablaré con ellos en el jardín.

White:                        Perdona mi mal humor, se debe a la comida recargada de la Duquesa… ¡Las tetas de la doncella!. Demasiado para mí, un viejo historiador.

White se coloca frente a Black. Pausa corta.

 Black:                      ¡Apártate, violador de niñas!

White:                        ¡Te quedas!

Black:                       Pisaré tus huesos petrificados si no te quitas de mi cami­no.

White:                       ¡Coño, viejo calavera, te quedas o te rompo la narizota!

Pausa corta.

Black:                       ¿Debo escoger?

White carga a Black y conduciéndolo a la silla, lo sienta en ella.Le coloca un habano en la boca. Se lo enciende. Luego toma un plumero cercano y le cepilla el traje. Todo con una gran sonrisa.

 White:                       (Gran sonrisa) ¡Bello día!

Black:                       Estoy ofendido.

White:                        (Brusco. Se sienta en su sillón)Deja de mariconerías. Estás con la lengua ardiendo por plan­tear la discusión.

Black ríe, lo mismo White.

Black:                       (Toma el tabaco) Cierto… (Pausa corta) Querías saber mi opinión sobre los manuscritos y ya la tengo.

White:                       ¡Qué bien!

Black:                       Efectué estudios críticos sobre tu trabajo, y me gustaría discutirlos. Por eso escogí esta hora, seguro de tu interés por tra­tar el asunto.

White:                        ¡Por supuesto que estoy interesado!

Black:                       Todo está redondo, entonces, y disponemos de un mar­gen de tiempo suficiente.

White:                       Permíteme apartar estos papeles. (White libera de libros y notas el centro del escritorio) No sé por qué se acumulan en el centro del escritorio. He llegado a creer que caminan.

Black:                       ¿Tienes ron?

White:                       ¿Ron?

Black:                       Sí.

White:                        Tengo, y muy bueno.

White busca en el escritorio, saca una botella y dos copas.

 Black:                      De Barataria, supongo.

White:                        Acertaste. La gente de Barataría no ha perdido la sensi­bilidad en lo que se refiere a preparar el mejor ron del mundo. (White prepara dos copas, entrega una a Black) ¡Salud!

Black:                       Por la «Historia Contemporánea de Barataría».

White:                       ¡Por ella!

Beben.

Black:                       ¡Magnífico!

White:                        (Interesado) ¿Entonces?

Black saborea otro poco de ron.

Black:                       La he leído detenidamente.

White:                        ¿Observaciones?

Black:                       Son algo más que observaciones las que voy a desarro­llar sobre tu trabajo.

White:                        ¡Ummm…! Atractivo.

Black:                       En primer lugar, quiero que ordenemos la discusión se­gún un método. Es lo más conveniente en nuestra jodida  profesión de historiadores, donde se presentan criterios tan dispares.

White:                       ¡Siempre con tu rigor científico!

Black:                       No quiero que te entusiasmes.

WHITE:                      Quitas el sabor que tie­nen las discusiones libres. ¿Qué método sugieres?

Black:                       Leeremos la «Historia Contemporánea de la República de Barataría» y a cada capítulo nos detendremos para efectuar un análisis.

White:                        Eres rígido, viejo granuja.

Black:                       Pero eficaz… Deja el ron a la mano. ¿Hay otra botella cerca?

White:                        Dos más.

Black:                       Pienso que serán suficientes. ¿Ves?… ¡Creo una atmósfera de fiesta antes de entrar en materia!.. Y con ron. Tenemos todos los ingredientes para leer tu historia. Ella está escrita en forma de crónicas y tiene la virtud de poseer ciertos detalles de fondo que la mayoría de los historiadores olvidan con frecuencia: costumbres, tradiciones, etc… (Bebe un poco de ron). Puedes comenzar cuando quieras.

Black entrega los manuscritos a White. Este los toma y tras una pausa comienza a leer.

Sobre el autor

Escrita en 1969. Premio Nacional de Teatro.(1970) Estrenada por el Centro de Estudios Teatrales Barquisimeto (1976). Mon­taje del Grupo Cleta en el Foro Isabelino. Ciudad de México (1977). Editorial Monte Ávila (1971).

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