«Un escritor no es universal por sus temas. Todo escritor es universal si acierta a iluminar aunque sea un sector pequeño de la vida, de la sensibilidad, del sentimiento del hombre. Para ser universal es menester, en primer término, la claridad. La claridad en el lenguaje, la lucidez en la exposición, la intensidad en el propósito. El maestro Don Rómulo Gallegos concibió su escritura en esas dimensiones: claridad, lucidez, intensidad. Retomó toda la tradición de la literatura venezolana, para renovarla, reordenarla, crear con ella una nueva visión y una nueva manera de belleza escrita. Sus fabulaciones surgen de modo espontáneo porque están en la cultura venezolana, en el modo de ser del pueblo, en la historia viva. Tocó las esencias de ese pueblo» (Guillermo Morón, prólogo).

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