literatura venezolana

de hoy y de siempre

Laura Antillano

Por: Gabriel González

«Escribir estas páginas fue como un viaje que comenzó en el patio de mi casa de Maracaibo, con el viejo proyector de 16 mm, y un tigre atravesando la jungla en busca de su presa.» En Cuentos de película

Piense en el referente: Venezuela. Junte papel periódico y pegamento; escultura y molde para la máscara: siglos de historia, accidentes geográficos, clima, tono, malas y buenas noticias, y mucha cotidianidad, mucha vida íntima por contar —como diría Aurora Luque— con “máscaras usadas hacia dentro”.

Recuerde que cada película de papel maché será la “piel”. No se angustie, usted tiene vida sólo para ver apenas una delgada capa traslúcida. Si quiere saber más, busque la mano sabia de una titiritera. Un referente importante es Laura Antillano, a quien le acaban de conceder el Premio Nacional de Literatura.

Es sencillo, usted mira Venezuela a través de sus páginas como por un espejo y se encuentra a alguien que se parece a usted, que cuenta o escucha una historia (o varias) desde la ventana de la vida íntima. Redondo, fugaz, fragmentario. Capaz de leerse, como ocurre en una de las novelas más interesantes que se han escrito en estos tiempos: Solitaria solidaria (1990). Ese peliculón sepia/tecnicolor donde Zulay Montero, profesora de historia de la Universidad de Carabobo, por la década de los ochenta, se encuentra en una biblioteca con los diarios y cartas de Leonora Armundeloy, una damisela que vivió durante el guzmancismo, y que es completamente diferente a la mujer de su época, y sueña con ser del siglo XX —precisamente como quien la lee—: “para entonces Carabobo tendría una Universidad muy grande, que además dejaría ingresar a ella libremente mujeres, y podríamos hasta ser profesoras, ¿qué te parece?”

O como la hacedora. Porque Laura Antillano es profesora de la Universidad de Carabobo; además de novelista, ensayista y poeta (premiada por Migajas), promotora de lectura y de escritura, organizadora del Encuentro de Literatura Infantil y Juvenil; editora de la revista La letra voladora, radialista, guionista de cine y guiñolera desde el liceo.

Sus libros comenzaron a verse por 1969, con la antología de cuentos La bella época. Luis Alberto Crespo advirtió este libro —junto a Piedra de mar de Massiani como “punto de partida de una narrativa joven que centra su interés en la evocación de los días de la adolescencia; una narrativa que ocupa un tiempo específico: el que limita con la nostalgia y el asombro y está animado por la autenticidad”.

Es mucho lo que ha escrito desde entonces. Relatos de extraordinaria variedad como los de Un carro largo se llama tren. De humor como Cuentos de película. Dramáticos como La luna no es de pan-de-horno (con el que ganó por primera vez una mujer el Concurso de Cuentos de El Nacional, 1977), aquella carta escrita para la madre muerta y todavía cómplice “de alguna manera”. Retomada en la novela Perfume de mujer (1982), donde aparece la historia de tres generaciones de mujeres, con su mundo de “papel y caramelo”, construido con esa forma de contar en femenino, lúcida, íntima.

Antillano ha escrito ensayos esenciales. No debería faltar en las librerías los Apuntes sobre literatura para niños y jóvenes (1977), por sus útiles criterios pedagógicos. Es maravilloso su recorrido de la narrativa venezolana del siglo XX, que publicó el Celarg en El siglo xx venezolano: análisis y proyección histórica de una centuria. Tampoco deberían faltar sus novelas para jóvenes: la aventura de Diana en la tierra wayúu (1992), Emilio en busca del enmascarado de plata (2005) o Si tú me miras, en cuya presentación durante la Feria del Libro de Venezuela de 2010, cuando fue la autora homenajeada, Eloi Yagüe dijo esto que toca casi toda su obra: “escribe como cuando era adolescente, nunca ha perdido ni perderá la frescura, que es la base de una escritura que realmente se conecte y se comunique con el mundo infantil y adolescente”.

En Biblioteca

Ellas (parte I)

Ellas (parte II)

Solitaria solidaria

Diana en la tierra wayuu

Me haré de aire

Cuentos

La luna no es pan de horno

Con los ojos abiertos y Gol de contra-ataque para defensa vulnerable

Ensayo

Josefina Urdaneta: momentos hostiles en la narrativa de los 60

El personaje femenino en la narrativa actual latinoamericana

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