Burka I
Qué tanto temen
a un trozo de tela
como si el problema fuera
el trozo de tela.
Nosotras tenemos la nuestra
se llama silencio
embudo
se llama templanza
(cuidado con la templanza).
Se llama
sabotaje
sacrificio.
Y miedo.
Burka.
***
Alumbramiento
Ahora
cuando te has ido
es que al fin
me perteneces.
***
Diafragma
Nadie sabe con certeza dónde queda el orificio
la vena, el conducto, el pozo turbio.
Para mirarme en esta historia
debo hundir un dedo
o varios
en la carne rosa,
debo hurgar en las costillas
mirar cómo se arquean
y muestran sus bordes navaja.
Son dos las costillas flotantes.
Respiro electroshock,
operación astral
y vuelven a su lugar.
Para mirarme en esta historia me encomiendo a un gato
si es que tienen corte
y puedo encenderles vela.
Tal vez es el hígado, en la punta de mis dedos.
Si subo, en línea vertical,
llego a un domo
al paraguas
que protege
lo que siento que sentí.
El diafragma, me dijeron una vez
es el único músculo
que se inserta en sí mismo.
Una sombrilla extendida a la tormenta
separa la humedad, la antigua sangre
de los huesos que crujen
cada vez que sonríes
o intentas abrazar.
Un puño apenas, una herida
y se abre.
Te expulsa la membrana como si fueses lluvia,
salen los recuerdos catapulta
como gotas sin mojar.
Me sirve de balance
sobre la cuerda floja
este paraguas.
Músculo curioso y fuerte
entre corazón y estómago
no pide nada para comenzar o terminar.
Se inserta en sí.
***
En dos
Partir es siempre partirse en dos.
Cristina Peri Rossi
Partir a tiempo.
Ya no quiero este suelo.
Partir el tiempo partir el mapa.
Partir con tiempo partir con mapa.
No importa hacia dónde.
Quiero partir
a pie.
***
Maite
Hay algo perverso
malditas células malditas
me comen
me dañan.
Hay algo perverso
en mí.
Me atraviesan la memoria.
Dices guanábana
rompes calendarios
hablas del mundo
me lees la prensa
dices masaje
manicurista
fibra.
Tratamientos que no curan
pero distraen.
Eres
la que hice mujer
a fuerza de cafés y mesa redonda
a fuerza de palabras
y mirada incisiva.
Te defendí.
Ahora te dejo
para morir.
***
En el duelo
Sombras largas
vigilantes
como brochas en la brisa
una rama sobresale
sin hojas.
No sé por qué elegí las escaleras
para retardar mi llegada
desplazarme en vertical un poco más
alargar la línea tensa del tiempo
me pregunto por qué.
Para acelerar el pecho y prepararme
no sé por qué elegí las escaleras.
Piso tres
siempre me pregunto dónde es que nacen los bebés
y de nuevo lo hice.
Piso cuatro. Pasillo gris. Sin bebés.
Me engulle un pasillo a la hora inconveniente
las visitas ya se fueron y aquí estamos
medio fallecidos
fallidos
traspasamos en silencio la puerta inquieta que chilla
despertamos sin querer a los enfermos, que temen
en nuestros gestos y susurros
en la eterna luz gris de neón
lo peor. La muerte es de todos.
Sentada en el duelo soy la mala noticia
la página, doblada en una esquina,
que nadie quiere leer.
Afuera un árbol
ramas desnudas pintando la noche
dibujando la periferia
que inauguras.