Carmen Virginia Carrillo
Los poetas de la llamada generación del 18 son los primeros en cuestionar la tradición literaria del modernismo latinoamericano en Venezuela; años más tarde Antonio Arráiz publica Áspero (1924), abriendo, con este poemario, un nuevo horizonte en la lírica nacional; los textos de Arráiz proponen una ruptura con los patrones idealizantes que caracterizaban la poesía del momento. La nueva escritura de Arráiz encuentra, en los jóvenes escritores del 28, receptores entusiastas, para quienes las nociones de vanguardia, ya tenían cierta resonancia.
Nuestros poetas comienzan a experimentar el verso libre y las metáforas de corte vanguardista aparecen en sus obras iniciando, de esta manera, el período de transición que se concretará en la producción poética de los poetas de Viernes.
El grupo Viernes nace el año de 1936, integrado por escritores de edades diversas; no conformaron un grupo generacional uniforme, fue, más que todo, un punto de llegada, un punto de confluencias donde convergieron varias tendencias o expresiones líricas, representadas, por diversas promociones y grupos precedentes (MEDINA, 1980: 120).
Sus fundadores, Ángel Miguel Queremel, Luis Fernando Álvarez, José Ramón Heredia, Pablo Rojas Guardia, Rafael Olivares Figueroa, Pascual Venegas Filardo, Oscar Rojas Jiménez, Otto D’Sola, José Miguel Ferrer, Rafael Olivares Figueroa, Fernando Cabrices y Vicente Gerbasi, no pertenecían a una corriente literaria específica, no obstante, el simbolismo, y particularmente el surrealismo fueron las predominantes, sin dejar de mencionar la influencia de las poéticas españolas, del nativismo y del creacionismo.
Algunos de sus miembros proporcionaron al grupo la enriquecedora experiencia de su contacto e intercambio cultural con la intelectualidad de otros países. Angel Miguel Queremel venía de España trayendo consigo las vivencias del ultraísmo. Pablo Rojas Guardia, Oscar Rojas Jiménez y Vicente Gerbasi residieron en México donde dieron a conocer sus primeras obras, José Ramón Heredia viaja a Europa y África en labor diplomática y difunde nuestra cultura en el exterior.
Corresponde a Viernes el mérito de haber proyectado, a nivel continental, la vanguardia poética venezolana y de divulgar en nuestro país las obras de los simbolistas, los surrealistas y de los poetas modernos de Latinoamérica. A través de sus órganos de difusión: la revista Viernes y la página Arte y Letras, del diario El Universal, dirigida por Venegas Filardo, se logró un enlace entre las tendencias europeas, las nuevas creaciones latinoamericanas y las obras de los poetas venezolanos que rompió el aislamiento de nuestras letras.
Los integrantes de Viernes entraron en contacto con los grupos Mandrágora y Caballo de Fuego, de Chile, y Piedra y Cielo de Bogotá, ya que sentían que sus concepciones estéticas eran afines. Su ideario poético era la modernidad, Sobrepasar el modernismo y el neo-modernismo y hacer una poesía nueva que estuviese de acuerdo con las exigencias estéticas de nuestro tiempo (BARCELO, 1986) eran, según palabras de Vicente Gerbasi, las principales metas de este movimiento.
La revista Viernes es el órgano de difusión del grupo. El primer número de Viernes aparece el 14 de mayo de 1939, estando a cargo de la secretaría y redacción de la misma Vicente Gerbasi. En este número aparece publicado el manifiesto del grupo escrito por Pablo Rojas Guardia, en el mismo se hace explícita la multiplicidad y apertura estilística que el grupo asume como estandarte:
Viernes es un grupo sin limitaciones. Y ésta —Viernes— una revista que expone poesía y que se expone. Aquí se encuentran y reencuentran las excelencias de dos generaciones. Porque cuando otros países insisten todavía en plantear el pleito de las generaciones, nosotros, que tenemos prisa en salir del atolladero, resolvemos el problema así: de una peña —Viernes— cordial, pero intrascendente, hicimos un grupo —Viernes— interventor de la cultura. Que se identifica con la ro-sa-de-los-vientos. Todas las direcciones. Todos los vuelos. Todas las formas. (ROJAS, 1973: 204-205)
Los veintidós números publicados ofrecen manifestaciones de todos los ámbitos de la cultura: artes plásticas, poesía, crítica y música. Allí encontraron cabida los intelectuales extranjeros, Eduardo Aguirre de Chile, Augusto Arias de Ecuador, Vicente Barbieri, León Benarós y J. G. Blanco Villalta de Argentina, Domingo Casanovas de España, Vicente Huidobro de Chile, Jorge Rojas de Colombia, Carlos María Vallejos de Uruguay, Luis Fabio Xammar de Perú, entre otros; algunos de ellos participaban en las tertulias literarias que el grupo realizaba los días viernes.
