Maigualida Pérez
Dedicado a mi Padre en su despedida sin adiós
I
En este día la tierra mana suspiros
y el aire es una caricia que amarra
lo que se perdió en el olvido…
Enredo de los recuerdos.
El cielo gime ante el silencio que aturde.
En mis manos se posan lágrimas y suspiros.
Frontera de mi
sombra
Extiendo mis brazos para que eleven vuelo
las cosas que ir quieran…
Guardería de estrellas
Distiendo mis manos para que los sueños
se conviertan en estrellas y cometas.
II
En un día de júbilo mis ojos se expanden
hasta los océanos
y todos los peces y la vida contenida
en sus profundidades
ascienden al infinito.
En vertientes me desplazo.
Y mis pupilas arman una escalera
con los anillos de Saturno.
Extiendo mis brazos
para que eleves el vuelo.
III
Punto rojo de Júpiter
océano cósmico interno
compuesto de mar satinado.
Vientre del sistema
Nube de cometas entorno al sistema
ondas gravitacionales
solo un haz de luz capturamos.
Planeta vagabundo.
Extensión del tiempo en el cosmos
Supernova… Guardería de estrellas!
Polvo cósmico
Bandas ahumadas
contentivas de gases sicodélicos
en direcciones alternas.
Cuna del Sistema
Punto rojo de Júpiter
estableciendo equilibrio
a los vientos con auroras circundantes
Allí todo comienza.
IV
Lluvia de estrellas en mi universo minúsculo.
Marcando el ritmo constante.
Arbitro entre el Bien y el Mal…
Frontera de mi sombra.
Despertar temprano para hacer mas largo el día
y extraviarme en una calle desconocida…
Bifurcaciones que se multiplican.
Volver a ser óvulo
Volver a ser esperma.
V
Madrugada helada donde los vacíos se pueden palpar
y la corriente gélida recorre los huesos…
Amanecer frío que arrebata la inocencia y aúlla el anhelo.
Madrugada llena de fríos silencios…
Ante la realidad tangible, incertidumbre.
X
En dos vertientes me desplazo
lo cotidiano y desconocido
en busca de otra frontera
como el que da el último suspiro
en la mar picada.
Aurora circundante.
El oleaje pasea mi cerebro
no dando chance a un auxilio…
No hay oportunidad para desatar nudos.
En dos vertientes me desplazo.
XI
Calima, cortina grisácea que arropa la ciudad
y ocultas el cerro que limita la pobreza
se posa sobre los techos pareciendo hilos canosos
que adjudican data a cada vivienda
y viene la brisa en corrientes encrespadas que se la lleva
dejando mechones suaves que acarician la vista.
Frontera de mi sombra
Fragancia a polímeros es la huella que nos marca
y cada hálito que en nuestro interior desplaza en cascadas
una hoja afilada en la memoria.
