Mi cosmos es cóncavo
en afán de esconderme en las cicatrices
si viene sin terciopelo mi velludo musgo
y gime al treceavo día.
Mi cosmos es lunación
de lo breve del abrazo
en infinitos fervores
alrededor de mi cintura.
Mi cosmos es cuerpo
que se ha vuelto beso amanecido sobre besos
con esencias de amaranto, el carmesí
con libertinos en mis trece lunas.
Mi cosmos es enramada
liada a las vasijas de ungüentos
que se volvieron mudas
en el intento de balbucear poemas.
Mi cosmos es fiebre
que bruñe de añil el solitario árbol
y da calor a los hilos de seda
que mojan los frutos cuando llueve.
***
Mi cosmos es grito
cuando mis palabras hacen lazo con las tuyas
y las reescribo en el contorno de tus ojos.
Mi cosmos es lágrima
que moja la noria de tu habitáculo erecto
e inunda de mixturas y de brebajes
tu boca que se ha vuelto ociosa.
Mi cosmos es caos
cuando hierves sobre mis alas de aceituna
que desde tu dosel cohabitan
en temor a mis temblores.
Mi cosmos es garza mora
que sobrevuela nuestros ángulos nocturnos
y aparenta una reyerta
sobre los cuerpos desnudos.
***
Alineados
detrás de los rijosos
en ayuno
todos han muerto
sin combates.
El enemigo no termina de irse
busca
trepa
hiedra
sus bocas felices.
***
Hace horas intento encontrar el azar de aromas
aparecen mares
en un albur.
Hace minutos miro por entre los verdes de los árboles
brota el peligro
de un hombre que no besa.
Hace segundos se oyen los ecos del no puedo,
las frases cortas
se volvieron incertidumbres.
Hace unas calles atrás libra la oscuridad,
lo borroso finge en madrugadas
ser eterno.
Hace días se desordenaron los infiernos,
quedaron vacíos los techos del cielo
sin lloviznas
ni aguaceros.
Hace una distancia que recorro el estar allí,
y detrás de esa anchura
renace otra.