literatura venezolana

de hoy y de siempre

Poemas de Felipe Tejera

NOCTURNO INDIANO

Suelta la lona a los vientos,
En una negra piragua
Surcando va por el agua
El indio Caonabó.

Y mientras la nívea espuma
Bajo la proa riela
Mirando la blanca estela
De su batel así habló:

Adiós, envidiada
Esposa del día,
Adiós, patria mía,
Que más no veré.
En ti se quedaron
La choza incendiada,
La madre adorada,
La virgen que amé.

En tanto ligera, surcaba en el agua,
La negra piragua,
Las olas rompiendo con sordo rumor:
Y el indio en la popa, tendida la vela,
Miraba la estela,
Cantando a los vientos su negro dolor.

Por siempre te quedan
Mis bellos palmares,
Los dulces cantares
Que alzaba mi voz.
Y el río que amaba,
Mis montes, mi cuna,
Mis cielos, mi luna,
Mi altar y mi Dios…

En tanto cual ave que rápida vuela,.
Redonda la vela,
La negra piragua cortaba la mar,
Y el sol en Ocaso su frente inclinaba,
Y el indio bogaba
Oyendo en la proa las olas bramar.

Llevad a mi patria,
Con roncos clamores,
Llevad, oh cóndores,
Mi triste cantar!
Decid cómo el indio
Por siempre reposa;
Los cielos, por Josa,
Por tumba, la mar.

Y mientras se hundía la negra piragua,
Surgiendo del agua
La luna en las sombras su faz levantó:
Los ecos, del indio la voz repitieron…
Las ondas gimieron…
Después… ya ni el indio, ni el eco se oyó.

***

EL CANTO DEL LLANERO

Sobre un brioso caballo
Como el torrente ligero,
A lo lejos un llanero,
Galopando atravesó;
Sofrena luego la brida
Y con gentil apostura,
A su tropa en la llanura
Así colérico habló:

« Al frente tendida
La fúlgida lanza,
En Dios la esperanza,
Venid a lidiar!

La voz de Bolívar .
Nos llama a la guerra;
Que tiemble la tierra
Al vernos pasar!

La trompa guerrera
Robusta sonando,
Clamó en San Fernando,
Llaneros! oíd!
Héroes de la Mata,
La tierra retumba;
Alzad de la tumba!
Al arma! salid!

Con bélico escape
Lanzad los bridones;
·Tendrán las legiones
Del fiero español
Por tumba la inmensa
Tendida sabana;
Qué gloria!. … Mañana
Proclámala, oh sol!

¿Qué importa que ostenten
Horrenda bravura?
Mejor! …. La llanura
Más sangre tendrá!
Tended la bandera,
La misma que un día
De eterna alegría
Triunfó en Boyacá.

¿Qué importa que rotos,
Saliendo de Achaguas,
Surcaran las aguas
En raudo bajel?
Si a nado en las ondas
De Apure altaneras,
Sus propias flecheras
Entramos ayer?

Salvad los torrentes,
Hended esas rampas;
¿ Quién puede en las pampas
Dictarnos la ley?
Son suyos los montes,
Suyo el Océano;
Mas sólo del llano
El llanero es rey

Un día pensaron
Romper su lindero:
Lució nuestro acero
Con brillo fatal;
¿ Qué fueron? …. el ·pasto
De perros y fieras!
Cuarenta banderas
Tenéis del Yagual!

Nosotros trepamos
También a los Andes:
También allí grandes
Nos vio el español.
Y el páramo yerto
Que al cóndor espanta,
Doblóse a la planta
Del hijo del Sol.

Traed, pues, tendida
La fúlgida lanza,
Y en Dios la esperanza
Venid a lidiar!
La voz de Bólívar
Nos llama a la guerra;
Que tiemble la tierra
Al vernos pasar!

Dijo así, ceñudo y fiero,
El hijo de la llanura,
Azuzando. con bravura,
Sus centauros a lidiar;
Y amenazando la tierra
Hacia Carabobo trota
Cual los torrentes que bota
El Orinoco a la mar.

***

LA POESíA

Rayo de blanca luz que el éter prende,
Nube que el almo sol recama de ·oro,
Faro distante que en la noche esplende,
Arca que encierra celestial tesoro;
Palma que airosa su penacho extiende,
Voz descendida del empíreo coro,
A la orilla del mar nítida espuma,
Gasa en el iris y en las aves pluma.

Ritmo fugaz de regalada Jira,
Blando aliento de tímida querella.
Música blanda que de amor suspira,
Beso que el alma pura da a la estrella.
De la noche en lo azul, astro que mira,
De la nave en el mar, límpida huella,
Preludio en el laúd, queja en el río,
Llanto en los ojos y en la flor rocío.

Filtro que apura el genio y no lo embriaga
Mundo que llena el alma y no la abate.
Llama que azota el cierzo y no la apaga,
Corazón que, aunque herido, siempre late;
Dulce memoria del Edén que aún vaga
De nuestra vida en el mortal combate
Ala de fuego que al Olimpo guía:
Tal, es, hija de Dios, la poesía.

***

PROBLEMA

Le encuentro tan maI; señora,
Tan grave, a mi ver, está,
Que si Dios no lo remedia,
Por viuda, os podéis contar.
Por tanto, fuera prudente…
-¿Prepararlo?
-Claro
-Ay!…
-El es hombre muy piadoso.
-Cristiano mejor no habrá.
Le hablaré, doctor, y al cura
Al punto enviaré a buscar.
-Esposo, no te impresiones;
Pero, como tú sabrás,
Hijos de la muerte somos,
Y aunque tú no estás hoy mal,
Vamos, que reconciliarte
Con Dios, muy bien te estará.
A ver ¿ qué dices? ·
-Pues digo
Que no me he de confesar!… .

Señor Cura, señor Cura!
Usted tal vez lo podrá
Convencer, pues no se quiere,
Señor Cura, confesar!
-Con todo, nunca debemos
Perder la esperanza.
-Ya!
Que logre usted confesarlo
Y que se salve!
-Ojalá! ….
-Vamos a ver, hijo mío,·
¿Qué tal te sientes?
-Muy mal!

La muerte, por fin, me llama,
Y voy, Padre, a morir ya.
-Y ¿ vas a morir, cristiano,
Sin tus culpas confesar?
-Yo confesarme pudiera;
Pero, éso, Padre, será
Después que vea a mi esposa:
Y, si después de yo hablar
Con mi esposa ella juzgare
Que me acoja al tribunal
De la penitencia. … al punto!
-Pues ella al punto vendrá.
-Esposo! ….
-Querida esposa! ….
-¿Por fin te confesarás?
-Bueno, después que me escuches,
Lo que debo hacer dirás.
Óyeme, pues.
-Ya te oigo.
-Muy ricos somos, verdad?
-Somos muy ricos, es cierto;
Bien lo sé.
-Mas no sabrás
Que esa riqueza es un fraude!
-Un fraude? Qué atrocidad!

-Un fraude: ¿ lo oíste?
-Esposo!
-Y para mi alma salvar,
Debo volverla a su dueño
Antes de morir… estás?
Ustedes a la miseria
Si yo me salvo, vendrán;
Y si me condeno…. Ustedes
Quedarán muy ricos ….
-Ah!. …
-¿Qué dices tú’: me confieso? ….
La esposa con torva faz
Dice al salir:-Señor Cura,
No se quiere confesar!

Sobre el autor

*Grabado: Piragua en el río Esequibo, Guyana, del siglo XIX. Edouard Riou

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