Origen
Tierra el olvido
húmeda
memoria fugitiva
redime la flor
hambriento tuétano
abraza el regreso
Plegaria de olvido
tu raíz lumbre
En mis huesos de niña
madre ven a renacer.
***
Lar
La casa balbucea
días sin nombre
Ceñida por manos de ceniza
al sol implora
en el absurdo reino
Ser amparo
del ausente
madriguera de su rostro de viento
Íntima lejanía.
***
Intento lo sagrado
un templo lleno de cicatrices
nombra tu sombra
afuera sangra
La ciudad ruge en mis huesos
persigo el olvido
piadoso se aferra
entrega la estirpe
Obscurece.
***
Tu olvido
sin manos
impúdico fulgor
***
Una estrella muerta
balbuceo indómito
penitente incandescencia.
***
Arenas del Sahara
A María Gabriela Rosas
Olvidada lengua del desierto
dialecto del céfiro
sopla
la ingravidez del miedo
sobre el corcel
la herencia esparcida
muere
la niña
miel del Sahara
sobre un caballo tinto
cabalga
Repite la ceremonia del lastre
curva del cielo sujeta al deseo
-quebranto del animal-
el cuerpo
en la fosa de la sierpe
pequeña gema besada por la arena
Derrota del amor tantas veces repetida
***
Paria mantis
He llegado al puerto donde desembarcan los parias.
He mirado mis manos sin huellas
Me he buscado en los ojos de los otros
No me encuentro
Me sé invisible
Soy un desprendimiento
Un pedazo roto del mapa
Vencida
renuncio al no lugar
Me consagro
Heredera del vacío
En orfandad de certezas
Soy expulsada del viento
***
Volutas de humo
Atraviesa muslos ignotos
-entresijos de un alfabeto –
al final solo un canto de ventisca.
La mano que doma es otra
nervadura del cuerpo virgen
al prodigio abrasador acoge.
El ardor
procura raptos de cúrcuma
y benjui
dulces los labios
se posan
caracoles de humo
en tercas aguas
boca ígnea
el
animal hablante
devora.
Melancólico brillo
en tus ojos
aspira
el vicio esparce
la lengua erecta
se contorsiona.
Intimo cilindro
Vegetal.
Habáname
***
Ceñida por manos de ceniza
desnuda mi casa
insiste.
Días sin nombre
en reino extraño
mi casa desnuda
sin dones
ni puertas
piel de sol.
Implora.