literatura venezolana

de hoy y de siempre

Teresa (selección)

Sep 18, 2025

Armando José Sequera

HABLAR GARABATOS

Una noche, mientras cenábamos, sonó el teléfono y Teresa abandonó precipitadamente la mesa para contestarlo.

En esos días, tenía la fiebre de hablar por teléfono y, cada vez que éste repicaba, dejaba de hacer lo que fuera y corría a atenderlo.

Esa vez quien llamó fue Yasunari, un amigo japonés de papá que no hablaba español y quería avisarle de su próxima venida al país.

Pero como Teresa no entendió lo que dijo, colgó rapidito y regresó confundida a la mesa.

–¿Quién era? –le preguntó mamá.

–No sé –contestó Teresa–, era un señor que hablaba garabatos.

***

YO NO VENDO A MIS HERMANOS

Cada vez que nos visita la señorita Leticia, nos lee una o dos historias de La Biblia.

Después nos pregunta qué nos han parecido, qué hubiéramos hecho nosotros en situaciones como las que nos ha contado y muchas más cosas que hacen que no nos gusten sus cuentos.

Un día en que nuestra prima Sofía estaba en casa, llegó la señorita Leticia y, antes de que pudiéramos escapar, nos contó la historia de José y sus hermanos y de cómo ellos lo vendieron y le hicieron creer al papá que un animal se lo había comido.

Cuando terminó, se nos quedó mirando y preguntó:

–¿Alguno de ustedes sería capaz de vender a su hermano?

–A mis hermanos no, pero a mi prima sí –contestó Teresa señalando a Sofía, con quien había discutido por una muñeca poco antes de que la señorita Leticia nos contara el cuento.

***

DOLOR DE IDEAS

Teresa tuvo un dolor de cabeza tan fuerte que no se le quitó con una pastilla que le dio mamá y por eso, tan pronto llegó papá del trabajo, la llevamos al médico.

–Dime, niña –le preguntó el doctor–, exactamente, ¿dónde te duele?

–En la cabeza.

–Lo sé –dijo el médico–, pero, ¿en qué parte de la cabeza?

–Aquí –respondió Teresa, señalándose las sienes con las dos manos–, donde viven las ideas.

***

¡QUÉ BUENO QUE ME LLAMASTE “TERESA”!

Un jueves de hace tres o cuatro meses salí temprano de clases porque no fue el profesor de matemáticas y, cuando llegué a casa, mamá me pidió que la acompañara al kínder, a buscar a Teresa.

–¡Mamá! –dijo ella muy contenta, al vernos llegar–. ¡Qué bueno que me llamaste “Teresa”!

–¿Por qué, hija?

–¡Porque así me llaman todos en el kínder!

***

PARA QUÉ SIRVE LA BATUTA

Un domingo de hace tiempo fuimos por primera vez a un concierto de la Orquesta Sinfónica y, aparte de asombrarnos lo enorme que era el teatro, nos sorprendió la cantidad de músicos que había en el escenario y los ruidos que hacían afinando los instrumentos.

Cuando menos lo esperábamos, apagaron las luces, y como ni mis hermanos ni yo estábamos sentados en ese momento, al tratar de regresar a nuestros asientos en la oscuridad nos tropezamos y discutimos, hasta que papá nos ordenó quedarnos quietos. Eso sí, en el momento en que empezó el concierto, nuestros ojos y nuestros oídos dejaron de pertenecernos.

–¿Por qué el director usa un palito para dirigir? –preguntó Luis entre una canción y otra–. Podría hacerlo con las manos.

–¡Cónchale! –dijo Teresa–. ¿Tú no te das cuenta que lo usa para revolver los sonidos?

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