Por: Luis Alfredo Angulo Rivas
José Manuel Briceño Guerrero (Palmarito, 1929- Mérida, 2014), escritor, filósofo, narrador, ensayista, poeta, diarista y viajero, ejerció la docencia por más de cinco décadas con una ejemplaridad sólo reservada a los profesores, que por su vocación, sabiduría y pasión, trascienden la condición de la enseñanza, para convertirse en un maestro: aquel que, como señala el maestro George Steiner, entrega a las generaciones de alumnos un testimonio de sentido.
El maestro Briceño Guerrero, con sus clases y seminarios, conferencias, charlas y conversaciones, demostró que la labor del educador es una auténtica llamada que el maestro realiza a sus alumnos, en la que la enseñanza se trasmuta en una vocación, en una verdadera vocación, en una respuesta que responde a la citación con un “¿Por qué me llamas, qué quieres que haga?”.
José Manuel Briceño Guerrero despertó el don que poseían sus alumnos, sus discípulos, al colocar una obsesión en el camino de sus vidas: que pensaran por sí mismos, que ejercieran el criterio de la crítica y la libertad, y, sobre todo, la pasión por los libros, que tuvieran la decisión y la valentía de ir en la búsqueda del conocimiento y el placer contenidos en el pensamiento y el arte y la literatura.
José Manuel Briceño Guerrero publicó una treintena de obras de carácter filosófico, ensayístico, narrativo y poético, siendo reconocido como uno de los pensadores venezolanos más importantes del último medio siglo. La identificación americana con la Europa segunda, 1977; Discurso salvaje, 1980; y Europa y América en el pensar mantuano, 1981; constituyen una de las indagaciones más singulares para la comprensión de Venezuela y América Latina. Amor y terror de las palabras, 1987 y Anfisbena. Culebra ciega, 1992, son novelas que pertenecen a lo más memorable del género en el país; y Diario de Saorgue, 1996 y Dios es mi laberinto, 2013, forman parte de la escritura mayor del diario y del ensayo teológico y religioso venezolanos. Por su obra literaria mereció el Premio Nacional de Ensayo en 1981 y el Premio Nacional de Literatura en 1996.
José Manuel Briceño Guerrero con sus clases, sus seminarios, con su obra filosófica y literaria, con sus palabras, trató de representar(nos) el mundo. Como los filósofos y los novelistas y los poetas no se dirigió sólo a éstos, sino que su vida ejemplar de filósofo y escritor tuvo y tiene que ver con la perspectiva de una vida consciente de la vida.
Queda la lección del maestro y la obra del filósofo y el escritor.
Poesía
Ensayo
El Origen del lenguaje. Exploración mitológica del tema
Biblioteca
El laberinto de los tres minotauros
El pequeño arquitecto del Universo