literatura venezolana

de hoy y de siempre

Duro como un diamante

Jun 3, 2022

María Inés Arrabal

Duro como un diamante

Es la mañana de un día cualquiera

y los recuerdos atacan por la espalda,

como ríos rojos repletos de angustias.

Verdes quimeras que una tarde fueron.

Tristezas que se volvieron insomnios,

risas que se humedecieron de rocío.

 

 

La noche cavernosa ahora desciende

en una palabra irrevocable.

En un adiós infinito y sin sentido

que taladra nuestras emociones.

 

 

En mi mano exangüe,

la copa vacía del licor amargo,

y en mis labios

el sonido del silencio que enmudece.

Tal vez una palabra ajena

nos salvara, aunque pudiera dudarlo.

No hay salvación posible,

no hay retorno,

no hay espejo en el que pueda mirar

la cara triste de color ceniza

de la que antes fuera

risa contagiosa y cantarina.

 

 

Es el adiós inminente,

es la ausencia definitiva,

es el dolor que va creciendo

y creciendo,

sin poder llegar a ser

paz y alegría nuevamente.

 

 

Te has ido, te has ido, te has ido,

repito y repito esas tres palabras

para poder comprenderlas cabalmente,

porque todavía no puedo entenderlo.

 

 

En ese instante,

duro como un diamante,

comprendo. No hay vuelta atrás.

Mis esperanzas

yacen ya, junto contigo,

en la tumba que me espera.

 

Nosotros
(alejandrinos)

Llegaste aquella tarde, con un brillo en tus ojos
que llenaba mis ansias, y de amor me inundaba,
una flor en tu mano, que causó mis sonrojos
y tu voz melodiosa que mi nombre llamaba.

Fue una tarde de ensueño, que quedó en mi memoria
grabada entre el perfume de gardenias en flor,
comenzando en ternuras lo que fue nuestra historia
un romance bañado de dulzura y amor.

Más el tiempo inclemente irrumpió en nuestras vidas,
y como ola furiosa, con crueldad separó
a tu vida y la mía, que quedaron perdidas
vagando en una ausencia que el destino tramó.

Hoy volvemos a vernos, los años han pasado,
nuestro amor es el mismo, porque nada cambió,
es tu cuerpo que al mío sigue estando amarrado
con cadenas tan fuertes que ni el tiempo rompió.

A un árbol de caoba
(Romance)
Arbolito de caoba
hoy te cortaron de cuajo,
y en esta mañana triste
te sentiste abandonado.
Llegaron manos malvadas
tus brazos fueron quebrados,
mientras de tí derramaba
la savia que ibas llorando.
¿Dónde dormirá el lorito
y anidará el arrendajo?
La guacharaca parlante
no desgranará su canto,
ni la iguana sigilosa
se comerá los gusanos,
porque el hombre con su sierra
la vida hoy te ha quitado,
más yo lo siento arbolito,
porque a tus flores extraño,
la fragancia que dejabas
cuando pasaba a tu lado,
y la sombra que nos dabas
en días asoleados.
Hoy te recuerdo caoba
de verte por tantos años,
¡y que una mano asesina
con tu vida haya acabado!
Lo siento caoba, amiga,
el que no pude evitarlo
a pesar que reclamé
lo que te hizo ese insensato.
Tu tronco que ya está muerto
van comenzando a extrañarlo
las hormigas y los grillos
que en él iban anidando.
Caoba descansa en paz,
tu cielo ya está ganado.

Qué triste ha de ser morirse

(Romance)

Qué triste ha de ser morirse

cuando se está en cuarentena,

un adiós tan sin sentido,

la soledad del que queda.

La tristeza del que muere

en medio de la pandemia,

con el dolor en el alma

al ver que alivio no llega.

Un adiós definitivo

como si estás en la guerra,

cuando pierdes a los tuyos

aunque no valga la pena.

El mundo se ha vuelto loco,

la gente llora y se queja,

se encierran en sus hogares,

puertas y ventanas cierran.

Se oyen noticias terribles,

no se sabe si son ciertas,

el mundo gime asustado,

se esconden mientras que tiemblan.

¡La comida que se acaba!

grita alguno en las afueras

¡Qué ya no habrá medicinas!

¿Me dejarán que me muera?

La noche cae inclemente

sobre unas tibias arenas,

parecen todos dormidos

más la muerte se los lleva.

El mundo ha quedado solo,

se ha despoblado la tierra.

¡Quién iba a pensar morirse

cuando empezó la pandemia!

Sobre la autora

*fuente de la imagen: https://pxhere.com/es

Deja una respuesta