A pesar de que sus miembros no lograron establecer una unidad de estilo, Viernes produjo aquella identidad en los propósitos que sirvieron para agitar el ambiente literario de la época y discernir un destino creador más ambicioso al núcleo de hombres de letras y artistas que prestaron su fervor a la aventura (MEDINA, 1980, 125).
Con Viernes se introduce lo onírico y lo inconsciente en la poesía venezolana y el lenguaje adquiere gran flexibilidad. Sin abandonar los temas nacionales, la mayoría de sus integrantes logran estructurar un discurso poético rico en imágenes novedosas y de gran consistencia lírica.
José Ramón Heredia, junto a Luis Fernando Álvarez y Angel Miguel Queremel, definen, a partir de su experiencia en Viernes, un estilo poético de marcadas tendencias surrealistas, renovando su anterior poesía. Orientando sus obras hacia las nuevas tendencias, elaboran un nuevo lenguaje rico en visiones oníricas y asociaciones que desbordan el referente y amplían el discurso lírico hacia horizontes desconocidos por el discurso poético de la época.
Viernes fue el movimiento literario venezolano que marcó una pauta definitoria en nuestra literatura, y que materializó, en forma concreta y consecuente, las inquietudes y los intentos de las generaciones precedentes. Por esa pica abierta, se lanzarán años después, los poetas de las últimas generaciones, hacia una subversión más resuelta del lenguaje y una liberación de la irracionalidad (LISCANO, 1973: 208).
Los integrantes de Viernes, guiados por una ferviente vocación universalista, buscan ponerse al día con los nuevos lenguajes que en Europa y algunos países de Latinoamérica estaban revolucionando el mundo artístico, de esta inquietud nace su intención vanguardista. No obstante, si se toma en cuenta que la noción de vanguardia nace en el viejo continente como una necesidad de ruptura con la tradición, como una crítica a la sociedad y a las concepciones que del arte se tenía para la época, se percibe en los integrantes de Viernes cierta carencia de la actitud combativa. El discurso vanguardista aparece en los poetas viernistas más como una herencia que como una actitud radical de ruptura y choque con las instituciones artísticas y sociales de la época.
Será necesario que la situación del país tome nuevos rumbos, para que un movimiento literario asuma una verdadera y compulsiva actitud de rechazo frente a los valores establecidos y rompa definitivamente, a través sus obras y acciones, con la cultura dominante en Venezuela. Los grupos Sardio y El Techo de la Ballena en la década de los sesenta son los encargados de establecer esta ruptura. Lo antes dicho no pretende disminuir los méritos de Viernes, a los que ya se ha hecho mención, sino deslindar los matices que las manifestaciones vanguardistas asumen en Venezuela.
Las propuestas de los ismos europeos, inclusive las del creacionismo en Chile, son producto de la actitud vital que sus integrantes asumen frente a la visión del mundo racionalista de la cultura occidental que ellos rechazan y desean transformar. Para Octavio Paz, lo que distingue a los movimientos de vanguardia es la violencia de las actitudes y los programas, el radicalismo de las obras. La vanguardia es una exasperación y una exageración de las tendencias que la precedieron. La violencia y el extremismo enfrentan rápidamente al artista con los límites del arte o de su talento (PAZ, 1974:159).
Las propuestas de Viernes, como se explicó anteriormente, nacen del deseo de sus integrantes de entrar en consonancia con el nuevo giro que el arte ha dado en el mundo. Ellos se convierten en el receptáculo de los acontecimientos y buscan, a partir de las nociones recién establecidas, crear un discurso poético cónsono con las innovaciones, que a la vez refleje su experiencia personal y su postura ante los acontecimientos que sacuden al mundo, sin que ello los impulse hacia una actitud violenta ni extremista.
Estas reflexiones nos permiten hablar de Viernes como un grupo poético de marcadas influencias vanguardistas que incorpora y actualiza nuestra literatura con respecto a las nuevas tendencias literarias de occidente, sin que exista en sus integrantes una actitud radical de ruptura con la realidad. La vanguardia de Viernes está en sus obras más que en sus acciones, su coherencia está demarcada por el afán de novedad artística y su ansia de confraternidad intelectual.
