Dancing Stadium Bar
a la familia Pérez Sánchez
En la mediagua el día de los días
traerá al solar sus almendrones
Sobre el friso del tiempo colgada vieja estampa
de muertos que sonríen
Cementerio donde festejan
Mesoneros doblando parabanes de aires
Músicos procurando trompetas y sordinas
Hombres y mujeres dormidos al son de un Fox
dejan caer bostezos sobre el bosque
Dancing Stadium Bar Bahareque
Los cotejos retozan alegrías de espejos
Bar que recorre la lengua
como luna menguada asomada en El Morro
Fuiste la ciudad en un baile de máscaras
Y en las ceremonias manteles y vajillas de los Pérez
El Dancing o la juerga de los vermouth danzantes
Y el vino con toda su alegría cristales de Bohemia
En el Stadium Bar se asomó el Siglo XX
Con su cuchillería de verduras y aves
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Chaguaramas
a Ramón Belisario
La vacada pasea la carretera negra
y en las calles del pueblo la bosta perfuma
un canto lejano en el ordeño
En la plaza los locos reposan sus ideas
y las gallinas se sacuden la tierra
debajo de las trojas
Un recuerdo de aguas caídas
se vislumbra en el cuadro Belisario
Y el ron con su hechizo
rompe la palabra que afila su cuchillo
en un contrapunteo de fogatas.
Allá están las palmeras
batiendo sus pencas guacharacas
En Chaguaramas las casas se estiran
Como un bostezo sobre sus adobes
y las cabras lamen el orín de perros callejeros
Esta tierra dejó arena y viento
Un campo verde de color ladrillo
espiga el Sorgo madurado al sol
La tonada nos acerca al aroma
Sabor de fogones en las madrugadas
del café
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Pola
a Petra Aurora Malpica de Arocha
Tu nombre está en el campo de ciruelas
vistiéndose el domingo con aires de campanas
Un recuerdo de madrigales traen los pájaros
estacionados en los árboles del patio
La vida corre por la piel su gran silencio
Y en tu vientre lustral anidaron gorriones
Egilda permanece en el trono de tu voz
espantando gallos que espuelean fantasmas
de historias familiares
Tu nombre al repetirse como un eco
nos entrega el olor de las guayabas
cultivadas por Lino en la luz de los campos
Todo tu nombre pervive en la memoria
de viejas empalizadas y casa encaladas
El mismo paisaje que te entregó el amor
con el vuelo de abejas invernales.
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Nagasaki
a Gustavo Contreras
Agosto es un hongo alado y resurrecto
Nagasaki la hora japonesa en su reloj de sol
Hablo en pasado en presente tardío
Veo la historia un filme y el resplandor trasciende
desde la lengua un sabor agridulce
Nagasaki el resplandor devanó tu nobleza
No eres el mismo puerto ni tus peces….
Todo está envenenado
Ese mar rojo verde gris azulado
Desemboca en el mar de los muertos
y se torna cementerio orbitante
La boca que en ese instante besó
Quedó partida como una pomarrosa
Y las estaciones en el reloj de sol
Fueron desalojadas por el tiempo
Nagasaki los salmones no volverán
sobre los estantes de madera
Veremos revolotear gaviotas
como un canto de despedida a la arrasada ciudad
El hombre no existirá
La risa jadeante sepultura de este espacio
Convertida en incendio
Visión del universo en el año dos mil
La piel cayó desde sus huesos
al vértice del hongo luna de agosto
Y todas las rosas dejaron sus pétalos
a la resaca de una lluvia de muerte
Murió el Amor Nagasaki el Amor
Toda aquella hecatombe calculada
desde las nubes del crepúsculo anterior
Un círculo de cenizas emigró con los pájaros
hasta la rendición
Fue la advertencia para millones de seres
desencajados del Planeta Tierra.
En un solo momento desde un botón aéreo
-Así como quien deja caer una rosa en el jardín vecino-
las pagodas quedaron solas mudas acribilladas
Los parques los jardines en flor la nieve
Fue el asombro proscrito por el crimen
el que llegó a dudar que en un instante
se diera tantas muertes
Sepultados quedaron tus días Nagasaki
Refugio de cristianos
Sepultadas las horas de arqueros a caballos
Ahora vuelan las máquinas
de las Mil y Una Noches en salones de juegos otoñales
es la advertencia del poder destructivo
Una hilera de cruces hiere la mirada del hombre
Es la advertencia Nagasaki
de esta gran podredumbre Aro de fuego
que estallará sus ácidos sobre el propio
corazón de Occidente
***
Cantabile
a Milagros Font
Peino el cabello de la reina de Java
sobre la cama del reservado en la calle Maitín
Ha venido de muy lejos
con sus ojos de oso mielero
Estaba acostumbrada al Monzón
que bate las palmeras
su nombre una cacofonía
entre altos cocoteros y conchas marinas
Para soñarla
el sol buscó su cuerpo entre los juncos
La lluvia acarició su piel -vuelo de pájaro-
picoteando sus senos y sus labios
Era como un temblor en la malaria
Hablamos sobre las plumas de avestruz
que taparon su desnudez en un dancing del Sur
La cama es blanda como un pozo de nubes
y su cuello gime un canto en el bambú a lo desconocido
Me atraen las mujeres
que tienen nombres de continentes
de naciones de países de ciudades
Al poseerlas
la sangre como la lava rompe fronteras
y la carne se abre coloquial rosa del tiempo
***
En casa
para Haydeé
En casa
Los loros
viven sin prisa
Un girasol
doma formas antiguas
Una porción de masa
Un almendrón
Un beso sobre el pico
La ternura
refugiada en los ojos de Chang
lame el verano
En casa
los animales descansan
después de una noche
persiguiendo a la luna