literatura venezolana

de hoy y de siempre

«Jalados por los cabellos» de Roberto Molinares

Por: Joel Peñuela

Una vez tuve en mis manos Jalados por los cabellos pensé: «No faltará quien diga que este título está mal escrito» y me dispuse a devorar esta pequeña gran colección de relatos oníricos. Soy colombiano, caribe, vecino de la tierra de Gabo, para más señales, de un territorio cercano al de los ancestros de este prosista venezolano, por lo tanto, me resulta fácil disfrutar del aroma macondiano adherido a las letras surrealistas de cualquier escritor. Al leer a Molinares, personajes como los Melquiades del Nobel comparten ciertos rasgos con sus Matías; la Williams se amista con Remedios Moscote; las indecisiones de Amaranta parecen encontrarse con las del pirata Morgan, pero no se dejen llevar por estas apariencias, el autor traza su propio sendero sin caer en lo trillado; echa mano de un lenguaje sencillo pero directo; algunas veces su tono es reverente, aunque mezclado con una pizca de descaro dejada en suspenso, tal como un bikini en la playa, que permite apreciar la belleza, pero dejando la esencia  en entredicho, con tal de invitar al lector a proponer un final a la historia, donde ponga en juego su arbitrio e imaginación.

El libro es atrayente desde la portada. Inicialmente supuse que era su propio diseño, en la medida que este polifacético autor además de locutor, profesor universitario de Artes, escritor y karateca, es un hábil esgrimista del pincel; la maquetación deja constancia del profesionalismo de la Fundación Editorial El perro y la rana; como colección narrativa resalta lo micro en la extensión de los relatos. Sin quedar debiendo, Molinares es capaz de sintetizar la historia para acomodarla a las prisas contemporáneas, donde hay tanto qué leer y tan poco tiempo disponible, así que logró estructurar un libro servido a cuentagotas, como para quedar esperando las subsiguientes entregas del autor.

Sin expoliar la intriga he aquí una síntesis de lo que me encontré:

(i) Los atisbos reminiscentes de las experiencias del autor: Una larga carretera en medio de la nada, En la tienda, Purín, El globo amarillo, Teología, El zorro, A mil kilómetros de distancia, Guitarra envuelta en candela, El hombre justo que reza, Llueve dentro de la casa, Lucho con mi padre, Ante el tribunal y Las alas de la abuela.

(ii) A veces encontré a Molinares furtivo, detrás de una cortina, como para ver qué cara ponía al encontrarme con su texto: El vientre de los lagartijos, Vanessa Williams, Moisés, Omar, el radiotécnico loco, Catana o cimitarra, Técnica de vuelo y confusión.  

(iii) Otras ocasiones donde la psicodelia parece acosarlo de tal manera que decide compartírmela: ¿Acaso me pide en silencio que le ayude con su fardo?: Bebé, Bejucos, Tabuche, Pájaros en mi cocina, Ventisquero, Cornucopias, Un extraño ave de rapiña, Coquetona, Pupilas verticales y Visita a la galería.  

(iv) ¿Y qué decir cuando el autor sueña en lo etéreo y desde esa maraña persigue a las mentes inquietas? En espera de ser llamado, Joe compró un bastón para ciegos, Ojos de búho, Tuareg, Moneda mutante, Revelación, Disociaciones, Restos reciclados, Sirvo una bebida en tres vasos, Felinos, Kasandra y Remolino. 

(v) Incluso tiene tiempo para jugar con la historia de otros y formar la suya propia: Fantasma enamorado, Regalo de Emanuel, El mito de la caverna, Una piedra colorada, Matías y su extraña bicicleta, Ranking 15, Karen no estaba muerta y Seis jóvenes colgados de una malla,  

(vi) Y, aunque suene a lugar común, el escritor siempre llevará regurgitándole en sus entrañas una lucha social, tal como lo bosqueja en Malenco y Secuestro.

A la mañana siguiente después de terminar de leer el libro por primera vez, amanecí aletargado por una discusión filosófica que no recuerdo haber vivido despierto. Conté mi sueño a un amigo, un experto en el tema onírico, quien me dijo que la lectura de Jalados por los cabellos había generado la ignición de mi viaje extracorporal​. No sé si mi amigo tiene razón o no, pero lo que sí puedo aseverar es que su lectura fue un viaje a la imaginación. Después de acercarme a este autor concluyo que, si en Macondo o en este libro algún extraño suceso puede pasar, indefectiblemente, pasará, aunque después él se escabulle diciendo que fue solo eso: un sueño.

Riohacha, junio de 2023.

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