literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de Lázaro Álvarez

DONES

Los días ásperos
iluminan otros dones.
Vive la soledad
alrededor de la herida
como una amiga cerca del lecho del enfermo.
En sus ventanas
se hace claro un morir
mientras crecemos
en un invierno íntimo

***

RESTO DE LLUVIA

Disiento como tú sobre las superficies:
un pedazo de hierba
reseca
en el estacionamiento
que retiene lujos de llovizna reciente.
Resistimos así,
resto de lluvia,
agua que disminuye,
donde se quiebra
todo reflejo que nos toca

***

VIGILIA

La luna arde sobre los pastizales:
la vigilia del insomne
sueña y espera
al imposible día.

***

NOS ABANDONA LA LUZ

Nos abandona la luz
que muere y deja atrás
inacabados órdenes, ruidos débiles
de la ciudad. Pareciera
no quedar nada.
Tibiezas moribundas.
Hálitos,
pequeñas inquietudes
a las que no podrá marcárseles camino.
Afuera hay decepciones,
ausencias, nada.
Todo esplendor
no es más que reflejos en las azoteas.
Y el viento
lo único que habla

***

LA NOCHE INCOMPLETA

No hay ni un alma que repare en ti.
No cesa el ruido interminable de las ruedas
en las calles mojadas.
La luz irreal revive en el filo de las latas.
Instantes de silencio,
de un alejamiento repentino sin consumarse.
Fugaces huecos de la noche incompleta.
Ruidos indescifrables.
Chirridos breves, cornetazos
y zumbidos nocturnos.
Pero todo es anónimo
y no hay nadie que te fije.
Ni un alma.

***

CUERPOS

Fuimos el más oscuro de los diálogos.
Nuestros cuerpos asustados
parecen abiertas grutas,
paisajes inclinados
en el fuerte encallamiento
que vuelve a unirnos.
Permanecemos
en el olor desconocido de la dicha.
Presencias confiadas nuevamente
para la tierra
o para quien nos dejó esta fe difícil

***

MIRANDO EL PATIO

La vieja empalizada lleva años
rozando el suelo con sus púas.
Como una anciana,
inclinada en el día
por ella pasan perros, veranos,
viento de lluvia,
los niños saltan de la casa a la calle
y crece un monde fresco
donde nunca pisamos.
Reventada en sus palos,
recostada y mirando siempre al cielo,
es una señal que ya no vale
pero que no termina de caerse.
En las noches cuando regreso tarde
también yo salto al patio sobre ella
y pienso un rato
en la casa que estamos siempre
haciendo.
Y agradezco, entonces,
por lo que tengo todavía,
por las marcas que dejaron los días,
por el viento libre que puede entrar a veces
y por el cielo abierto que en las noches
todavía se puede respirar
desde este patio.

***

POESÍA

Aquí es
siempre de noche.
Alrededor
de estas palabras.

Nombramos cada cosa,
la besamos,
para reconocerla
o abrazarnos a ella.

No hay por qué abrir tanto los ojos
para ver si es sueño
ni para despertar
un poco más.

Y no para iluminar
a nuestras manos,
sino por calentarnos,
nos acercamos
al silencioso fuego.

Solo por calentarnos.

Bajo la vasta noche
donde se dobla la sombra de las cosas
y en cuyos bordes
nuestra memoria
parece que alborea.

***

YA ES DE NOCHE Y LLUEVE

Un día no es nada:

el tiempo justo de volverse uno mismo.

Y sobreviene la noche

Petronio

Ramas chirriando sus alturas,

hojas que recién despiertan de la lluvia

como todas las cosas al amanecer.

Frutas robadas al deslumbramiento,

agua de luna diurna

donde beben las vacas.

Azulejos cruzando,

y pasto duro que el día 

incendia,

y rápido devora.

Últimos gritos de la garza que cruza 

la oscuridad del cielo.

Así la infancia iluminada.

Así la vida

que se consume rápido.

Y ya es de noche y llueve todavía. 

Y lejos, muy lejos

vuelve a nacer el día.

***

INSUMISIONES

Porque escribí no estuve en casa del verdugo

Enrique Lihn

Porque hice tres versos

me gané el beso de una muchacha sobria.

Me retrasé y no fui a los actos de la Soberbia.

Fascinado por ocultos animales

Me retiré en el parque y no escuché 

el discurso de la bellaquería

y sus brillantes baratijas.

Por merodear,

con un vino distinto,

cerca de los precipicios

y de la torre herida por el rayo.

No bebí ni canté 

la canción de moda con la parroquia.

Ni escuché el discurso de los héroes

en la mesa de la difamación.

Por vivir a destiempo

con un pulmón de humo.

Por apartarme,

Por no saber cómo evitar

mirar hacia arriba o hacia atrás.

Y por mi amotinado corazón

que me distrajo.

***

RECUERDO DEL RELÁMPAGO

Dones de la violencia:

Dormir o despertar.

Caer y recobrarse

Y otra vez recobrarse.

Luz y lluvia de los aburrimientos.

Reinos diminutos

Sentidos a cabezadas.

Dulce violencia

De la frente contra el abismo.

Tormenta suave que no se apaga

En la boca despierta.

Sombra que nos rescata

Desconocidos

Como amargo sabor.

Pero nada sucede.

Recuerdo del relámpago.

Rayo que aniquila

Lo que más ama.

Nada aparece.

Truenos del sueño.

Ráfagas de dudas.

Ni adelante ni atrás:

El cazador hundido 

En una charca del amanecer.

Ni dormir 

Ni despertar.

 ***

LA DEUDA PERMANENTE

Desayunamos la palabra cruda del amanecer.

Descalzos y recién dormidos,

El deseo insatisfecho sube como calor hacia la noche,

El deseo cumplido cae como llovizna en nuestro sueño.

En la noche del miedo,

El peligro truena

En las piedras oscuras.

Algo quedará de todo eso.

Se suma inútilmente oscuridad a la noche.

Y no hay ganancias:

Algo quedará como una deuda de todo eso.

Nada hemos reflexionado

Sobre el origen de las palabras que besamos.

Huérfano,

resuena solo el trueno 

Que apenas recordamos. 

***

NEBLINA

Mientras se borra

la lluvia silenciosa

cavila sobre el mundo.

Un largo, largo rato.

Bajo el oscuro techo

dos inquietas palomas 

esperan otro tiempo,

atentas al rumor inminente

de familias lejanas.

Que miran abismadas

la ventana empañada

en que se borran.

Sobre el autor

Textos publicados originalmente en: vomiteunconejito.wordpress.com y www.casapais.org

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